Capítulo 3: La mentira de Eva

1.6K 58 30
                                    

Sentadas en un banco se encontraba Eva junto con su amiga Anne. Ambas esperaban a unas amigas de la primera a quienes la otra joven no conocía.

―¿Van a tardar mucho tus amigas? ¡No veas lo que tardan!

―Anne, aún quedan cinco minutos. Somos nosotras que hemos llegado antes.

―Pues vaya rollo.

Pero el tiempo pasó rápido y Anajú apareció junto con Samantha antes de que Anne pudiera volver a protestar.

―¡Sam! ―Exclamó Eva abrazando a su amiga―. ¡Qué ganas tenía de verte, tía!

―¡Tía! ¡Yo también! ¿Qué? ¿Cómo vas con el master?

―¿El master, Eva? ―Preguntó Anne mirándola sorprendida.

―Sí, le conté que he empezado el máster, quería esperar a que viniera pero no pude evitar contárselo antes. Por cierto, esta es Anne, está empezando en la uni.

―¡Encantada, yo soy Anajú! Y esta es mi mejor amiga Sam.

―Pues igualmente. La verdad es que a veces me sorprende la vida, cómo pasa el tiempo. Parece que fuera ayer que Eva tuviera mi edad, ¡y mírala ya! ¡Estudiando un máster! El tiempo es un cabronazo pasa tan rápido que ni cuenta te das.

―Vale, Anne, ya he pillado que se te pasa el tiempo volando. No hace falta que lo digas mil veces ―dijo Eva dándole un beso en la cabeza.


Vicky y Nía se encontraban en la cafetería "La chincheta", conocida por sus grandes variedades de cafés y tés. La primera ponía al día a la segunda sobre el grupo de baile, mientras esta escuchaba con atención y llena de ilusiones sobre los meses venideros.

―La verdad es que estoy feliz por la oportunidad que se me ha dado, no sabes lo que te lo agradezco Victoria.

―Vicky, mejor llámame Vicky. Eras quien, por el currículum y los casting, era más apta. Así que no me des las gracias, sino que deberías dártelas a ti misma. Y bueno, ¿cómo llevas la adaptación en esta ciudad?

―Bueno, he llegado hoy, así que no puedo decirte mucho. Aún no conozco a mis vecinos, pero los de enfrente no sé qué impresión me han dado. Sólo puedo decir que son muy parecidos.

Nick y Hugo continuaban su no animada tarde en la casa de Eva. Mientras el segundo hacía tiempo para la hora de la cena consultando su móvil, Nick continuaba enfrascado en su lectura. Aunque no tardó en dejar el en cuanto se abrió la puerta de la casa, haciendo que Vicky regresara.

―¡Ya estoy en casa! Uy, Hugo, ¿ya has venido? ―Miró detenidamente el salón y se encogió de hombros―. ¿Aún no ha llegado Eva?

―No, supongo que pronto... ―comentó el muchacho soltando el móvil.

―¿La llamo? ―Preguntó Nick.

―Bueno, esperemos un poco más, y si no viene la llamamos. ¿Os parece que pongamos la mesa?

―Ah, sí. Voy a ponerla ahora. Estaba demasiado centrado en el libro.

―Ya veo, no has ofrecido nada a nuestro invitado.

―Sí, pero no quería nada ―intervino Hugo.


―¡Estoy enamoradísima! ―Exclamó Samantha ante la mirada atenta de sus amigas.

―¿Algún chico de allí? ―Quiso saber Eva.

―No, allí todos son unas setas de cuidado. Quita, quita. Ha sido hoy... Amor a primera vista.

―¿En el tren? ―Quiso saber Anajú intrigada―. ¿Cómo no me has contado nada? Bueno, supongo que no querrías hablar del tema con mi hermano delante, pero vaya, que no veo problema.

―Ese es el caso, que él es del chico del que me he enamorado.

La confesión dejó sin palabras a su amiga, quien se dio cuenta de que tenía que asimilar la noticia que de pronto le había dado Samantha. El momento de tensión fue interrumpido cuando el teléfono de Eva sonó.

―¿Qué pasa tita? Sí, ya voy de camino. Estoy llegando, hasta ahora ―y tras decir estas palabras colgó.

―Joder, ¡qué cabrona! Tienes mucha práctica ―le picó Anne.

―Chicas, me tengo, que ir toca cena familiar.

Pero antes de que pudiera decir algo más, la voz de Anajú la interrumpió.

―¡Rafa! ―Gritó subiéndose al banco y saludando con un brazo―. ¡Ven! ¡Ha venido Samantha! ―Exclamó.

El joven se acercó cargando una bolsa de pan. A la primera que saludó fue a Sam, a quien le dio un efusivo abrazo. Después tocó el turno de Anajú a la que saludó con dos besos, para finalmente pasar a Eva.

―¡Rafa! ―·Exclamó la joven dándole un fuerte abrazo el cual él correspondió de forma inmediata.

A sus espaldas Anne carraspeó intencionadamente.

―¡Ah, Rafa! Te presento a mi amiga Anne.

Anne le miró descaradamente antes de presentarse con dos efusivos y prolongados besos.

―Bueno, nosotras nos vamos ya ―dijo Eva cogiéndola del brazo.

―¿Ahora que vengo os vais? ―Preguntó Rafa haciendo un puchero de broma.

―¡No seas capullo! Tengo cena familiar.

―Oye, pues podíamos quedar mañana, si queréis. Les digo a Javy y a un colega que también se vengan. ¿Os apetece?

―No sé si podré, es que ha venido mi primo y tenía planeado salir con él...

―¡Pues que se venga! Así somos más! ―Propuso Rafa a lo que Eva asintió.

―Bueno, se lo diré a ver. Mañana hablamos y quedamos. ¡Adiós!

Ambas chicas se marcharon tras despedirse rumbo a la casa de Eva.

―¡Joder,tía! ¡Está buenísimo! ¡Está tan bueno que hasta se me ha pasado lo de tu mentira con lo de la edad

La teoría del IvoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora