18: La verdadera verdad.

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Fui la única en prever el siguiente movimiento de Don, la única en entender su situación. Ellos también están deseosos de información, esta es su manera de encontrarla, como yo cuando espiaba a Emma y Norman. Espero que Gilda y Don superen este problema sin inconvenientes. Porque si no lo hacen, estamos muertos.

Emma y yo bajábamos las escaleras alegremente. Ray y Norman nos seguían tranquilos.

—No me extraña que Ray y ______ sepan sobre los mensajes secretos dado que siempre están leyendo... —dijo Norman.

—Pero pensar que Emma fue capaz de averiguarlo... —le siguió Ray con voz malévola.

—La verdad es que no fui yo —anunció Emma con una sonrisa—. Yo no fui quien descubrió el mensaje secreto. Fue Phil. Phil me dio la pista para investigar sobre eso.

— ¿Phil?

— ¡Exacto! Hace poco tiempo, Phil estaba leyendo uno de los libros de Minerva. Resulta que ese libro tenía el código morse con la palabra "Correr". Me entró la curiosidad e investigué los demás libros.

—Ahora todo tiene sentido... —dijo Ray con un pequeño rastro de burla.

—Espera. ¿Qué quieres decir con eso, Ray? —preguntó Emma captando el sutil insulto.

Cuando entramos en el comedor.... Era un desastre. Los niños estaban esparcidos por todos lados, un plato estaba roto, dos dormían en la esquina, tres de ellos jugaban con los vasos de cristal a hacer percusión, uno se subió a la mesa, otro perseguía a uno que llevaba dos pilas de platos en cada mano corriendo por el pasillo y solo dos intentaban sin éxito poner la mesa, mientras que otros dos limpiaban el desastre que habían dejado en ella.

Esto es una locura...

Y es muy gracioso.

Sin importar qué, me eché a reír. Ray me miró con mala cara, Emma y Norman estaban muy preocupados intentando averiguar dónde están Don y Gilda.

Cuando conseguí calmarme, ellos aparecieron detrás de nosotros.

— ¡Gilda! ¡Don! ¡Qué alivio! —dijo Emma— Pensaba que...

— ¿Dónde habéis estado? —reclamó Ray enfadado.

— ¡Hey! ¡Aquí no! Hay niños mirando —recordé yo.

Cogí aire y grité con todas mis fuerzas.

— ¡Chicos! ¡Atención! —todos los niños pararon de hacer lo que estaban haciendo y me miraron expectantes.

Agarré una silla y me subí en ella para mirar a todos desde mi posición.

—Ya es hora de cenar y no hay nada preparado, algunos tenemos mucha hambre y queremos comer, así que colaboremos para que podamos comer a tiempo todos juntos, ¿sí?

Todos aceptaron de buena gana. A veces me gusta esta sensación de poder, de controlar a todo el mundo, aunque sea por pocos minutos. Yo no estoy hecha para ser una líder, soy más como una sirvienta fiel. Pero de vez en cuando hay que ponerse serios.

—Muy bien. Hagámoslo de esta manera —continué—. Los de cuatro años reunirán a los menores de su edad en la puerta del comedor. Los de cinco colocarán cuidadosamente los platos en la mesa. Sin correr, por favor. Thoma, Lannion y Dominic pondrán los cubiertos y servilletas. Emma, Anna y Nat se encargarán de los vasos y de supervisar a los niños, de vez en cuando entrarán en la cocina y nos ayudarán a Norman, Gilda, Ray, Don y a mí a terminar la comida. ¡¿Lo entendieron todos?!

— ¡Sí, capitana!

— ¡No los oigo!

— ¡SÍ, CAPITANA!

Cambiemos el Mundo [Rayis x The Promised Neverland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora