¿El líder se llama Kobu?

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- No fueron ellos... fui yo.- contesté antes de dar la luz y hacer más evidente ese desastre. Incluso los restos de mi sangre aún permanecían allí.

- Recuérdame no cabrearte.- contestó tras mirarme ligeramente.

- Deberíamos ducharnos.- respondí tras ver que ambos estábamos hechos un asco.

- ¿Quieres que lo hagamos juntos?- contestó tras acercarse y acariciar mi cuello. Sin embargo, en ese momento no estaba de humor para sus bromas. Comencé a subir las escaleras y me introduje en mi cuarto. Me duché, me vestí y bajé la cocina, abrí la nevera. Allí había lasaña echa por mi madre, quité el plástico y comencé a comer, mientras que se caían lágrimas de mis ojos con cada pequeño bocado que me introducía en la boca.

- ¿No sabrás dónde habrá ropa de hombre?- al verle llegar me limpié las lagrimas y después guardé aquello.

- Lo siento, jamás pretendía que esto ocurriera.- respondió tras apoyarse en la nevera, por lo que su cuerpo desnudo se pegó a mi espalda. El aroma del champú que había usado llegó a mí. Sin duda conocía aquel aroma, era el de mi padre.

- Creo que hay algo de ropa en su cuarto.- contesté tras intentar apartarme por lo que me dejó libre. Cerré la misma y después subí las escaleras hacia su cuarto. Ni siquiera había entrado desde que había vuelto. En ese momento respiré hondo y caminé hacia ese cuarto.- Creo que esto te servirá.- expresé tras abrir el cajón y sacar algo de ropa y dejarla en la cama.

- Gracias. No tienes porque ocultar que estabas llorando.- levantó su mano y me agarró el rostro con suavidad. Le miré a sus ojos azules y después levantó su otra mano para agarrar mi otro lado. Después limpió el resto de mis lágrimas con sus pulgares.- Siento no haber podido hacer nada para ayudarlos.-

- No puedes controlar a los demás.- levanté mis manos hacia sus muñecas y después volví a mirarles. En ese momento si me hubiera besado, se lo hubiera permitido.- Dejaré que te vistas.- iba a marcharme cuando miré su torso por una vez más.

- Parece que quieres seguir mirando.- interrumpió mis pensamientos.

- También tienes una marca.- contesté tras mirar su lado izquierdo.

- Desde que nací. Es el linaje de Kobu.- respondió tras mirarme.

- ¿Realmente se llamaba Kobu?- pregunté tras mirarle a los ojos.

- No lo sé, nunca supimos su nombre. Para nosotros solo es conocido como gran líder.

- Entiendo. Entonces al menos démosle un nombre.- me fui de allí y me tumbé en mi cuarto. Al principio me costó dormirme sin embargo pronto caí rendida ante aquel día tan espantoso.

El linaje del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora