recapitulemos. el chico el chico que me gusta reviente el invernadero de willy por mi, estuvo quizás cuantos días en un túnel oscuro con lesiones graves, luego una semana inconsciente en mi casa y cuando lo iba a besar parecía dispuesto a besarme de vuelta Y YO SAlGO CORRIENDO, ¡¿QUÉ DEMONIOS ESTÁ MAL CONMIGO?! se pregunta luzu llenando un balde con agua para poder limpiar las heridas de auron. no comprendía porque coño había huido de allí cuando estuvo tan cerca de besarle, lo peor de todo esto era que auron sí le iba a besar de vuelto o eso parecía. que gilipollas era.
terminó de llenar el balde y se encaminó a la habitación de estaba auron. ¿qué diablos haría con él? todo el pueblo lo buscaba para encerrarle por la explosión de casa de willy y ahora era el principal sospechoso de la explosión del molino también, en cuanto saliera de aquí le enviarían a prisón a menos que apareciera otro sospechoso. ¡eso era! debía entregarse, podría decir que él era el culpable de todo eso y que auron solo había sido víctima de las minas que había plantado, si luzu admitía la culpa, entonces no caería ninguna pena sobre auron, el pagaría con prisión por un par de días y sería todo, después de eso ya podrían seguir con su vida. pero no podía decirle nada a auron, sabía que él no le dejaría hacerlo, así que tendría que llevar a cabo su plan a escondidas de él.
abrió la puerta y vió a auron mirando por la ventana desde la cama. joder, vaya perfil tenía, su mandíbula redondeada, un cuello largo, su nariz perfecta, dios, como moría por llenarle todo el cuello de besos. sacudió la cabeza y caminó hasta él. no era momento de divagar. auron alzó la vista y le miró acercarse sin decir ninguna palabra, eso era extraño por su parte porque siempre tenía algo que decir.
— necesito limpiar tus heridas —, menciona señalando el balde, auron asiente con la cabeza.
con suavidad, luzu partió quitándole las vendas de las manos que se encontraban pegadas a su piel por la sangre que ya se había secado, por la expresión de auron se notaba que aquello le dolía pero no hizo el mínimo reclamo. terminó con las vendas de sus brazos y miró el torso de auron sin saber como pedirle eso.
— ¿me saco la camiseta? —, pregunta alzando una ceja, luzu asiente con la cabeza, auron se levanta un poco la camisa y hace una mueca de dolor —. joer, dame una mano.
aspiró con fuerza y empezó a levantarle la camiseta a auron mientras éste le miraba a los ojos. cuantas veces había soñado con ese momento pero no así, era una pésima broma pero al menos era algo. le quitó la playera y comenzó a quitarle las vendas que le cubrían todo el torso que también estaba cubierto de piel quemada pero no tan grave como el resto de su cuerpo. que alivio.
humedeció un paño y comenzó a pasarlo con suavidad por su piel, por la expresión de auron notó que el contacto frío con su piel quemada le aliviaba bastante. tras humedecer las heridas venía la parte fea, tomó el alcohol y lo echó en el mismo paño y, antes de apoyarlo contra sus heridas, miró a auron quien tenía los ojos muy apretados al igual que los labios.
— venga, hombre, entre antes mejor —, le anima.
luzu asiente con la cabeza y empezó a limpiar sus heridas, por las quejas de auron supo que aquello no era nada lindo. intentó hacerlo lo más rápido que pudo, no quería alargar el sufrimiento de auron demasiado aunque en parte un poco divertido sí era. cuando terminó, aplicó una crema para quemaduras, está eliminó el escocer del alcohol y terminó por relajar a auron.
— tienes que quedarte así hasta que se absorba la crema, después de eso te pondré las vendas y estarás como nuevo —, menciona luzu alejándose un poco de él —. ahora falta la parte de abajo.
— no te preocupes, eso ya lo haré yo.
se quedaron en silencio evitando la mirada del otro sin saber muy bien que más decir. por un lado, auron no dejaba de preguntarse si luzu había intentando besarle, eso había parecido, ¿por qué no lo había hecho? joder, luzu, exploto unas minas con mi propio pie por ti y tú ni un beso me has dado, que hijo de puta. y por otro lado, luzu pensaba en com haría para confesar por aquellos delitos que no habían sido su culpa, pero tampoco tenía más opciones, era lo que debía hacer por auron.
— debo irme —, menciona luzu levantándose rápidamente, auron le observó sin comprender que hacía —, si necesitas algo, lana está en casa, ella te ayudará.
— ¿a dónde vas? —, pregunta auron mirando como caminaba hacia la puerta apresurando.
— tengo que hacer unas cosas en el pueblo, ya vuelvo —. eso era mentira.
sin más, sale apresurado por la puerta camino hacia el pueblo. por su parte, auron aún tenía los ojos fijos en la puerta por donde luzu se acababa de marchar.
— pero no te vayas...