Mudanza

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- Ivonne. Ayúdanos a bajar las cajas.- gritó mi madre desde el coche, sin embargo, mi vista se adentró en aquel bosque desconocido y sin saber porque me sentí atraída por él.

Pero con aquel solo vistazo podía ver que nuestra nueva casa estaba un poco alejada y la parte de atrás de la misma daba a una parte del bosque, desde luego no pensaron que por ahí podía llegar un asesino o algo, sin duda, no podía acostumbrarme a aquel lugar y mucho cuando comenzaba a oscurecer, la inquietud recorría mi cuerpo y a la vez me preguntaba qué es lo que habría allí dentro.

- Ivonne.- pronunció mi padre tras posar su mano en mi hombro.

- Me has asustado.- respondí tras girarme rápidamente.

- Sé que será duro al principio, pero puedes hacer lo mismo que hacías en la ciudad.

- Sí, seguro papa, al menos espero que el wifi vaya bien.

- Deberías estar menos enganchada a esos chismes tecnológicos y estar más atenta a tu realidad.- me quitó el teléfono de mis manos y se lo guardó en el bolsillo.

- Papa.- respondí mientras que intentaba agarrarlo.

- Nada de peros, ve ayudar a tu madre y te lo devolveré.- en seguida me moví hacia el coche y comencé a descargar las cajas.

- Tu abuelo estaría feliz de que hubiéramos regresado.- expresó mi madre con una sonrisa nostálgica, sin duda estaba recordando los tiempos en los que vivía allí.

- ¿Está casa era dónde vivías?- miré a mi madre, quien todavía estaba absorta en los recuerdos del pasado.

- Sí. Naciste en este pueblo, Ivonne.

- ¿Nací en este lugar? ¿Por qué nunca me los habíais dicho?- era la primera vez que escuchaba aquello, realmente estaba sorprendida.

- Supongo que tampoco importaba demasiado, por aquel entonces teníamos la idea de que no íbamos a volver a pisar este lugar.

- ¿Qué es lo que ha cambiado?- dirigí mi vista hacia ambos y esperé una explicación.

- La muerte de tu abuelo.- respondió mi madre antes de entrar en la casa.

- Parece que el abuelo es más importante ahora que cuando estaba vivo.- expresé en voz baja.

- Ivonne, hay cosas de las que uno debe responsabilizarse, sobre todo cuando se trata de un legado familiar.- contestó mi padre. Acarició mi cabeza ligeramente y después entró a la casa.

- ¿Un legado?- pregunté antes de seguirlos.

- No tienes de que preocuparte, tú no eres parte de ese legado.- interrumpió mi madre, parecía segura de aquellas palabras, pero a la vez, parecía que era algo aterrador.

- Tampoco lo aceptaría. Ya sabes quiero ir a la universidad y ser diseñadora de moda. En ninguno de mis planes está quedarme en este pueblo.- desde luego mi plan estaba en París, en la ciudad más lujosa, en dónde se podía encontrar la ropa más maravillosa. Sin duda comenzaría conquistando mi ciudad favorita.

- Entonces concéntrate en ese sueño.- añadió mi madre con una sonrisa. 

Frotó mi cabeza y se introdujo en la casa, no pude evitar mirar ligeramente hacia el bosque oscuro, pues sentía que algo me estaba mirando, me estaba observando pero parecía ser la simple oscuridad.

Entré en la casa y sin poder evitarlo eché un ojo a la planta baja. Sin duda había lugares a la que mi vista no llegaba, pero podía decir claramente que era una casa antigua y que pertenecía a personas mayores. Había cosas antiguas por todas partes, incluso algunas estaban desgastadas o puede que rotas, pero claramente a mi abuelo parecía no importarle eso.

El linaje del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora