pasaron toda la tarde juntos en el desierto en busca de chocobos y, la verdad, por mucho que buscaron no encontraron ninguno. por su parte, luzu y auron prefirieron no hablarle a lolito acerca de su criadero de chocobos porque quería reírse un poco de lolito desesperado por no poder encontrarlos y lo hicieron. tras fallar en la búsqueda, decidieron volver a karmaland con las manos vacías.
— bueno, al menos lo hemos pasado bien, ¿no? —, dice auron sosteniendo el mono que había encontrado en el desierto y que había decidido traer al zoológico de karmaland —. y mira, no podéis negarme que tiene un aire a rubius.
— ¿me estás diciendo que ese no es rabis? hostia —, bromea luzu acariciando al mono que estaba en brazos de auron.
llegaron al zoológico y tras dejar al mono en una jaula junto a un pato de hule y a un zombie, se detuvieron bajo la sombra de un árbol.
— hostia, que yo tengo una chocopedia en casa lolito —, menciona auron recordando de pronto —. ahí dice todo sobre chocobos, podemos leerla y ver si dice dónde podemos encontrarlas.
— ¡¿y por qué no me dijiste antes?! ¡vamos ya! —, se apresura lolito empezando a caminar a casa de auron, rápidamente, auron le siguió pero luzu no —. ¡ven, luzu! que hoy conseguimos chocobos.
— iré a casa unos segundos, ya vuelvo.
— bien, pero no tardes —, le dice auron volteándose para verle —. te esperamos en mi casa.
vió como se dirigían a casa de auron y el aprovechó para ir rápidamente a su casa. quería ir a por las cosas para el tratamiento de las heridas de auron y así se las dejaba ya en su casa aprovechando, no quería que se descuidara sus heridas y terminara pillando una infección o algo, además, conociendo a auron, él seguramente no tenía absolutamente nada de lo necesario para tratar sus heridas. ingresó de prisa a su casa y cogió las cosas de auron que tenía apartadas sobre un velador al lado de la cama donde él se había quedado, esa cama que lo contuvo una semana mientras despertaba. dios, ¿qué diablos hubiera hecho si no hubiera despertado? no sabía vivir sin él y no quería tampoco. karmaland es una ciudad complicada, el peligro está a la vuelta de la esquina, en cualquier momento podría ocurrir algo similar o peor y podría acabar con la vida de alguno de los habitantes. ¿y qué pasaría si mañana sufría un accidente y fallecía? moriría sin que auron supiera cuanto lo amaba, cuanto lo necesitaba, cuan desesperado estaba por acariciarle y besarle de una puta vez. debía decírselo, no podía seguir ocultándolo más, era algo que llevaba en su pecho y no dejaba de hacerle eco en su cabeza cada vez que estaba con él.
bien, lo haría, le diría a auron lo que sentía por él, debía hacerlo, ya no podía guardar sus sentimientos dentro de sí mismo, se sentía agobiado de fingir que no sucedía nada y que auron era su simple amigo. le dolía verle tan cerca y no poder abrazarlo, tocarlo o incluso mirarlo sin sentir que su mundo empezaba a dar vueltas. con decisión, apretó las cosas contra su pecho y salió de la habitación, al salir vió a lanita que estaba sentada en el sofá de su sala mirándole fijamente con atención.
— lana... —, menciona con su voz temblorosa —. lo haré, hoy lo haré, le diré a auron que no puedo dejar de pensar en él.
poco a poco una sonrisa empezó a florecer en el rostro de lana y aunque sus ojos se llenaron de lágrimas, luzu supo que ella realmente estaba contenta por él. se levantó del sofá y se acercó a él con sus ojos marrones brillando mientras le miraba, él le correspondió la sonrisa y recibió una caricia en la mejilla de su parte con plena satisfacción.
— ve a por tu chico —, le dice sonriente, luzu la mira con agradecimiento sin poder decir nada más, lana le deposita un suave beso en la frente para, finalmente, dejarlo ir.
...
corrió como loco hasta casa de auron, su corazón palpitaba con fuerza contra su pecho por la adrenalina que sentía y, a pesar de estar hecho un ovillo de nervios, se sentía sumamente dichoso y no podía evitar estar emocionado por la respuesta de auron. si bien él jamás le había dado a entender que sentía lo mismo, tenía un buen sentimiento en el pecho que le decía que todo saldría bien, tal vez era un poco de esperanza revuelta con sus otros sentimientos pero ya no importa, lo haría igualmente.
casi sin aliento, se detuvo fuera de la verja que daba al jardín de auron y allí, justo en el puente de la pequeña laguna frente a casa de auron, se desplegaba una escena que lo hizo detenerse en seco. lolito estaba de pie frente a él mirándole fijamente y...
y auron estaba en el suelo llorando.