La rabia lo estaba consumiendo hasta la médula...
"¿Como se atreve?
Ella me eligió a mí por encima de él ¿y cree que yo la obligue?"
Ella era como el pase libre para él, como el fin de todas las teorías conspirativas, como el golpe mortal que acabaría con Víctor Gray de una buena vez y para siempre.
Intentó conducir lo más lento que se pudo hacia la mansión, pero lento o rápido, algún día debía llegar y más cuando Harrison lo esperaba.
Cuando estuvo en el gran portón, lo considero y quiso irse lo más lejos que pudiera, pero este se abrió repentinamente permitiéndole el paso hacia el interior de la propiedad.
"¡¡Demonios!!"
Condujo lentamente, observando la propiedad detenidamente; nada había cambiado desde que estuvo aquí la última vez hace muchos años atrás.
Observó la mansión tan cerca que sintió un ligero revolcón en las entrañas, pero lo que lo impulsó a continuar fue ver a Harrison en la puerta, esperándolo como un niño feliz por su papá y en la mente de Roger solo pasó la idea de lo que sucedería cuando supiera lo de su madre y él.
"Creo que me vas a matar una vez que sepas."
-Roger..-dijo Harrison cuando este salió del auto. Se acercó a él y lo abrazó con mucha fuerza.-gracias por venir..-Roger se alejó un poco para observar al joven y sonrió.
-Me necesitas...-una sonrisa se dibujó en el rostro de Harrison ante esas palabras.-¿a dónde está esa pequeña criatura a la que tanto amas?.-mantuvo un brazo alrededor de sus hombros y lo guio al interior de la casa con una sonrisa de oreja a oreja por la emoción de presentarle a la razón de su felicidad.
-¡¡Ali!!.-pudo notar las mil y un razones por las cuales Harrison la amaba tanto en cuanto ella cruzó el marcó de la entrada del comedor pero no sabía si es por la manera en la que sonríe tan dulce o por como sus ojos lo hacían olvidar lo malo.-él es Roger...-ella se acercó un poco y extendió su mano hacia Roger.
-Es un placer conocerlo finalmente...-estiró su mano y apretó la de ella.
-El placer es mío, Alissa..-puso la otra mano en el hombro de Harrison.-este chico me habló mucho sobre ti...-sus ojos verdes parecían dos cuencas profundas en las que puedes hundirte y no temer a la oscuridad.
-¡¡Madre!!.-en cuanto Harrison dijo eso, el hipnotismo que Alissa había hecho en Roger se desvaneció.
-Harrison...-entró ella sin detenerse a saludar al invitado.
-Aquí esta....-dijo Harrison señalando a su invitado.
-Hola Roger...-dijo ella sin mirarlo y siguiendo su camino.
-Madre, ¿estás bien?.-exhaló con fuerza antes de girar para mirarlo.
-Estoy cansada..-le obsequió una sonrisa muy fingida y siguió su camino hacia su habitación.
-Hablaré con ella, Harrison..-dijo Roger alejándose del joven.
-De acuerdo...-dudó por unos instantes, pero si alguien podía hablar con su madre, ese sería Roger.
La siguió hasta su habitación y tocó la puerta tres veces, pero no obtuvo respuesta.
-¿Victoria?.-giró la perilla de la puerta y notó que estaba abierta por lo que lentamente entró pero se detuvo en cuanto la oyó gemir desconsolada.-oye...-abrió completamente la puerta pero ella no giró para mirarlo.-¿qué pasa Victoria?.-la escuchó absorber con la nariz.-¿porque lloras?.-él sabía el motivo de su llanto pero egoístamente pensaba que podía ser el que podría consolarla, quien quitaría esas ganas de salir corriendo que tenía, que sería ese príncipe que ella esperaba pero no era él a quien ella anhelaba en su corazón.
-¿No deberías estar con Harrison? El juicio es pasado mañana..-se levantó de la cama y giró para mirarlo.-¿qué haces aquí?.-notó que entre sus manos llevaba un objeto al cual se aferraba con fuerza.
-¿Que tienes ahí?.-lo observó unos segundos pero no le respondió.-Victoria....
-Ve con Harrison, Roger...-caminó hacia su armario y sacó ropa cómoda para tomar una ducha.
-No..-dijo él entrando aún más en la habitación.-vamos a hablar sobre lo que dijiste en el teléfono porque yo realmente no comprendo como pretendes que me case contigo cuando andas llorando por....-sus pasos habían retumbado por el suelo con mucha prisa y se detuvieron frente a él en cuanto pegó sus labios a los suyos.
"Me lleva...."
La delicia de sus suaves labios lo hicieron olvidar todo lo que Víctor lo hizo sentir hace menos de media hora, la manera en la que sus manos se aferraban a su saco y como sus labios pedían más y más los suyos.
Era esa sensación de dulzura que por años anhelaba sentir y ahora por fin la estaba sintiendo, pero ella fue la primera en alejarse.
-Por favor, ve con Harrison...-con la respiración entrecortada, se alejó de él y volvió a su armario.
-Muy bien...-tragó pesadamente antes de salir de la habitación y caminar hacia el comedor donde Harrison lo esperaba.
Cuando estuvo completamente sola, tomó el objeto al que se rehusó mostrarle a Roger y lo observó detenidamente.
"Aunque estemos en mundos separados."
La primera línea de la primera carta que Víctor le había enviado era el inicio de una promesa.
"O en otro tiempo completamente distinto a este...."
Era solo un joven ingenuo pero su amor era genuino, aún lo es y en esta carta lo había expuesto por primera vez.
Correría hacía ti sin pensarlo si eso me mantuviera a tu lado.
¿Sabes que recordé? Las estrellas que vimos esa noche en el lago, como tu pequeña mano se aferró a la mía y susurraste ese te amo temeroso pero poderoso en mi oído; esas cosas fueron lo que me impulsó a soñar cada noche con el día en el que finalmente serías mi esposa, la madre de mis hijos, mi apoyo en cada uno de mis sueños, mi fuente de deseos y anhelos. Desde ahí supe que eras tú a quien amaré hoy, mañana y siempre, porque es lo que elegí y eres a quien mi corazón se aferra aún en la profunda oscuridad de la noche.
¿Sabes qué más descubrí?
Que, aunque muera el día de mañana por el motivo que fuera, moriré feliz de haber sido amado por la mujer más hermosa sobre la faz de la tierra.
Eres esa criatura que pasaría horas admirando sin cansarme, los secretos detrás de tus ojos son ahora mi deleite porque sé que jamás podre descubrirlos y eso aumenta mi curiosidad por ti, mi anhelo por estar a tu lado y poder ver esas dos pequeñas esmeraldas al despertar cada mañana.
Querida criatura salvaje, eres tú quien se robó mis suspiros y ahora te hago responsable de mi corazón, que ahora te pertenece y si no lo crees, ábrelo, rómpelo y quémalo pero debes saber que también te quemarás, abrirás y romperás con el porque eres tan parte de el como yo.
Y respondiendo a lo que dijiste en el lago: yo te amo.
Te amo como el lobo a la luna, como el estudiante a sus libros, como el ave a su compañera de vida y sé que si mueres, moriré contigo y te seguiré al otro mundo para seguirte amando incluso más que ahora.
Te amo y te amaré hasta que de mi último suspiro en esta tierra.
Lo prometo.
V.
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Siempre mía, princesa 👑
RomanceTERCER LIBRO DE: Serás mía, princesa👑 -Cuatro.-se le corta la respiración.-te esperé cuatro años... -Jamas te pedí que lo hicieras.