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— ¡si serás cabezon! —, le grita vegetta caminando de un lado a otro, rubius, que está tras suya, le imitaba mofándose de él —. ¡es que eres más tonto que doblas!

— ¡eh! —, exclama el peliblanco a sus espaldas dejando de imitarle —. que él ha sido el que se ha escapado del chico que le gusta, no yo.

— eso no te quita lo tonto —, le suelta vegetta, volvió su vista a luzu —. ¿y por qué fue todo eso?

— no lo sé —, niega luzu rápidamente —. he entrado en pánico.

un fuerte suspiro se escapó de la boca de vegetta. estaba rodeados de idiotas, ¿cómo era eso posible? luzu había llegado justo después de que escapara de casa de auron a su casa para contarle lo que había sucedido, tal vez esperaba que vegetta le diese algunos consejos pero, en su lugar, le había tenido allí atrapado un buen rato mientras le regañaba. cuando llegó a casa de vegetta, él estaba por salir con rubius por lo que se vió obligado a contarle a rubius también.

— necesitamos saber cuál es la posición de auron sobre esto —, menciona vegetta apoyando su mano en su barbilla —. ya sabes, para ver tu siguiente movimiento.

— ¿cómo piensas hacer eso? —, pregunta luzu, vegetta le sonríe maliciosamente.

...

— ¡que no se nada! —, exclama fargan cruzándose de brazos —. y si supiera, no os lo diría.

— ah, entonces sabes —, recalca vegetta, fargan frunce el ceño y niega con la cabeza, rubius pone otra mina junto a él —. habla o ruben explotara todas estas minas y ya sabes que pasará contigo.

— ¡que sois unos locos! —, exclama fargan quien estaba atado a una silla —. no puedo creer que me hayas engañado solo para esto.

cuando vegetta dijo que debían hablar con un cercano a auron, luzu no se imaginó nada como esto, pensó que le llamaría, se sentarían en su sala y hablarían tranquilamente, no quería vegetta le amenizaría con explotarlo en pedazos, claro está que rubius parecía estar disfrutando aquella tortura hacia fargan, cada excusa para explotar algo era aprovechada por él.

— bien, bien, hablaré —, menciona fargan con enfado —. pero soltadme.

vegetta accedió y liberó la soga que apresaba a fargan, en cuanto se vio libre, se estiró en su sitio y se sobo las muñecas que habían quedado marcadas por la fuerza de las sogas.

— solo tenían que haber preguntado, piraos —, reclama fargan —. bien, he hablado con auron, has hecho fatal, tío.

— que eso no nos importa —, irrumpe vegetta sacudiendo la mano —. que sabemos que es un cabezon...

— ¡cabezon! —, suelta rubius de fondo.

— queremos buscar la forma de que arregle todo y que terminen dándose besitos bajo el árbol del amor.

— ¡besitos! —, vuelve a añadir rubius.

— cierra el pico, niñato —, le hace callar vegetta.

— vosotros estáis locos —, suelta fargan con enfado —. no voy a dejar que luzu vuelva a acercarse a auron, que no sabeis el daño que le ha causado.

— vamos a ver —, menciona vegetta —. ¿y tu que poder de decisión tienes aquí?

— ¡el mismo que tú, ratón!

— ¡que yo soy cupido, pringao!

— si, más pringado que cupido.

tanto rubius como luzu retrocedieron mientras veían como fargan y vegetta discutían, intercambiaron miradas de confusión y se fueron alejando hasta no poder oír los gritos de ambos. se detuvieron fuera de la puerta de vegetta y luzu suspiró.

— no se que hacer, rabis —, menciona luzu desanimado, rubius aspiró con fuerza intentando buscar que decir —. cada vez que estoy con él siento tantas cosas que asustan.

— él debe sentir lo mismo —, opina rubius —. pero aún así ha tenido los cojones de decirte como se siente y tú has huido, imagínate como te sentirías tú si te hubiera ocurrido a ti.

tenía razón, si él se hubiese confesado a auron y auron hubiera huido de él, no lo habría podido soportar, seguramente volvería a tener otro de sus colapsos nerviosos que siempre llevaban al impulso de llenar todo con lava, cortarse el flequillo y explotar todo lo explotable. pero auron, auron era más fuerte que él, ¿pero cuanto? se acaban de ir su mejor amigo de karmaland y había pasado, probablemente, los días más difíciles de su vida y, para rematar, luzu había escapado de él en un momento tan importante. ni siquiera auron, una de las personas más fuertes que conocía, podría aguantar algo así, debía ir a hablar con él.

— ya se que haré —, asiente luzu, rubius le sonríe de lado —. iré a hablar con él.

— ¡olé los caracoles! —, exclama rubius viendo como luzu salía por la puerta de casa de vegetta, en eso, vegetta y fargan llegan junto a rubius.

— hemos llegado a un acuerdo —, menciona vegetta entre dientes.

— que ya lo he solucionado todo, tito rubius salva el día... otra vez.

wrong number; luzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora