era tarde por la noche y auron aún seguía en el ayuntamiento. no había terminado ni la mitad de las cosas que lolito le había pedido y ya hace bastante que había comenzado a sentir todo el peso del trabajo sobre sus hombros. dió una mirada a los papeles pero su vista estaba borrosa por el sueño que lo inundaba, le dió un sorbo a su café, ya había bebido 11 sin contar a aquel. en todo ese rato, no había vuelto a pensar en lo de luzu, principalmente porque se obligó a terminar el papeleo del ayuntamiento para poder marcharse de allí lo antes posible. hace ya unos minutos, el resto de los trabajadores del ayuntamiento se habían marchado y la planta de arriba estaba completamente apagada y cerrada. uno de los oficiales al mando había bajado para entregarle una llave para que así pudiera cerrar cuando se marchara ya que estaría solo, si bien, un par de oficiales estarían resguardando la fachada externa del ayuntamiento, ninguno tenía permitido ingresar en la noche como medida preventiva.
su celular sonó e hizo retumbar su escritorio, al ver la pantalla vió el nombre de brett adan en la pantalla. contesto la llamada e inmediatamente seleccionó la opción de altavoz para así poder seguir trabajando.
— ¿si? —, pregunta auron repasando los papeles que tenía en sus manos.
— eh, señor auron...
— dime auron.
— auron... —, la voz temblorosa de brett parecía incluso con menos decisión que veces anteriores —. ¿dónde andas? he estado muy preocupado la verdad, temía que algo le pasara.
una sonrisa se reflejó inconscientemente en el rostro de auron al oír aquellas palabras salir de boca de brett y negó con la cabeza sin poder evitarlo.
— ¿tanto te importo, brett?
hubo un silencio en la otra línea que se alargó más de lo presupuestado, por su parte, auron ni siquiera necesitaba tener a brett enfrente para saber que cara tenía en ese momento, lo conocía tan bien que no hacía falta. se escuchó la respiración de brett con fuerza contra el micrófono antes de hablar.
— bueno, yo... —. traga saliva —. claro que sí, señ- auron.
— pues, siéndote sincero no estoy muy seguro de a que hora volveré —, admite pasando sus manos por su cabello con frustración y no mentía, tenía para bastante tiempo más, quizás hasta para toda la noche —. podrías venir a hacerme compañía.
aunque en parte lo decía bastante en broma, una parte en el interior suya se moría porque brett aceptara quedarse con él en el ayuntamiento, principalmente porque un poco de compañía no le haría mal, además podría ayudarle a mantenerse despierto porque sus párpados ya comenzaban a pesarle y de vez en cuanto se veía a sí mismo cabeceando mientras intentaba concentrarse.
— bien, voy para allá.
— te espero.
a los pocos minutos brett le llamó al celular nuevamente para avisarle que estaba fuera del ayuntamiento cosa que hizo que auron perdiera toda pizca de cansancio y subiera las escaleras de dos en dos hasta llegar al primer piso. los cristales de las ventanas dejaban entrar la luz de karmaland a las oficinas dando un aspecto frívolo y un poco tétrico, solo la luz de la escalera estaba encendida pero no iluminaba mucho en aquella planta. en cuando llego arriba vio a brett parado en el umbral de espaldas a la puerta, parecía estar contemplando el resto del pueblo y no lo juzgaba, casi nunca salía de casa. insertó la llave y la desbloqueó provocando un chirrido que atrajo la atención de brett que se volteó de inmediato dejando ver su rostro pálido.
— hola —, le saluda auron apoyándose en el marco de la puerta, brett le sonrió en forma de saludo —. ¿qué pasa? ¿qué estamos tímidos hoy?
— ¿qu...?
— ven, que te como todo el morro.
agarró la chaqueta de vestir negra de adan y lo atrajo hacia su cuerpo, brett era un poco más alto que él pero muchísimo más delgado así que no le costó demasiado empujarlo. sin soltarlo, le dio un corto beso en los labios. apartó su rostro unos céntrenos del suyo sólo para mirarle, sus ojos viajaron desde sus cejas hasta su barbilla donde depositó un suave beso. al volver su vista a los ojos de brett, no pudo evitar sonreí cosa que él también hizo.— entremos, que tengo mucho que hacer.