despertó sintiendo su espalda dolorida por la mala calidad del colchón donde había dormido, abrió los ojos con los rayos de luz molestándole por los barrotes. intentó estirarse pero su mano estaba atrapada, asustado, se volteó para ver en que se había trabado su mano pero rápidamente se relajó al ver que se había dormido con auron tendiéndole la mano por el espacio de dejaban los barrotes de la celda. auron estaba con su espalda apoyada en los barrotes, su cabeza ladeada hacia un lado y la mano que lo sujetaba pasaba por sobre su hombro y allí tenía apoyada su mejilla. no podía ver su rostro pero por su respiración sabía que estaba dormido.
— que tonto que es —, dice luzu sonriendo.
no podía creer que auron se quedara toda la noche junto a él durmiendo a fuera de prisión solo para hacerle compañía. nadie jamás había hecho algo así por él y que justamente la persona que le gustaba fuera quien hizo algo así le parecía tres veces más satisfactorio.
— ¡mano derecha! —, exclama la voz de lolito a lo lejos, luzu alzó la vista y le vió corriendo en su dirección.
aún en su sitio, auron se movió un poco antes de estirarse en su sitio y bostezar. sintió como apretó su mano con fuerza inconscientemente antes de darse cuenta que estaban todos de la mano, se volteó para verle y le regaló una sonrisa con los ojos achinados por la luz del sol y su mejilla con la marca de su mano por haber dormido sobre ella. rápidamente lolito llegó frente a ellos y lo primero que notó fueron las manos estrechadas, sin dudarlo, lolito dió un fuerte golpe en los barrotes con su bastón de hockey que envió una fuerte onda provocando que luz saliera disparada hasta el final de la celda.
— ¡eh, aléjate de él, hostia! —, exclama lolito amenazandole con el bastón —. ¡auron, que te me has escapado! ¿dónde andabas? estábamos muy preocupados.
— solo debías pedirlo —, farfulla luzu entre dientes sobándose la nuca al tiempo que caminaba hacia ellos.
— ¡¿eh?! —, exclama lolito al percatarse del estado en el que se encontraba auron, se giró para ver a luzu logrando q se detuviera en mitad de camino hacia las borrares, juraba que los ojos de lolito estaban inyectados en sangre —. ¡¿qué cojones le has hecho, psicopata?! ¡que te mato! ¡voy a entrar y te voy a matar, eh!
rápidamente, auron se levantó del suelo y se interpuso entre lolito y luzu para que no pudiera verle, intentó calmarle pero estaba muy nervioso y no dejaba de amenazarle con el bastón de hockey.
— hombre, calma, no tenemos porqué ponernos nerviosos —, intenta calmarle auron apoyando sus manos sobre sus hombros —. luzu me ha salvado.
le observó por sobre el hombro de auron intentando ver a luzu y asegurarse que aquella versión era cierta, en cuanto sus ojos verdes se posaron sobre los de luzu, este le hizo una mueca de burla logrando que lolito le volviera a golpear con el bastón y nuevamente se estampó contra la pared de la prisión.
— ¡tienes que dejar de hacer eso, puto loco! —, exclama luzu apoyando su mano en su nuca nuevamente sintiendo como ya un morado empezaba a aparecer en su cabeza.
— ¿no me mientes, mano derecha? —, le pregunta lolito observándole con sus ojos verdes, auron suspiró. no podía mentirle a lolito.
— yo puse las minas donde willy y las exploté —, admite bajando la cabeza avergonzado —. luzu me encontró después desmayado y me llevó a su casa, por eso las vendas y la ropa otaku que me ha puesto.
— va, te creo —, asiente lolito sonriéndole, dirigió su vista a luzu y le fulminó con la mirada —. igualmente, tú te vas a pudrir en esta cárcel, que estás loco y auron, ve a casa a descansar.
— eh, no te preocupes que yo lo cuido —, se mofa luzu acercándose a los barrotes pero lolito le apuntó directamente con el bastón haciéndole retroceder.
— mira, auron, no le digas a nadie más que tú fuiste el de las bombas locas en el invernadero de willy o irás a la cárcel y en esas condiciones, un día en la cárcel y serás la perra de todos y no puedo dejar que mi mano derecha sea usado como trapo viejo —, comienza lolito logrando que auron alzara las cejas con incredulidad —. luzu ya está por salir así que, ¿qué más da? tu solo encárgate de sanar tus heridas.
— vale, lo haré en cuanto luzu salga de prisión —, menciona volviendo a sentarse en el suelo, sus piernas ya no podían sostenerlo más.
— si serás burro, cojones.
y sin más, lolito se sentó a su lado y, de muy mala gana, se dispuso a esperar con él que luzu saliera de la cárcel.