Capítulo 37: Demasiada gente en casa

765 41 56
                                    

Cuando Nick despertó sintió que unos brazos le aprisionaba el estómago mientras notaba una cabeza apoyada en su espalda. Parecía estar viviendo un déjà vu, así que sospechaba lo que Hugo diría cuando se percatase de que se había despertado abrazado a él: un sueño con Eva. Cogió el móvil para comprobar la hora y vio que era la adecuada para no seguir durmiendo, aunque para eso tenía que conseguir que su amigo se despegase de él.

No hizo falta decirle nada, pues coincidió que en ese mismo instante, el otro joven comenzó a despegarse de él.

― ¿Qué hora es? ―Preguntó tumbado ya bocarriba.

―Las nueve y media, hora perfecta para levantarse.

―Es muy temprano, illo... ¡Que es domingo!

―Bueno, sigue durmiendo tú si quieres...

―Sí, eso haré, pero antes voy al baño.

Hugo pasó por encima de Nick cortándole la respiración, haciéndosele eterno aun sabiendo que tan solo eran décimas de segundo. Antes de levantarse le propinó un suave beso en la mejilla.

―Por cierto, buenos días ―susurró Hugo con una gran sonrisa iluminándole el rostro.

Dicho esto, terminó de levantarse de la cama y abrió la puerta de la habitación para encaminarse al baño.

Nick se había quedado embobado, con la mano en la mejilla derecha, el lugar donde el otro le había dado el beso. No podía evitar la sonrisa de felicidad que se le dibujaba en la cara, al menos hasta que reaccionó. Una reacción que duró dos fases: En la primera recapacitó al darse cuenta de que Hugo era así con todo el mundo, si dar besos fuera una profesión, el muchacho sería millonario. En la otra fase estaba su prima Eva. Eva estaba en la casa y Hugo no lo sabía. O sí. Claro que lo sabía, la noche anterior se habían topado en el salón. Nick asintió con la cabeza: con razón se había levantado con aquella sonrisa.

Se dio media vuelta en la cama. El olor de la colonia de Hugo impregnaba sus sábanas. Suspiró con anhelo. Entonces otra cosa se le vino a la mente. ¿Y si Hugo no se acordaba de que Eva estaba allí? ¿Y si se encontraban por mitad de la casa y les era incómodo? El joven negó con la cabeza y decidió salir al pasillo para corroborar que no había habido ningún problema. Porque no tendría que haberlo, ¿o quizás sí?

Pocos minutos antes Eva se había despertado de, lo que consideraba, había sido un plácido sueño con su ex. No, rectificó mentalmente, su ex no: su novio. Porque si algo seguía siendo Hugo era su novio aunque se hubieran dado un tiempo, pero tenía bastante confusión mental. Y más después de ese sueño. Quería quedarse recordándolo pero algo activó su mente dejándolo a un lado. Ya habría tiempo para recordarlo, había algo más urgente en aquel momento.

Eva se dio varias palmadas en la cara para espabilarse y terminar de volver a la realidad. Se puso en pie y abrió lentamente la puerta de su habitación. Tenía que dirigirse al salón, donde Rafa dormía en el sofá. Caminó descalza y de puntillas para hacer el mínimo ruido. Cuando llegó, el joven se encontraba sentado en el sofá, ya se había despertado. La joven le echó una vista panorámica desde la puerta del salón. Lo estudió de arriba hacia abajo detenidamente, fijándose en cada detalle de su cuerpo ya que tan solo llevaba unos boxers negros. Tras contemplar las vistas, carraspeó y entró.

―Hola, buenos días, ¿cómo has dormido? ―Preguntó Rafa dedicándole una sonrisa que hizo a la joven devolvérsela pero sin articular respuesta alguna.

Claro que no habló hasta que pocos segundos después escucharon ruido en la casa.

―¡Mierda, mierda! Si es que tenía que haber venido a levantarte antes... Ven, corre, te esconderás en el baño.

La teoría del IvoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora