Capítulo 51: Crónica de una ruptura anunciada

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Maialen bajó las escaleras apresuradamente, topándose con su madre frente a frente.

―¿Pero dónde vas con tanta prisa? Pensaba que habías estado echándote una siesta.

―Es que Hugo y Eva van a romper.

―¿Y qué tienes que ver tú en eso? ―Inquirió confusa―. Además, ¿quiénes son esos?

―Mis nuevos amigos ―dijo sonriente―. Por cierto, me quedo a dormir a casa de Eva.

―Oye, ¿y por qué a mí nadie me ha invitado? ―Intervino Bruno desde el sofá.

―Ah, no sé. Yo he quedado con Anne y Jujiti. Y sé que Nick llamó a Javy.

―No tengo ni idea de quienes son esa gente.

―Anne es la hija de Cesc ―le comentó su hija―. Bueno yo ya me voy.

Antes de marcharse, le dio un beso a Noemí y otro a Bruno.

―Bru, como hoy no ha habido domingo de series, lo pasamos al sábado que viene y tenemos maratón de fin de semana, ¿vale?

El joven asintió y ella se marchó. Noemí negó con la cabeza junto a la puerta. Tendría que dejar su conversación para otro día.


Cuando Hugo llegó a casa de Eva, fue Nick quien abrió. El joven llevaba una mochila colgada a un hombro. Se saludaron con un beso en la mejilla antes de comenzar a avanzar por el pasillo.

―Mi prima está esperándote en su habitación ―le comentó Nick.

―Ah, vale. Traigo aquí mis cosas para quedarme hoy ―dijo señalando la mochila.

―Trae ―dijo cogiéndosela―. Que vaya bien.

―Oye... ―Hugo se quedó pensativo―. Antes, cuando hemos pasado por la cocina estaban Anne y Javy, ¿verdad?

―Ah, sí, luego te cuento ―y dicho esto se metió en su habitación con la mochila del otro.

Hugo se encogió de hombros y llamó a la puerta de Eva. Estaba un poco nervioso, aunque no quisiera, no podía evitarlo. La joven le abrió y se saludaron con dos besos de cortesía, cerrando tras de sí.

―Bueno, ¿quieres sentarte? ―dijo señalando la cama. Hugo asintió.

Ambos se acomodaron, sin embargo, ninguno habló durante un rato. Se miraban pero no decían nada.

―No sé cómo empezar ―Eva se llevó las manos a la cara―. Mira Hugo, tú y yo hemos estado un tiempo juntos...

El joven asintió.

―Y hemos tenido nuestras idas y venidas. Yo tuve un lío que todo lo tambaleó y nos hemos dado un tiempo bastante largo. Y lo he pensado mucho y lo mejor sería...

―Romper, Eva. No le des tantas vueltas.

La joven le miró atentamente, analizando sus palabras, pues estas no estaban llenas de dolor ni nada similar.

―¿Tú también quieres...? ―Preguntó Eva con una leve sonrisa.

―Sí. Es lo mejor para ambos. No tenía sentido seguir así. Es más, yo daba por hecho que habíamos quedado para eso.

Eva suspiró aliviada.

―Tenía miedo de hacerte daño, por eso no sabía cómo...

―Yo tenía miedo de que nuestra ruptura significase que ni si quiera fuéramos amigos.

―¡Me pasaba igual! ―Exclamó y, de pronto, le dio un fuerte abrazo―. Te tengo mucho cariño, Hugo, y no quiero perder tu amistad, te lo juro...

―Yo tampoco... ―dijo acariciándole el pelo y propinándole un beso en la cabeza.

―Estoy muy aliviada ―dijo separándose del abrazo―. No imaginas cuánto.

―Lo sé, me pasa igual. Además, que es hora de que cada cual tome las riendas de su propia vida. ¿Quién sabe? Lo mismo tú y Rafa...

―¡No! ―Exclamó de pronto―. Rafa y yo solo somos amigos. En cambio, quizás tú sí que podrías retomar tu vida.

―¿Por qué dices eso?

Sin embargo, Eva no dijo nada más, posándose el dedo índice en los labios. Con la otra mano señaló la puerta. Hugo prestó atención y también escuchó ruido.

Ambos caminaron lentamente hacia la puerta, de puntillas para no ser escuchados. La joven contó de tres a cero con los dedos y abrió la puerta, encontrándose así de golpe a Anne, Anajú, Maialen, Javy y Nick.

―¡No encuentro mi botón! ―Exclamó Maialen agachándose al suelo.

Mientras tanto Nick se había puesto a hacer el pino, y Javy y Anajú miraban algo en el móvil de él.

―Un, dos, tres, pollito inglés, que nadie se puede mover― comenzó a decir Anne rápidamente.

Todo sucedió al mismo tiempo.

―¿Pero qué narices...? ¡Y Mai, por favor, improvisa un poco mejor! ―Exclamó Eva.

―No, si no improviso, lo preparé hoy mientras desayunaba y me tomaba una pastilla para el dolor de cabeza por la resaca... ―dijo encogiéndose de hombros.

―Y vosotros... ¡Tenéis el móvil al revés! ―Exclamó Eva señalando a Anajú y Javy. Luego miró a Anne―. Y a ti ya te vale... ¿En serio creéis que soy tonta y no vemos que nos estabais espiando? ¡Nick, deja de hacer el pino!

Cuando todos volvieron a la normalidad, salió Vicky de su habitación con un vaso de cristal pegado a la oreja.

―No escucho nada... ―murmuró para sí misma―. Ah, vale, ahora lo entiendo todo ―sentenció al ver a todo el mundo allí reunido―. Esto tiene una explicación.

―¿Tita? ¿Tú también? ¿Estabas escuchando por la pared con eso? ―Señaló el vaso―. Estoy flipando. Que lo haga esta gente puede tener un pase... ¿pero tú?

―¿Veis? Os dije que con un vaso se oiría mejor ―afirmó Javy.

Eva resopló y esperó a que su tía se retirase de nuevo.

―Anajú, Maialen y Anne, a mi habitación, ¡venga! ―Y tras estas entrar, cerró la puerta con cerrojo.

Javy y Nick se adentraron en la habitación del segundo, donde ya se encontraba Hugo, sentado cómodamente en la cama, con los pies descalzos, y abrazado a sus rodillas.

―¿Qué hacía tanta tropa en tu casa? ―Preguntó Hugo cuando escuchó cerrarse la puerta de la habitación, levantando la cabeza―. Anda, Javy, hola de nuevo. ¿Ya te vas?

―No, si me quedo aquí a dormir. ¿Cómo estás? ―Preguntó el aludido dándole un beso en la cabeza.

―Bien, si ya lo habéis escuchado detrás de la puerta. Mira que sois cotillas ―negó con la cabeza, estirazando las piernas.

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¡Hola!

Pues nuevo capítulo y con este finaliza lo de la semana de los fan fics de OT.

Pum, después de 51 capítulos con el tema que si sí que si no, la ruptura ha llegado.

¿Cómo véis que se la han tomado Eva y Hugo?

Bueno, la casa de Vicky se vuelve a llenar, y más que nunca. ¡Qué cotillas!

¡Nos leemos en el próximo capítulo!

Nuevas tramas acechan...

¡Gracias por leer!

La teoría del IvoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora