39: Lo nunca visto

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—No puede ser... —susurró Emma aterrada.

¿Dónde están Gilda y Don? ¿Anna y Nat? ¿Jemima... Yvette...? ¿Dónde están los demás?

¿A dónde se fueron todos?

Es imposible que hayan desaparecido. Estarán en algún lado, seguro. Solo hay que encontrarlos.

Piensa. Mantén la calma y piensa dónde podrían estar...

El suelo se derrumbaba.

— ¿Qué...?

— ¡Emma, ​​Ray! —grité.

Poco a poco, las pequeñas raíces que pisábamos se abrían a nuestros pies. No teníamos dónde apoyarnos. Ray agarró a Thoma y Emma abrazó a Christie con más fuerza. Yo cogí el asa de la mochila de Emma y con la otra mano cogí el brazo de Ray. Si caemos en algún lado, al menos estaremos juntos.

Pero no lo conseguí. No pude sostenerlos a ambos. Fue una caída larga para mi gusto. Todo era oscuro. Después de unos segundos más choqué contra el suelo.

— ¡Agh! —chillé. Eso sí que dolió.

Sobé con cuidado mi rodilla y codo derechos.

¿Qué es este lugar? ¿Por qué está todo oscuro? Casi no se ve nada. ¿El suelo de verdad se abrió? ¿Cómo?

Me levanté cautelosa. Esto podría ser una trampa. Debo encontrar a los demás cuanto antes.

Poco a poco mi vista se acostumbra a la oscuridad.

— ¡______! ¡Ray! ¡Thoma! ¿¡Dónde estáis !? —gritó Emma. Seguí el sonido de su voz.

— ¡Emma! ¡Estoy aquí, Emma!

Diez zancadas después conseguí reunirme con ellos.

— ¡______! ¡Estás bien!

— ¡Sí! ¿Y vosotros? ¿Estáis heridos?

—No —contestó ella—. Ahora hay que reunirnos con Ray y Thoma.

— ¡AAHHHH! ¡BICHOS!

—Y ese es Thoma —dije un poco decepcionada.

—Al menos están bien...

Ray se acercó tranquilo a nosotros mientras que Thoma se ocupaba de deshacerse de los bichos que escalaban por su manga.

— ¿Esto es bajo el suelo? —Preguntó Emma.

—Si. Probablemente —concluyó Ray.

— ¡Qué asco! ¡Bichos!

Me acerqué a Thoma y le dije que se quedara quieto. Le quité los bichos de la manga y de la pierna uno a uno.

—Gracias, ______...

—No hay de qué —le revolví el pelo. Luego me dirigí a Ray y Emma— ¿Esto hizo que los demás también cayeran?

—Vamos a encontrarlos —respondieron ellos a la vez.

— ¡Emma, ​​mira! —dijo Christie señalando un punto brillante en la oscuridad.

— ¡Emma! ¡______!

Esa voz...

— ¡Gilda! —gritamos ambas.

Fuimos corriendo hacia esa pequeña luz. Ya se podía ver las siluetas de nuestra familia.

— ¡Son ellas!

Cuando nos reunimos los pequeños fueron directos a nosotras. Acaricié las cabezas de cada uno y dejé un beso en sus frentes. Don y Gilda suspiraron de alivio. Luego me acerqué a Anna, Nat, Lannion y Thoma.

Cambiemos el Mundo [Rayis x The Promised Neverland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora