30: Adiós, Norman

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—Emma... Creo que tengo una... dos maneras para que Norman escape... una más desesperada que la otra. Y te aseguro que no será agradable.

Ella me miró desesperada.

—Dime. ¡Haré lo que sea!

— ¡Basta! —gritó Ray— Dejadlo.

Ray ocultaba su rostro bajo su flequillo sentado en la cama.

— ¿Qué? ¡No podemos dejar que se vaya! ¡No lo aceptaré! —Emma estaba totalmente desesperada.

— ¡Si no hacemos algo ahora, Norman morirá! —grité yo.

—Es imposible. No podemos detenerlo —las dos miramos a Ray vulnerables—. Probablemente los demonios ya estén esperando en la puerta. Mamá está en alerta máxima. Norman ya tomó una decisión. No podemos hacer nada... —Ray comenzó a llorar de la impotencia y se tapó la cara con una mano— Sé que él no quiere morir... Él desea con todas sus fuerzas seguir viviendo. Sé que en este momento está aterrado de morir y sin embargo...

— ¡Pues con más razones para detenerlo! —gritó Emma.

— ¡¡NO!! Si hacemos algo estúpido e imprudente, la sede se enterará de nuestros planes y Norman morirá en vano. No hay nada más que podemos hacer... ¡Absolutamente nada! ¡Maldición! —Ray comenzó a llorar a lágrima suelta, agitándose en cada intento de detener su llanto.

Me acerqué a él y apreté su hombro izquierdo.

—Entonces, te esperamos abajo.

—No. No voy a despedirme.

Emma y yo asentimos con la cabeza. Recogí el plato del almuerzo de Emma que se me olvidó devolver a la cocina y lo llevé conmigo. También agarré el aparato contra los transmisores que Norman dejó en el taburete cuando Ray no lo aceptó. Después de salir de la enfermería y cerrar la puerta, dejé en claro mi punto de vista.

—No voy a permitir que Norman muera. Este es mi plan —dije extendiendo el aparato a Emma.

Mientras que bajábamos las escaleras hasta llegar a la sala principal de la casa, le conté a Emma mi plan arriesgado. Ella aceptó aun con las consecuencias. En cambio, dudó muchísimo de la segunda opción. A pesar de ello acordamos realizarla, aunque sabíamos que no era lo correcto. Entiendo que es absurdo y arriesgado, pero es nuestra última jugada si este movimiento sale mal.

Al encontrarnos con los demás fui rápido a donde Anna y Nat se encontraban, observada por la intranquila mirada de Emma.

—Anna, Nat... ¿Confiáis en mí?

Se miraron entre ellos dudosos por la pregunta repentina, pero luego asintieron decididos con la cabeza.

—Si sucede algo no planeado... ¿podríais seguirme el juego? —pregunté haciendo como si cortara la palma de mi mano con la otra.

—Estás diciendo... —susurraron los dos.

—Operación bote de pepinillos.

Ellos se sorprendieron ante mi petición. A pesar de ello terminaron aceptando.

Norman estaba rodeado de todos nuestros hermanos enfrente de la puerta, con el típico sombrero de adopción puesto sobre la cabeza.

— ¡Adiós, chicos! ¡Cuidaos mucho! —se despidió con una sonrisa.

— ¡Tú también, Norman! —dijo Phil.

— ¡Cuídate! —Sherry intentaba despedir a Norman con una sonrisa, como todos los pequeños.

La expresión de Gilda era seria. Don le enviaba fuerzas con su mirada. Anna y Nat estaban sonrientes, Thoma y Lannion intentaban hacerse los fuertes, aunque sus ojos hinchados los delataban. Por último, Emma tenía la cabeza agachada.

Cambiemos el Mundo [Rayis x The Promised Neverland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora