Venganza

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Poco a poco se fue vaciando y los ataúdes fueron cubiertos por tierra, por lo que esperé a estar completamente sola, para acercarme a aquellas tumbas.

- Esta no era la idea.- expresé antes de agacharme, me quité las gafas y comencé a llorar, mi mano se introdujo dentro de esa tierra.- Lo siento, debí de haber regresado antes.- pronuncié entre sollozos.-Pero prometo que esto no va a quedar así.

- Volvemos a encontrarnos después de tanto tiempo.- podía reconocer esa voz, era la de Jimin, el asesino de mi familia, el hombre que más odiaba y a la vez el único que hacía mi corazón se desbordara, pero eso quedaría sentenciado con su muerte.

- Es una lástima que sea la última vez.- agarré el arma, me levanté y le apunté.- Eres un maldito hijo de perra.- me acerqué a él con mi arma apuntándole y mi rostro en vuelto en lágrimas.- ¿Por qué lo hiciste?- grité tras agarrar su camisa y apuntarle directamente en la garganta.

- No fue él.- no conocía aquella voz.

- Solo apareces cuando ella está presente.- expresó Jimin tras mirar hacia allí.

- ¿Crees que voy a caer? Despídete de todo, porque voy a matarme.- fui apretar el gatillo cuando un hombre acarició mi mano, conocía esa mano era la de Kobu.

- Ven conmigo.- expresó Kobu tras separarme un poco de Jimin.

- Al menos ya no pareces tan indefensa como antes. Estarían orgullosos de ver...

- Cállate la puta boca.- sin pensarlo le disparé en la pierna. Lo último que quería era que él me dijera aquellas palabras. De seguro, estarían decepcionados del camino que escogí en secreto.

- Plata. ¿Estás loca?- contestó tras estar tirado en el suelo con la pierna en vuelta en sangre.

- Da gracias que no te he matado.- respondí mientras que intentaba volver hasta él para terminar lo que había comenzado.

- Kobu. ¿Qué haces? Él asesinó a mis padres.- respondí tras ver como ponía su brazo en mi pecho para detenerme.

- No, no lo hizo.- contestó tras agarrar mi mano y quitarme el arma.

- Tienes suerte de que Kobu me haya parado. La próxima vez que te me acerques te mato.- respondí antes de agarrar el bolso y marcharme de allí. Al instante Kobu me siguió.

- No vamos a ir a casa. Hay algo que quise enseñarte y no pude en aquel momento.

- Pensaba que solo eras un lobo y resulta que eras uno de ellos.

- No soy nada y soy todo a la vez, Ivonne.

- ¿Qué intentas decirme?- pregunté tras mirarle.- No estoy vivo, pero tampoco estoy muerto.

- ¿Eres un espíritu?- pregunté.

- Por ahora solo puedo estar así, por eso necesito que vengas conmigo. Se avecina una guerra y esa guerra fue la que mató a tus padres.

- ¿De qué hablas?- no entendía lo que quería decir, sin embargo por ser él le escucharía.

- Hace millones de años los licántropos llegaron al mundo, pero estaban liderados por un único alfa, un único código, una misma sangre. Pero pronto lobos de la manada querían convertirse en alfas, llegar a otro nivel. Pensaban que los humanos debían estar bajo las órdenes de los lobos y por eso surgió tu clan. Los cazadores, se les otorgó ciertos poderes para que pudieran controlar a los lobos, para que pudieran seguir protegiendo a los humanos y pudieran vivir en paz, pero también pensaron que los lobos eran simple escoria, monstruos de la naturaleza y por eso debían ser eliminados. Así que ambos se volvieron enemigos, pero en un principio no fueron creados como enemigos, sino como modo de equilibrio y de unión.

- Sabes que eso suena ridículo. ¿verdad?- pregunté mientras que lo miraba.

- Suena, por eso quiero mostrarte algo. Ninguno de los líderes de las manadas es un verdadero alfa.

El linaje del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora