Voltea la mesa👑

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5 de enero del 2019:

La pelea a penas empieza y lo que antes era una simple amenaza vacía, hoy tiene poder sobre el enemigo.

-Ali...-Paula se aproxima con otro documento importante que debe ser firmado.-necesito que le des esto, por favor.
-De acuerdo...-cuatro años pasaron desde que el plan empezó, cuatro años estudiando hasta el último detalle sobre el, cuatro años repasando las movidas, cuatro años para ser libres.-señor...-dijo cuando abrió la puerta de su oficina.-uno más.
-Ponlo aquí. -el lugar reservado en la mesa para todos los documentos importantes ya tenía otro en fila.-este es interesante..-mantiene uno frente a él.-me piden aumento de intereses ¿lo puedes creer?.-con desinterés, lo tira al bote de basura y abre el que estaba antes del que le acaba de entregar ella.-mira nada más...-una sonrisa aparece en sus labios.-el sello de Gray Company.-alza la vista hacia ella.-esto me huele a la parte dos.-con un asentimiento con la cabeza, salió de la oficina, pues debía hacer una llamada importante.
-Parte dos...-fue lo único que dijo al receptor cuando esta levantó la bocina.
-Debes entregar el documento, te veré ahí.
-No olvides nada.-fue lo último que dijo antes de colgar.

Finalmente había conseguido terminar su carrera y era la secretaria personal del señor Christian Burton, dueño de una pequeña empresa de la cual su padre jamás tendría acceso y en la cual se basaba la lealtad, trabajo en equipo y confianza.
Los tres habían pasado mucho tiempo juntos y eso los volvió cercanos, incluso amigos. Ya no eran esos chicos insensatos que se la rifaban por cualquier cosa, ya todo era distinto.
-Entrégalo personalmente.-fue lo último que le dijo su jefe antes de salir de su oficina.
-Por supuesto que lo haré.-con valor, encendió el auto y condujo hasta Gray Company.

Nada cambió en este lugar, todo estaba igual al primer día que vino, desde las plantas hasta el gran rótulo de oro, las ventanas gigantes y el ascensor. Cuando presionó el botón y el aparato comenzó a subir, la adrenalina trazaba su curso por todo su cuerpo. ¡Ya esta! ¡¡Tranquila!! 

Las puertas se abrieron y ella salió llamado la atención de una vieja aliada. 

-¿Señorita White?.-ya no tenía el cabello rubio como antes, varias canas  habían sustituido el rubio y varias arrugas pintaban su cara.
-Paula. -su manera de hablar tan profesional la hizo dudar si era aquella chica que había venido a la entrevista hace un par de años atrás.-es un placer volver a verla.
-Lo mismo digo.-le regaló esa dulce sonrisa que aún conservaba esa sensación de amabilidad. "¿Acaso...? No, no es posible."  Fue lo que pensó la mujer en cuanto descartó esa idea.
-Necesito entregarle esto al señor Gray...-le enseño la carpeta negra.-¿puedo?
-Claro.-le enseñó el camino hacia la oficina de su jefe.-señor Gray, traen un documento.-solo introdujo su cabeza en la oficina para hablarle a su jefe.
-Tráelo.-una respuesta breve para algo que en el fondo era enorme.
-Pasa...-le dijo a la joven. Obediente entró inmediatamente y se acerco al escritorio.
-Déjalo ahí Paula.
-Persona equivocada. -lentamente alzó la vista hacia la dueña de la voz.
-¡¡Vaya!!.-una sonrisa se dibujó en su boca.-señorita White.
-¿Como está señor Gray?.-la madurez en su voz era notable.
-Veo que ahora eres mensajera.
-Se equivoca.-coloca la carpeta frente a él.-soy una secretaria que hace su trabajo.
-¿Trabajas para Christian Burton?
-Así es.-estaba realmente asombrado.
-¿Sabes? Aún me convendría que trabajaras aquí. ¿Aún tienes esas ideas estúpidas en tu cabeza?
-¿Ideas? Creo que he olvidado la mitad de las cosas que he dicho a lo largo de mi vida, señor.
-¡Muy bien! Siendo así...-de su gaveta saca un papel.-puede considerarlo nuevamente.
-Lo haré...-tomó los documentos y salió de esa oficina.-es muy amable Paula, se lo agradezco.-la acompañó hasta la puerta del ascensor.-nos veremos. -se despidieron y ambas siguieron sus respectivos caminos.
Cuando llegó al piso de abajo, por obra del endemoniado viento, un documento cayó al suelo junto con la carpeta de su jefe y mientras introducía con cuidado los papeles nuevamente en el, cerca de ella, a exactamente diez pasos de distancia, él entraba por las grandes puertas de Gray Company.
Finalizó su tarea y siguió su camino hacia la salida pero algo le decía que volteara, que diera una última ojeada a lo desconocido pero que ella no hizo caso y siguió su camino.
La segunda parte de un plan bien elaborado se había completado y ella tenía en sus manos la llave de una puerta que antes no poseía.
-La tengo. -dijo cuando marcó el número de su jefe.
-Zoe debe de estar llegando, espera que estacione y sales.-dijo antes de colgar y un minuto después su auto rojo entraba al estacionamiento.
-Eso es. -cuando la pelinegra salió de su coche, ella encendió el suyo y salió.


Algo en su corazón le pedía o mas bien, le exigía que volteara, que echara una ojeada alrededor pero tenía cosas más importantes que resolver en el piso de arriba con su padre. 

Cuando se abrieron las puertas, Paula lo recibió con una gran sonrisa. 

-Harrison..-dijo acercándose al ahora hombre.-te extrañé muchísimo. -la atrajo hacia él y la abrazó con fuerza.-Lo tomaré como un "yo también".-una débil sonrisa bailó por sus labios y ella pudo notar como había cambiado su rostro, cuanto creció desde la última vez que lo vio y como el tiempo pasó su marca a través de él.-tú padre se llevara una gran sorpresa.
-Ya lo creo.-si que se la llevaría.
Víctor Gray había despedido a su hijo o más bien, lo había expulsado del país por su propio bien y ahora había vuelto.
-Señor, tiene visitas.-le hace una seña para que deje pasar a la persona y él obedientemente lo hizo.
-Viniste pronto cariño.-una sonrisa burlona bailó en sus labios.
-¿Cariño? -su voz provocó un escalofrío en su padre.-supongo que esperabas a alguien más.
-Harrison...-lentamente se levantó de su silla y caminó hacia su hijo.-volviste...-le ofreció una blanca sonrisa antes de estrecharlo en sus brazos.-déjame verte.-se alejó para admirar detenidamente el hermoso rostro de su hijo o al menos simular que lo admiraba.-creciste.
-Señor. -Paula asoma su rostro nuevamente por la puerta.-visitas.
-Déjela entrar.-la puerta se abre y su hija traqueteo el mármol con sus tacones mientras entraba.
-Papá. -dijo cuando este la abrazó.-quiero almorzar ¿vamos?
-Que gusto...-dijo este en respuesta.-tener a mis dos hijos aquí.-la sonrisa de ella se borra y clava su vista en la figura que estaba de pie a un lado suyo.-vamos los tres ¿quieren?.-sentía muchas cosas en su interior al ver a su hermano en una sola pieza.

Tienes que volver sano y salvo ¿entendiste?

El había vuelto en una sola pieza, tal y como ella le pidió.
Los tres salieron de la oficina para almorzar pero ella solo deseaba preguntarle sobre estos años lejos. Sin embargo, algo en sus ojos le impedía siquiera acercarse.
Cuando llegaron al piso de abajo y su padre se detuvo en el mostrador, ambos quedaron solos pero por alguna razón, no podía ni se animaba a articular palabra. "Recuerda el plan, maldición."
-Hola. -él se adelantó.
-Ho..Hola.-le regaló una sonrisa tímida.-volviste. -él asintió con la cabeza.-te ves bien. -llevaba un traje que se amoldaba a su figura, figura que hacía notar el ejercicio que hizo en este tiempo y en su cuello tenía un tatuaje pero desde su sitio, no lo podía distinguir.
-Tú también.-su tono de voz era neutral y algo cambiado.
-¿Listos?.-su padre actuaba muy extraño hoy y era notable que era por el regreso de su hermano.
Los tres caminaron hacia el auto de su padre y se dirigieron al restaurante que ella recomendó.

Al llegar, la mesa estaba lista para los tres.
-Comeré poco por el bien de mi figura, quizás una ensalada o algo -dijo Zoe.-debo trabajar y no me apetece el aroma a comida muy pesada en la ropa.
-De acuerdo.-dijo su padre satisfecho.
-Yo también.-dijo Harrison brevemente. Había algo que Zoe quería preguntar, bueno, habían mucha cosas pero esta era una muy importante.
-¿En donde trabajas?.-sus ojos azules y profundos se clavaron en su hermana.
-En la empresa.-esto hizo que  Víctor Gray sintiera frío en su sistema.
-Podré verte más seguido.-la madurez de ella era evidente para él y eso lo llenó de orgullo.
-Eso espero.-eso hizo que ella sintiera emoción; finalmente había quedado olvidado el odio de los dos.

-Aquí esta el documento.-le entregó la carpeta.-y también...-desliza el papel sobre la mesa de vidrio.-esta hecho.
-¿Ella ya llamó?
-No.
-Deben estar comiendo.
-Posiblemente.
-Muy bien, espera su llamada.-salió de la oficina y tomó asiento mientras esperaba la llamada de Zoe.

Siempre mía, princesa 👑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora