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las paredes de la prisión estaban cubiertas de moho y humedad, podía ver hacia a fuera por los barrotes pero absolutamente nada de lo que pasara a fuera le llamaba lo suficiente la atención. se había entregado con alexby, gracias a que confesó, la pena que le puso se redujo bastante, solo estaría allí dos días y luego de eso tendría que ayudar a reparar el molino, precio que le hubiera parecido justo si él fuera el verdadero culpable pero dado a que debía hacerlo por auron estaba de acuerdo en pagar eso.

se recostó sobre la cama en pésimas condiciones que estaba en la celda, inmediatamente sintió los resortes enterrarse en su espalda logrando que casi prefiriera recostarse sobre el frío suelo, y lo habría hecho si no fuera por las cucarachas que caminaban por el suelo. miró el techo de la celda que estaba completamente verde por el moho pero habían partes donde la piedra reflejaba pequeños brillos blancos por la luz chocando con la humedad y, si no enfocaba bien, casi parecía un cielo estrellado.

ya llevaba ahí medio día y la verdad es que era sumamente estresante estar encerrado sin nada que hacer pero agradecía la soledad, así podía pensar un poco en todo lo que estaba sucediendo pero no podía pensar en otra cosa que no fuera en auron. auron, ¿qué estaría haciendo? ¿estaría pensando en él? ¿habría vuelto a su casa o seguiría en la suya junto a lana? dios, quería verlo, se moría por verlo. había pasado la peor semana de su vida sentado a la espera de que auron pudiera abrir los ojos, había llorado hasta quedarse dormido y despertado esperanzado pero, a medida que el día avanzaba, la esperanza de iba a perdiendo y de a poco la idea de que no volviera a despertar le aterraba. pero despertó, ¿por qué eso le sorprendió? ¡era auron! él nunca se rinde, esa era una de las cosas que más le gustaba de él.

— ¿estás cómodo allí? —, pregunta una voz a sus espaldas, se levantó de un brinco y, al voltearse, vió a auron parado tras los barrotes con una sonrisa tenue en sus labios —. hola.

— ¿qué haces aquí? —, pregunta luzu acercándose a los barrotes, instantáneamente paseó su vista por todo su cuerpo preguntándose como lo hizo para llegar allí, parecía muy débil, casi como un fantasma que hacía una aparición.

— sabía que harías esto —, menciona con suavidad —. lo supe en cuanto saliste de la habitación, tardé un poco en llegar, lanita no quería dejarme salir, temía que me desmayara en el camino pero al final la he convencido.

una mueca apareció en el rostro de luzu pero estaba agradecido de que auron estuviera allí. rodeó los barrotes con sus manos y, en cuanto lo hizo, auron suavemente apoyó sus manos sobre las suyas haciéndole elevar la vista por sorpresa, los ojos marrones de auron miraban fijamente el lugar donde sus manos se encontraban con una expresión solemne, como si algo estuviera retumbando en su mente y no le dejara en paz, pero lo entendía porque luzu se sentía igual.

— ¿cuántos días te dieron? —, pregunta auron acariciando el dorso de la mano de luzu con sus dedos cubiertos de vendas.

— dos.

— vale, me quedaré contigo hasta que pasen.

— tu estás loco —, ríe luzu sacudiendo la cabeza —. dios, como te...

se detuvo inmediatamente al percatarse lo que estaba por decir, sintió como las caricias de auron se detuvieron y rápidamente levantó la vista para mirarle a los ojos con expresión expectante a la espera de que terminara la frase.

— ¿como me qué? —, pregunta auron con las cejas alzadas y los ojos muy abiertos.

— no era nada.

— ¿como me qué, luzu?

aspiró fuertemente y le miró directamente. esa expresión jamás la había visto en el rostro de auron, como si esperara algo con todas sus ansias, parecía un perro pidiendo comida o algo similar y luzu no pudo hacer más que darle lo que quería.

— que te quiero mucho.

una gran sonrisa aparece en el rostro de auron y tomó el rostro de luzu entre sus manos. el estómago de luzu se revolvió y juró que auron iba a besarle y, bueno, lo hizo, pero fue un suave beso en su frente que le hizo sonreír.

— y yo a ti, zorra.

wrong number; luzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora