Capítulo 87: El tren descarrilado

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El timbre sonaba insistentemente, lo que hizo que Hugo se apresurase a abrir, preocupado de que algo hubiera pasado. Ni si quiera preguntó de quién se trataba. Tras abrir, se encontró cara a cara con Anne.

―¿Qué pasa? ¿Estás bien? ―Preguntó él preocupado por su insistencia.

―¿Está tu madre o hay alguien en tu casa? ―Preguntó ella con el semblante serio y de brazos cruzados.

―No, mi madre ha salido con su novio... ¿Qué ocurre? ―Volvió a preguntar.

Ella cerró tras de sí y le apartó para adentrarse a la casa de su amigo, metiéndose en la habitación de él. El joven suspiró y siguió el camino de Anne, sin entender nada de la actitud de su amiga. Cuando entró ella ya se encontraba tumbada en su cama y con los zapatos quitados.

―¿Me vas a decir qué ocurre?

―¿Qué, qué ocurre? ¿Quieres saber lo que ocurre?

―Eso mismo, Anne, eso mismo.

―No sé si tienes una comprensión lectora nula o eres rematadamente tonto. O quizás ambas cosas.

―No entiendo nada de lo que me dices, Anne.

―¿Tú qué parte de que me gustan los geranios no entiendes? ¿Qué me gusta Gèrard o que lo envié al móvil de Nick a la cuenta de tu club de fans? No sé, chico tampoco es tan difícil de entender. Creía que eso ya lo tenías claro cuando viniste a lo de Anajú antes de irte de viaje con él.

―Que te guste Gèrard no es ninguna novedad, lo sabe todo el mundo ―le espetó él―. Y lo otro...

―¿Lo otro qué? ¡Te tiras todo un fin de semana con él y no eres capaz de decirle que sabes la verdad!

―Eso tiene una explicación.

―¿Qué explicación va a tener? ¿A qué vas a esperar, a que las ranas críen pelo? ―Anne se había mantenido toda la conversación con el ceño fruncido y de brazos cruzados.

―Sí la tiene. No soy quién para decirle que lo sé. En primer lugar porque miré un móvil que no era mío. En segundo lugar porque es su decisión y solo la suya el decirme cuando quiera quién es en realidad.

―Pues eso, cuando las ranas críen pelo. Así que si tú no haces nada, mejor que te sientes porque irá para largo ―dijo enfurruñada.

―No sé por qué te tiene que molestar a ti tanto que yo haya decidido no decirle nada y prefiera esperar a que sea él el que me lo diga. Me parece algo razonable.

―¿Razonable, Hugo? ¿Tú no te das cuenta de que si sigues esperando el tren no solo se va a ir sino que va a descarrillar? ¿Tú quieres que te ocurra lo que a mí? Porque mi tren ya lo ha hecho, y créeme, no es agradable.

Hugo enarcó una ceja sin comprender lo que su amiga le estaba contando.

―Gérard está liado con su mejor amigo ―le aclaró ella.

―¿Con Flavio? ¡No tenía ni idea! ¿Y cómo estás? ―Preguntó él sentándose a su lado.

―Como una mierda, como una reverenda mierda ―dijo secándose unas lágrimas que empezaban a brotarle―. No dejes que tu tren descarrille por esperar, porque puede ser tarde...

―Lo siento mucho, Anne... ―Hugo le dio un fuerte abrazo, haciendo que su amiga se incorporase y llorase durante un largo rato en su hombro.

Tras un rato así, la joven se separó cuando se sintió un poco más tranquila.

―Para colmo mi hermano ha roto con su novio y me he peleado con mi mejor amiga. Nos hemos dicho cosas muy feas Hugo. Las dos. Eva no para de llamarme pero no quiero cogérselo. Me dijo cosas horribles ―dijo con la mirada entristecida.

―Ey, si algo sé es que Eva y tú os tenéis un cariño enorme. Y que no podéis estar peleadas por mucho tiempo. A ver, ¿qué te dijo? ―Entre lágrimas e hipidos Anne se lo contó―. Joder, se ha pasado tres pueblos. Pero sabes que ella no piensa así de ti, ¿verdad? Sabes que Eva te considera de su familia, ¿no? Para ella es como si lo fueras...

―Pues lo disimula muy bien ―sentenció ella.

―Habladlo, hazme caso ―dijo arremolinándole el pelo―. Igual que tú no sentías lo que dijiste, ella tampoco.

―No tengo ganas ahora, Hugo. De verdad te lo digo.

Justo en ese momento recibió una llamada de Eva la cual canceló al instante.

―Y no solo ella no para de llamarme, también Gèrard, y hasta Rafa y Flavio. Solo me dan ganas de apagar el teléfono y dormir durante días...No quiero volver a casa y mirar a la cara a Cesc.

―Pero no puedes decidir con quién está tu hermano y con quién no ―le explicó con dulzura.

―Eso ya lo sé, pero me jode. ¿Qué tiene la tal Mimi esa que no tenga Iván?

―No lo sé... ―se encogió Hugo de hombros―. Pero no podemos decidir por los demás. Oye una cosa, si quieres, quédate esta noche a dormir aquí, ¿lo prefieres?

―Gracias, Hugo ―ella le dio un fuerte abrazo a su amigo.

―Aunque no me voy a poder quedar hablando hasta muy tarde esta noche, ¿sabes qué? ¡Mañana tengo el examen de conducir! Pero no se lo digas a nadie, y menos a Nick. ¿Me lo prometes?

―No te preocupes, soy una tumba, si te deja más tranquilo que la gente no lo sepa hasta que te lo saques, no diré nada...

―Gracias, de verdad ―sonrió él y ella le devolvió la sonrisa.

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¡Hola! ¡Ya está aquí un nuevo capítulo!

¡Anne se deshaoga con Hugo! Y no para de recibir llamadas de Eva, Rafa, Gèrard y Flavio, ¿hablará con ellos en el algún momento?

Finalmente es Mimi la bailarina que está con Cesc, ¿lo esperábais?

Hugo va a hacer el examen de conducir, ¿se lo sacará?

¡Todo esto y mucho más, en los siguientes capítulo! ¡Os leo por los cmentarios!

(También si queréis podéis leer mi otro fic de OT: Aveinida Ivo, nº 3)

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⏰ Última actualización: Sep 29, 2020 ⏰

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