33: Incendio

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—Gracias. Gracias por todo —Ray sonrió en paz—. Adiós, Emma. Adiós, ______.

Ray dejó caer la cerilla encendida. Corrí hacia él espantada.

— ¡No! —grité antes de que ocurriera una desgracia.

Las llamas consumían todo el comedor, comiéndose todo lo que encontraban por su camino.

— ¡¡¡RAAAAAAAAAAAAAYYY!!!

Una catástrofe. El fuego, el humo, las cenizas... Los manteles, las mesas y las sillas estaban completamente en llamas.

— ¡¡¡RAAAAAAYYY!!! —llamó Emma de rodillas, apoyando las manos en el suelo con expresión dolida y horrorizada.

Mamá abrió las puertas del comedor agresivamente. Se le cambió la cara cuando vio con sus propios ojos el incendio.

— ¡¡¡RAAY!!! ¡¡¡RAAY!!! —grité cayendo de rodillas.

Me agarré fuertemente el pecho, no podía respirar. De solo pensar que Ray... Que Ray...

— ¡¡NOO, RAAAAAAYYY!!

— ¿Qué? ¿Ray? —Mamá estaba sin palabras.

Ella se acercó a Emma y la sacudió por los hombros.

— ¡Emma!

— ¡¡Mamá!! ¡Ayuda, por favor! ¡¡Ray está ahí dentro!! —dijo señalando el centro de todas las llamas.

Mamá miró impresionada al fuego sin poder creérselo.

Miró el transmisor para asegurarse, dándose cuenta de que uno de los transmisores se encontraba dentro del fuego. Pero el olor... Nuestras reacciones... Todo esto es real.

Mamá se fue a por un extintor, encontrándose a Gilda en el pasillo. Sus gritos se escucharon perfectamente.

— ¡Mamá!

— ¡Gilda! ¡Lleva a tus hermanos a fuera! ¡Encárgate de los bebés de mi habitación también!

— ¡Sí!

Varias voces y pisadas se escucharon corriendo a la vez por las escaleras y los pasillos de la casa.

Mamá volvió con el extintor en las manos.

—Al menos... ¡Debo salvar el cerebro! —murmuró.

Esas palabras fueron como una flecha directa al corazón.

— ¡Emma, ______, atrás! ¡Retroceded!

—Ray... —murmuramos ambas mirando el fuego.

Mamá comenzó a apagar el incendio...

Tiempo después, corríamos sin descanso por el bosque hasta el punto de encuentro sosteniendo nuestra oreja con un pañuelo.

— ¡Ah, ya están aquí! —gritó Christie.

Tomamos bocanadas de aire.

— ¡Emma!

— ¡______!

— ¡Disculpen la tardanza! —exclamó Emma con una sonrisa.

—Lamentamos haberos hecho esperar... A todos.

Nuestros hermanos nos sonrieron.

Gilda, Don, Nat, Thoma, Lannion, Dominic, Yvette y Christie nos sonreían dándonos ánimos. Anna y Jemima estaban agradecidas de que estemos a salvo. Mark respiraba fuertemente intentando controlar sus emociones y demostrar que podía con esto. Por otro lado, Alicia sostenía decidida la mano de Rossi, quien temblaba de miedo. Por último, Ray estaba estupefacto e impresionado detrás del grupo, sujetando el vendaje en su oído.

Cambiemos el Mundo [Rayis x The Promised Neverland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora