Capítulo 73: Sábado noche

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Cuando Nick llegó a la casa de Anne comprobó que el estado de ánimo de la joven tampoco se diferenciaba mucho del de él.

―¿Qué te ocurre? ―Preguntó la joven cuando se adentraron en su habitación y cerró con pestillo.

―¿Por qué lo echas? ―Quiso saber Nick.

―No quiero que mi hermano nos moleste ―dijo cruzándose de brazos.

―¿Os habéis peleado Cesc y tú?

―No es eso, ojalá fuera tan sencillo... Es que estoy agotada de verle discutir siempre con Iván. Pero en fin, dime, ¿qué pasa contigo? No entiendo como vienes así de pronto y con esa carilla que me traes...

Nick se posó las mano en la cara suspirando. Después se acomodó en la cama de su amiga mientras ella se sentaba en el suelo y comenzó a contarle todo lo ocurrido.

―¡Pero eso no tiene sentido! ―Exclamó elevando las manos cuando el chico se lo explicó―. Anajú no es así, ¿qué necesidad tendría de mentir tan descaradamente?

―Pues lo ha hecho. Yo tampoco lo entiendo pero así ha sido. No sé la necesidad, pero he visto la consecuencia ―aclaró.

―No te metas pájaros locos en la cabeza, Nick ―negó Anne―. O sea, él cree que es ella y se llevan bien, nada más.

―Ya claro... ¿Sabes? Tenía que haberle hecho más caso a Javy y no lo hice...

―Oye, hablando de Javy, Gèrard y yo lo estuvimos hablando hace poco y llegamos a la conclusión de que le gustas, ¿tú qué opinas de eso?

Nick rió antes de responder.

―¿Te puedes creer que hace poco se lo pregunté?

―¡Ale, que bruto! ¿Te dijo que sí?

―Qué va, todo lo contrario ―le explicó él.

―Lo mismo te mintió, ¿quién sabe?

―Existe esa posibilidad, pero si es así no creo que me lo diga.

Rafa, Javy y Jesús habían salido junto a Anajú, Eva y Nía. Las chicas estaban encantadas con poder conocer a una de las bailarinas de la boda, y pasaron parte de la noche queriendo saber más de ella. Nía tomó confianza rápidamente a pesar de ser la primera vez que tenía contacto con ellas, a excepción de Anajú, con la que había hablado cuando se les estropeó la música en la boda.

―Bueno chicas, ¿queréis que tomemos algo en algún pub? ―Propuso Jesús.

―Yo la verdad es que no tengo mucha gana de alcohol, pero un refresco sí que me tomaría ―comentó Eva.

―Yo también ―se le sumó Rafa.

―¿Tú sin beber alcohol, hermano? ―Preguntó Jesús abriendo los ojos intencionadamente―. Esto sí que es raro.

―No dije de qué lo quería acompañado ―Rafa le guiñó un ojo a su hermano y ambos se rieron.

El pequeño grupo se encaminó a uno de los pubs que más les gustaba en la ciudad.

―Y estamos planeando en un futuro cercano bailar fuera de la ciudad ―comentaba Nía al grupo cuando ya tenían sus bebidas y se habían acomodado en un par de mesitas redondas con sus sillas correspondientes.

―¡Eso es genial! ―Exclamó Jesús.

―Oye, ¿y Anne? ―Preguntó Rafa mirando a Eva―. Es raro que no haya salido hoy siendo sábado y todo...

―Le dije pero me comentó que Nick fue a su casa por no sé qué y que ya saldría otro día ―le explicó la chica.

―¿Nick? ―Javy miró extrañado a Eva―. Pero si me dijo que había quedado hoy con Hugo ―dijo pensativo.

―Y quedó, pero después ha ido a lo de Anne, ella no lo esperaba ―dijo encogiéndose de hombros.

Javy asintió y se encogió de hombros. Sacó su teléfono y tecleó escribiendo un mensaje. Anaju se cambió de sitio sentándose a su lado .

―¿Qué me cuentas? ―Le preguntó dando un sorbo a su bebida y cogiendo algunas pipas que había en un pequeño cuenco como complemento a la bebida.

―Poca cosa la verdad. Suena raro viniendo de mí, pero te juro tía que hoy no he hecho nada productivo. Hasta Jesús y Rafa han hecho hoy más cosas, ¿te lo puedes creer?

Anajú rió ante al comentario de su amigo.

―Oye, ¿quieres dejar el bicho ese? ―Le apartó el teléfono de las manos―. ¿Qué te tiene tan entretenido que no lo has soltado en un rato?

―Oye, somos jóvenes, tú la primera que estás con el móvil muchas veces, ¿o me lo vas a negar?

―Sí, tienes razón, pero no cuando estoy con mis amigos. Es más ―la joven sacó su teléfono―. Sin batería desde las siete de la tarde. Y como no he ido a casa ni lo he cargado... ¿Y ves? ¡Sigo viva!

Javy rió y se guardó su teléfono en el bolsillo.

―Bien, me has convencido, no lo voy a usar en... ¿Cinco minutos?

Anajú le reprochó con la mirada.

―Era broma, era broma. Salvo que me reclamen no lo cogeré, prometido. Es solo que me extrañó lo que dijo Eva de Nick y le escribí para ver, pero no responde.

Ella asintió y cogió unas gominolas del cuenco.

Flavio se encontraba en el salón de su casa viendo una película junto a Gèrard. Samantha se les incorporó después, cuando le quedaba media hora al largometraje. La joven no desaprovechó ni un momento para acomodarse cerca del hombro de Flavio.

―¿Habéis cenado pizza y no me habéis avisado? ―Dijo poniendo morritos al ver las cajas en la mesa―. Que yo estaba en la casa...

―Cuando vinimos pensábamos que no había nadie y ya las traíamos. Estabas tan callada en tu habitación, raro en ti, que hemos tardado en saberlo ―explicó el joven subiéndose las gafas.

―Si lo sé no me hubiera tomado un bocadillo. Sí, cuando vinisteis estaba viendo una serie, estaba tan concentrada que ni os oí llegar ―comentó aún echada en el hombro.

El móvil de Sam vibró y lo sacó. Tenía un mensaje de su amigo Adri.

Adri: Cómo ha ido todo?

Sam: Va bien. Te debo una muy grande. ¿Un café?

Adri: Echo! Recuerda no hacer ninguna tontería, ¿eh?

Sam: Claro que no, ¿por quién me has tomado? Bueno, hablamos mañana para concretar lo del café, que ahora estoy viendo una peli. Adiós.

Adri: Un besote!

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¡Hola! Aquí un nuevo capítulo. Espero que os guste.

Vaya seis quedando.

Y Sam aprovechando el hombro de Flav.

¿Os ha gustado el capítulo? ¡Nos leemos en el siguiente!

La teoría del IvoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora