Suga

58 7 0
                                    

Cuando me levanté aquella mañana Jimin se había marchado y con él todo ese desastre que había en la casa. Ya habían pasado unas semanas desde el entierro de mis padres y aun así no podía creer que eso hubiera ocurrido, aún tenía mis esperanzas de volverles a ver, pero solo eran simples sueños imposibles. 

Desde ese día tampoco volví a tener contacto con nadie, necesitaba tiempo para procesarlo y Jimin parecía entenderlo ya que no se acercó a mí. Por otro lado, estaba Gabi, intentaba hablar conmigo, pero ni siquiera podía verla, sabía que volvería a derrumbarme. Por esa razón el duelo debía de ser terminado. 

Todos teníamos un deber y debíamos encontrar la manera de poder hacerlo realidad. Esa mañana salí de mi casa y caminé por el pueblo con unos simples leggins, una camiseta de tirantes, una sudadera y unas playeras. Aunque sin duda lo que no faltaba ya en mi vestuario era un arma.

- Hola.- contesté tras entrar en el bar del padre de Gabi, aunque ahora sin duda era suyo.

- Hola, ¿Ya estás bien?- preguntó tras dejar todo y abrazarme.

- Estoy bien, necesitaba estar sola. Lo siento.- respondí arrepentida por mi forma de actuar.

- Siéntate, te pondré algo de desayunar.- al instante me senté en la barra y esperé a que llegará. Lo primero que me sirvió fue una taza de café y después pidió al cocinero unas tortitas con sirope.

- ¿Cómo está Taehyung?- pregunté tras mirarla.

- Bien, ahora está con Jimin. Me preocupa esa relación.

- No tienes de que preocuparte.- ya no había razón para preocuparse, pero sin duda el secreto que cargaba Taehyung debía ser su mayor miedo.

- ¿Desde cuándo le defiendes? Tú mejor nadie sabes cómo es Jimin. Mi padre me contó lo que te hizo. Siento mucho no haber estado en ese momento.

- Y que te hubiera matado.- agarré el café y tomé un sorbo.- ¿Renunciaste al irte a la ciudad?-

- Bueno, aquí está ahora mi vida. Está Taehyung y ahora soy dueña de todo esto. Alguien debe de hacerse responsable.

- Tienes razón, sin duda lo llevas genial. Ahora se ve más moderno.- eché un vistazo a mi alrededor y después volví mis ojos a ella.

- Cuéntame, ¿Cómo fue vivir en París?

- Una locura, pero sin duda tengo buenos recuerdos.- en ese momento recordé a Suga. No pude evitar preguntarme que estaría haciendo en ese momento y si le estaba yendo. Es cierto que no era un amor puro de historia de cuentos, pero para mí fue algo parecido al amor, después de todo fue mi primer hombre. Aunque no iba a negar que Jimin era él que se había clavado allí desde el momento en que le vi y pesé a todo lo que hizo y lo que era... seguía sintiendo inclinación por él.

- Veo que tienes a alguien en el pensamiento.

- Solo a la persona de la que estaba a cargo. No sé cuando mis padres pensaron que eso era una buena idea.- no pude evitar estallar en carcajadas al recordar el día que llegué a París, fui a su casa y tras llamar a la puerta me encontré con un hombre de 22 años totalmente atractivo.

- ¿Era guapo?- nuestras miradas se entendieron a la perfección.

- Era atractivo, guapo y jodidamente ardiente.

El linaje del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora