19: Siempre estaremos juntos

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La presión en mi pecho que me impedía respirar no desaparecía. Me acerqué lentamente a ellos.

Gracias a ellos, ahora me doy cuenta que esta no es la forma correcta de salvarlos a todos. Para superar los obstáculos debemos estar juntos. Todos juntos.

De repente, sentí una presencia extraña cerca de nosotros, como si nos vigilaran. Pero alrededor solo estábamos nosotros.

— ¡Don! ¡Gilda! —Emma llegó corriendo, por lo tanto, cuando se dieron la vuelta me vieron a mí también. Don se limpió las lágrimas.

—Emma... ______...

Don y Gilda se levantaron lentamente del suelo.

— ¡Lo siento, estaba siendo ingenua e hice una decisión estúpida! ¡Me preparé para que me odiaran, pero debí haber confiado más en vosotros! Gracias por hacerme ver lo equivocada que estaba.

—Perdonadme. Debí decirlo cuanto antes. Lo siento... —me disculpé.

—Nosotros también queremos pedir perdón —Norman caminó hasta nuestro lado. Detrás de él estaba Ray.

—Uh... No... Yo también lo siento —dijo Don—. No estaba siendo yo mismo. Siento haberos golpeado... ¿Están bien? No, claro que no... ¡Debemos llevaros a la enfermería!

— ¡No pasa nada! Estamos bien —respondió Norman.

—A mí ya casi no me duele —aporté yo, pero debí callarme. Lo único que conseguí fue preocuparle más.

— ¡Pero te sigue doliendo, ______! Vamos, te acompañaré a la enfermería... —me cogió de la manga.

— ¡No es nada, Don! Ya iré más tarde —aparté suavemente su mano con una sonrisa.

Don se tranquilizó un poco, pero seguía preocupado.

—Sentimos muchísimo haber actuado por nuestra cuenta. Fuimos muy descuidados. Están en su derecho de enfadarse con nosotros —se disculpó Gilda.

— ¡De verdad que lo sentimos mucho! —dijeron los dos.

Gilda y Don ya se dieron cuenta de sus acciones. Aunque si es una situación crítica como esta, yo también habría ido de todos modos, por eso les dije que tuvieran cuidado.

—Vamos, Ray —animó Norman.

A Ray le costó mucho disculparse adecuadamente.

— ¡Agh! ¡Como sea! Ya me las apañaré si sucede algo con Mamá —se revolvió inquieto el pelo—. Yo también lo siento por las cosas que hice —recordó el hecho de inculparlo a él cuando le dijo a Mamá que las cuerdas estaban debajo de la cama.

Don parecía admirar la disculpa de Ray. Teniendo en cuenta que Ray casi nunca pide perdón sinceramente, Don estará emocionado. Emma, Norman y yo nos sonreímos.

—Muy bien —comenzó Emma—. Desde ahora en adelante, no más mentiras. Se los preguntaré de nuevo. Podríamos morir si cometemos un paso en falso. El mundo exterior es horrible, puede que no haya un lugar para los humanos y solo existan los demonios. Tendríamos que estar constantemente huyendo. Y, aun así, ¿están dispuestos a huir con nosotros?

Ellos se miraron mutuamente. No les tomó ni cuatro segundos en responder.

— ¡Por supuesto!

—Nosotros haremos lo que esté en nuestras manos para ganar vuestra confianza —dijo Don.

— ¡Déjennos hacer lo que podamos para ayudar! —le siguió Gilda agarrando las manos de Emma.

— ¡Muchas gracias, chicos!

Cambiemos el Mundo [Rayis x The Promised Neverland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora