- ¿Por qué?- grité mientras que el jarrón estallaba en pedazos.
Caí de rodillas en ese mismo instante y sin querer acabé clavándome un trozo en la mano derecha. Mis lágrimas no podían parar de fluir, estaba tan sacada que me levanté y comencé a quitar las cortinas y tirar todo lo que encontraba a mi paso.
- Esto no sirve de nada.- Grité mientras que lanzaba mi foto de graduación al suelo.
Sin duda parecía que un huracán estaba pasando en ese momento en esa casa, estaba tirada en el suelo mientras que lloraba de forma desesperada, mientras que mi mano sangraba, mientras que nada me importaba, pues todo lo que amaba había sido arrebatado por esos lobos y no pensaba quedarme de brazos cruzados.
Al acercarse la hora del funeral, subí y me duché, me curé la herida y después me puse el conjunto negro que había preparado. No obstante, aquello solo iba a ser el principio de mi vestuario, me introduje dentro de la sala de las armas y después agarré una beretta 92 y después inserté balas de plata. Tras aquello, la guardé en mi pierna derecha y salí de aquella casa hecha pedazos.
Me monté en el coche que había en el garaje y conduje hacia el cementerio. Aparqué a las afueras y después me puse las gafas de sol. Agarré unas flores y caminé hacia dónde estaba todas aquellas personas, solo podía pensar que realmente les apreciaban.
Me fui acercando un poco más cuando visualicé a Jimin, sin duda había crecido pero quién era yo para decir lo contrario, ya teníamos 22 años, su cuerpo era más corpulento que la última vez, sus músculos destacaban más, su rostro seguía siendo tan bello como la última vez que lo vi, sin embargo, esos ojos fríos como el hielo seguían estando allí, llenos de odio, llenos de rencor.
Me cabreaba que estuviera allí, pero no podíamos hacer un espectáculo delante de todas aquellas personas, por lo que obvié su presencia, después de aquello, me acerqué a los ataúdes que aún no habían sido introducidos en las fosas. Ese color marrón brillante era un color que odiaría por el resto de mi vida.
- ¿Quién ese ella?- todas las miradas se clavaban en mí, no obstante, sabía que lo mejor era ignorarlo.
- Es su hija.-
- ¿Qué clase de hija se va lejos por tanto tiempo?- ante ese comentario mi vista se clavó en aquella mujer, estaba llena de irá, llena de furia.
- Si lo único que vais haces es cuchichear, espero que os marchéis rápidamente.- respondí tras clavar mi mirada en ellas.
- No se parece en nada a sus padres.- contestó una que estaba al lado suya.
- Ivonne.- interrumpió Gabi, por lo que desvié mi mirada.
No obstante, pude ver como Jimin me miraba atentamente, incluso había visto que estaba herida. No podía llorar allí, con tanta gente viendo, pero sobre todo viendo como el asesino de mis padres estaba allí presente.
Tras unos segundos, unos hombres vinieron y bajaron los ataúdes con cuidado, comenzaron a echarles tierra y a la vez la gente comenzó a arrojar las flores que habían traído con ellos. Yo simplemente espachurré los dos ramos en mi mano, no podía ver aquella escena, saber que no volvería a verlos.
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El linaje del alfa
FanfictionJimin, alguien peligroso, peliagudo, pero quién diría que guardaba ese secreto, quién diría que aquellas historias que era completamente ficción o al menos para mi entendimientos lo eran, como fue que se convirtió en nuestra historia. Dime ¿Cómo aca...