El linaje del alfa

Siguiente alfa

Al terminar la clase se levantaron rápidamente y se marcharon, por lo que rápidamente me levanté y los seguí en silencio hasta que se pararon en la parte de atrás del instituto.

- ¿Viste su dibujo?- expresó Taehyung a Jimin

- Lo vi, pero debiste de disimular.- contestó completamente serio.-

- ¿Quién es esa chica?- preguntó Kendra al instante.

- Esos ojos, solo hay un lobo con esos ojos y sabes lo que significa.- expresó Taehyung un tanto nervioso.

- Lo sé mejor que nadie. Ese lobo la está reconociendo como alfa y aunque no tiene ningún sentido... es mejor tenerla vigilada.

- ¿Cómo es posible? Tú eras el siguiente alfa.- respondió Kendra a Jimin.

- No me lo recuerdes.- la agarró del cuello por lo qué me asusté, rápidamente me fui de allí y fui a buscar a Gabi. No sabía de que se trataba todo aquello, pero lo que sí que sabía era que no quería estar cerca de aquel lunático.

- Ivonne. ¿Por qué estás corriendo?- preguntó Gabi tras verme.

- Pensé que llegaba tarde.- respondí con una sonrisa antes de parar.

- ¿Hablaste con Taehyung?- me preguntó al instante.

- Sí, pero... no sabía nada de esas historias. Vayamos a clase.- respondí tras agarrarla ligeramente e ir hacia la clase que teníamos ahora.

- Supongo que ninguno sabemos más que su existencia o al menos eso nos contaron.

- Supongo.- respondí antes de introducirme dentro, sin pensarlo me dirigí a la parte trasera de la clase. Supongo que esa era una manía que había conseguido en mi otro instituto. A los pocos minutos la pandilla de Jimin se unió a la clase y se sentaron delante de nosotras.

- ¿Qué vas hacer?- preguntó Gabi tras verme sacar mi cuaderno de dibujo.- ¿Puedo verlo?- al instante los ojos de Jimin se clavaron en mí.

- No, aún son bocetos sin terminar, cuando los termine te los enseñaré.- abrí el block por una hoja en blanco y comencé a esbozar.

- ¿No sabes cuándo parar?- preguntó Jimin tras quitarme mis dibujos.

- No sabía que te gustaba tanto la moda femenina, cuando quieras hago uno para ti.- miró el dibujo, por lo que me incliné y le aparté mi cuaderno de las manos. Eso provocó que me aproximará a él.

Cuidado ovejita.-me susurró al oído. Esas palabras me dieron escalofríos como si tuvieran undoble sentido. Volví acomodarme en mi asiento y después seguí dibujando.