La siguiente cazadora

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Habían pasado cinco años desde que me separé de mi familia. Ahora me había convertido en una adulta y había cumplido el sueño de mis padres. Tras tanto pensar, acabé graduándome en diseño y mi trabajo consistía en diseñar y confeccionar prendas, no obstante, en algún momento de ese trayecto el diseño pasó a un segundo plano, mis prioridades habían cambiado y sin duda mis objetivos también. 

Cuando monté en aquel avión y recordé sus rostros llenos de lágrimas y fue ahí cuando supe que solo había una manera de volver a estar juntos, aceptar el legado. Ahora era una completa experta en hombres lobos, pero sobre todo en como matarlos, me había vuelto una cazadora y lo mejor de todo, estaba lista para regresar a casa.

- ¿Estás segura? - preguntó Suga tras acercarse a mí. 

Suga era el amigo de mis padres, sin embargo para mi sorpresa era mucho más joven de lo que pensaba. Aún recuerdo la primera que lo vi, me abrió la puerta de su casa, mientras que su pelo estaba desordenado, hubiera apostado que se había levantado hace poco y  su sonrisa parecía salvar el mundo. 

No obstante, aunque me costó mucho trabajo convencerle al final accedió a entrenarme. Aunque supongo que no fue lo único que hacíamos... acabamos siendo algo así como una pareja. Aunque nunca formalizamos, para nosotros era una vía de escape y a la vez poco a poco nos acabamos acostumbrando el uno al otro.

- Completamente segura. Gracias por cuidarme y volverme una cazadora.- expresé con una sonrisa.

- Fue un placer.- pasó su mano por mi rostro y después me besó en la boca, mientras que sostenía el café en su mano derecha.- ¿Debería ir también?- preguntó tras dejar la taza en la mesa.

- ¿Quieres que te maten?- pregunté tras besarle.- Supuestamente solo tenías que ayudarme y acabaste entrenándome.

- ¿Solo entrenándote?- preguntó tras venir hacia a mí y comenzar a besarme. 

Enredé mis brazos en su cuello y después él me agarró mis piernas por lo que abracé su cuerpo con ellas. Comenzó a andar hacia la cama, me apoyó en la misma mientras que nos besábamos, cuando mi teléfono comenzó a sonar.

- Solo ignóralo.- respondió tras agarrar mi mano para que no lo cogiera.

- A lo mejor es importante.- fui a cogerlo, mientras que él me abrazaba por la espalda y besaba mi cuello.

- Ivonne.- pronunció un hombre tras descolgar el teléfono.

- Sí. ¿Quién eres?- pregunté al instante.

- Tus padres...

- ¿Mis padres qué?- grité al instante, por lo que Suga paró.

- Tus padres fallecieron.- en ese momento mi móvil se cayó de mis manos, golpeó el borde de la cama y rodó hasta el suelo.

- Llegué tarde.- contesté mientras que mis lágrimas comenzaron a deslizarse por mi rostro.

- ¿Qué? Ivonne.- pronunció antes de agarrar el móvil y hablar con ese hombre. Tras colgarle vino hacia a mí y me abrazó.

- Lo siento.- ni siquiera podía decir algo más, simplemente le abracé y comencé a llorar, mientras que gritaba de forma desesperada.

- Iré contigo.- me agarró el rostro y me limpió mis lágrimas, al ver que me había calmado un poco. No obstante ahora solo estaba llena de odio y de rabia hacia esos malditos lobos.

- No puedes, este legado solo me pertenece a mí. No pongas tu vida en peligro, les he perdido a ellos, no dejaré que tú también mueras.- lo besé como despedida. En algún lugar de mi corazón le tenía amor, aunque siempre fui consciente de que no era el elegido. Sin embargo, siempre me ayudó a desconectar de mis problemas.

El linaje del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora