8: Nuevo juego

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Normalmente las cosas no salen como uno quiere. El plan de huida no es una excepción. Todo plan tiene inconvenientes. El escape no saldrá cien por ciento como lo planeamos. Por eso, más vale tener un plan "b" en esta ocasión. Y voy a trabajar en ello.

Otro día más en el orfanato. Por lo menos ya no es tan monótono como antes.

— ¡Vamos a jugar! —gritó Emma y la seguí.

— ¡Esperad, Emma, ______! —Mamá se acercó a nosotras— El cuello de la camisa de Emma está torcido y al de ______ le falta un botón por abrochar.

—No nos dimos cuenta —dije yo por las dos.

Ray, que pasaba por ahí cerca, se burló de nosotras, causando una cara de enfado en Emma y risas por mi parte. Mamá nos arregló la ropa y nos tocó detrás de la oreja acomodándonos el pelo detrás de ella. Primero a mí, después a Emma.

—Ahora id y pasarlo bien.

Le agradecimos y le dimos un beso en la mejilla como agradecimiento. Luego nos fuimos corriendo al bosque.

—Bien hecho —nos felicitó Ray cuando pasamos por su lado.

—Gracias —dijimos las dos.

Emma tenía una pelota de plástico en las manos, yo tenía otra, pero mucho más pequeña. Los niños jugaban con la hermana Krone, todos se estaban divirtiendo. Todos menos Gilda, su mirada sombría no para de perseguirnos.

Las dos nos reunimos con Norman en el bosque. Al cabo de un rato llegó Ray.

—Redoble de tambores, por favor —pidió Emma.

Un poco confundido, Norman comenzó la percusión. Ray ni se inmutó. Lo miré reprobatoriamente y con su cara de póker hizo redobles.

—Chicos, estas son las buenas noticias —comentó Emma muy alegre. Me señaló y dije las buenas nuevas.

—Es un hecho. ¡El transmisor está en la oreja izquierda!

Norman, Emma y yo celebramos. Ray solo sonrió.

—Buen trabajo, ______.

—Gracias, Ray.

—La verdad es que puedes sentirlo si lo tocas —Ray palpaba su oído izquierdo. Todos lo imitamos.

—Los doctores nos extraen sangre para analizarla antes de enviarnos aquí, para comprobar si no tenemos enfermedades. La marca de la aguja en realidad es del transmisor —informó Emma.

—Nunca escuché eso —comentó Norman.

—Yo tampoco —dijo Ray.

—Es algo que Mamá sólo les dice a las hermanas mayores —aclaró Emma.

—La cicatriz es tan pequeña que cuando creces, desaparece —completé yo.

—Lo siento chicos. Sabía desde el principio lo de la extracción, pero nunca me pareció sospechoso.

—Yo también lo siento...

—No pasa nada, chicas —Norman sonreía—. Mirad el lado positivo. ¡Sonrían! ¡Hemos confirmado dónde está colocado el transmisor! ¡También sabemos qué tamaño tiene! Gracias a vosotras podemos dar el siguiente paso.

—Lo que viene ahora es...

— ¡Cómo deshacernos de ellos! —dijimos los cuatro a la vez.

— ¿Qué debemos hacer? —preguntó Norman— Si hacemos una incisión a escondidas...

—Nos atraparán inmediatamente —razonó Emma—. Después de la incisión la herida tardará un tiempo en sanar. Si nos tapamos el oído con vendas o lo ocultamos con nuestro pelo...

Cambiemos el Mundo [Rayis x The Promised Neverland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora