7: Ganar la batalla

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—Está decidido. Ganaremos la próxima batalla —sonreí decidida.

Esta vez estaremos un paso por delante de Mamá.

Hay un total de nueve cunas en el cuarto de los bebés. Todos los niños de uno y dos años se encuentran allí. Por alguna razón, las únicas personas que pueden entrar en esa habitación para bañar y cambiar a los bebés son las hermanas mayores de la casa.

No podemos acercarnos a Carol, Mamá sospecharía de nosotros.

Gilda, Emma y yo caminábamos hacia la habitación de los bebés con mantas en las manos.

Debemos corroborar que la hipótesis de ______ es correcta. Si no, no podremos escapar. ¡Más aún si llevamos a los pequeños con nosotros! Contamos con vosotras, chicas.

Solo hace falta mirar detrás de su oreja, nada más. Si resulta que el transmisor está allí, habremos ganado esta batalla. Pero hay que tener cuidado, Gilda sospecha que algo malo está pasando. No podemos dejar que se entere. Todavía no.

Gilda se encargaría de tres bebés, Emma de otros tres y yo de los tres restantes. Entre los tres que yo cuidaría está Carol, así lo quiso Emma. Quería que yo fuera la que lo comprobara porque fui quien dedujo el lugar exacto. Lavé, cambié a los dos bebés y dejé el premio para el final. Emma me observaba atentamente desde su lugar.

—Sois muy buenas tratándose de bebés, Emma, ______ —dijo Gilda—. Solo mirad a los bebés que tenéis en brazos. Podría decir que ya os quieren... Oye, escuchad, chicas, hace tiempo he querido preguntaros algo. Esa noche... ¡Esa noche, ¿qué pas...?!

— ¡Está aquí! —exclamé.

— ¿El qué? —preguntó Gilda confundida.

— ¡Mira!

Ellas se acercaron a mí y lo vieron.

— ¿Una picadura de mosquito?

—No... Es una marca de aguja. Recuerdo que Mamá nos lo contó hace tiempo —dijo Emma—. Los doctores nos realizan un examen de sangre antes de venir aquí, para saber si estamos enfermos o no.

—Entonces, ¿por qué ______ se emocionó al encontrarlo?

—Es que apostamos quién las trae en el siguiente juego. ______ se olvidó el lugar del pinchazo. Si ella lo encontraba, yo las traigo esta vez. Si no lo hacía, las trae ella —se inventó Emma—. Muy bien hecho, ______ —me felicitó Emma con una sonrisa orgullosa.

Sonreí agradecida.

—Confirmado, la marca está en la oreja izquierda. Supongo que he ganado la batalla, ¿no crees, Emma?

— ¡Claro! Me tocará a mi traerlas cuando juguemos.

Es más pequeño de lo que pensaba. Si lo toco, puedo sentir un pequeño bulto en mi oreja, lo suficientemente insignificante como para no percatarme nunca de ello.

Hubo un momento en el que Carol comenzó a reír tiernamente y agarró el dedo de Emma con su pequeña mano. Una escena llena de dulces sentimientos.

—Tenemos que protegerlos sea como sea —murmuró ella. Yo asentí con la cabeza.

De reojo, Gilda nos miraba con expresión sombría. Hay que darse prisa en completar el plan de escape. Es la única manera.

Después de terminar con los bebés, las tres salimos a jugar una partida de Las Traes con los niños mayores de cuatro años.

Después de una partida, quise descansar y le avisé a Emma de que me iría con Norman y Ray.

Cuando los encontré estaban hablando de la hermana Krone mientras que limpiaban los platos. Por otro lado, la hermana estaba jugando con los de tres años. Eso no me gusta. Sé que hay que mantener las apariencias, pero el grupo de tres años es al que más apego le tengo. En ese momento, la mujer elevaba a Eugene por los aires. No me gustó para nada. Quiero que lo suelte. Eugene es mi protegido. No puedo dejar que la hermana Krone le haga daño.

Cambiemos el Mundo [Rayis x The Promised Neverland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora