¿Amantes?

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- Como ves... somos amantes.- contestó tras separarse de mí, ambos nos miramos fijamente como si fuera un sentimiento nuevo para ambos y a la vez la sorpresa de los mismos. Sin embargo, ante aquel beso sabía que, si hubiéramos estado aún en su cuarto, hubiéramos llegado más lejos. Me agarró de la mano y tiró de mí hacia la salida. 

Abrió el coche y monté en él, me guardé el arma, me abroché el cinturón y me limité a mirar al frente. No quería ver la cara de odio de Kendra y tampoco la de Jimin.

- Gracias.- expresé tras salir de aquel lugar.

- Sin duda esta me la debes.- contestó tras mirar al frente.

- No hace falta que me lo digas.- respondí.

- Podrías pagarme en carne, después de todo parecía no disgustarte la idea.- añadió tras mirarme con una mueca.

- Se llama actuar y podría decirte lo mismo.

- ¿Estás segura que no te confundiste de profesión?- preguntó tras mirarme.- Mientes tan bien que das miedo.

- Te podría decir lo mismo.- ni queriendo hubiera podido actuar de esa manera. Ese beso fue un beso con todas sus letras.

- Era la única manera que salieras viva de esto. Así que da gracias a que con mi beso salvé tu vida.

- Entonces da las gracias a mi actuación.- saqué el cuaderno que me había escondido en el sujetador y seguí dándole vueltas al asunto.

- ¿Alguna idea más?- preguntó tras unos segundos.

- No, creo que deberíamos ir a mi casa.

- Me quedaré allí por un tiempo.

- ¿Qué?- desde luego eso iba a ser difícil de soportar y mucho más sabiendo que estábamos solos, pero sobre todo sabiendo que sentíamos deseo el uno por el otro.

- No puedo regresar a no ser que quieras que Kendra me mate.

- ¿No eras el alfa?- miré de reojo su reacción, aunque sabía que eso le cabreaba.

- Soy el alfa, pero conoces a Kendra. ¿Por cierto que pensabas hacer después de saltar y matarte?

- Tenía un plan.- mentí aunque claramente si no hubiera estado él, hubiera tenido que luchar.

- ¿Contabas con una pierna rota?-

- Sabes... no soy tan débil como tú crees.- dirigí mi mirada hacia la mirada y después me apoye en la ventana.

- No pienso que seas débil.- esas palabras me sorprendieron, pensaba que él no me reconocería.- ¿Por qué te convertiste en cazadora? Dijiste que estabas huyendo de este destino.

- Entendí que jamás podría escapar. Además era la única forma de regresar a estar con mis padres.-

- ¿Y ellos sabes que te dedicaste a ser lo que tanto odiaban? ¿Dejaste de dibujar?- preguntó tras entrar en el pueblo.

- Me gradué en diseño en Francia, pero mi prioridad se convirtió en ser cazadora.

- Ya veo. Nos odiabas.

- No os odiaba, bueno... a ti sí, pero era la única manera que tenía de regresar con ellos.

- ¿Me sigues odiando?- me miró fijamente por un segundo y después regresó su vista a la calzada.

- Eso que importa ahora.- no importaba lo que sintiéramos, seguíamos siendo lobo y cazador. Tendríamos que colaborar pero... nuestra relación no podría cruzar esa línea.

- Importa.- no pude evitar mirarle.- ¿Crees que viviría en la casa de alguien que puede matarme a la noche?- me miró ligeramente.

- No lo haré. Ambos nos necesitamos.-

- Veo que pensamos igual.-

- ¿Por qué mentimos también?- me pregunté mientras que ambos callamos. Ese silencio se estaba llevando nuestros deseos, nuestros pensamientos. Al llegar, salí del coche y caminé hacia la casa. A su vez el me siguió en silencio.

El linaje del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora