¿No saben quién soy?

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- Jimin ¿Estás dormido?- preguntó Kendra entrando en su cuarto.

- Mierda, ahora sí que estoy muerta.- pensé mientras que llevaba mi mano hasta mi arma.

- ¿Qué es lo que quieres?- preguntó mientras que llevaba su mano hasta mi abdomen. Su mano era grande y para mi sorpresa suave, comenzó a introducirla dentro de mi camiseta.

- Pensé que podríamos divertirnos un rato. Últimamente has estado muy solo.- fue acercarse a la cama cuando llevé mis manos a la suya. Por un segundo sentí como la zona del tatuaje ardía, me dolía, pero a la vez no era tal dolor.

- No estoy de humor.

- Es por esa chica ¿Verdad? Desde que ha vuelto has estado decaído.- podía notar la molestia de su voz pero a la vez podía notar la tristeza de no ser elegida.

- No estoy decaído... ni mucho menos.- por como lo decía podía saber que estaba mostrando una pequeña sonrisa.

- ¿Te gusta? Es eso.

- ¿Cómo puede gustarme alguien como ella? Somos enemigos, tenlo presente.- pesé a tener mis manos encima de la suya, no eran motivo para que se frenara. Sus dedos acariciaban mi piel con suavidad como si quisiera acariciar cada centímetro de mí.

- Para no gustarte me estás tocando demasiado.- pensé.

- Estoy pensando en hacerle una pequeña visita.-

- Después de lo que pasó con sus padres no va a ser un problema. Déjala en paz con su amargura.- ante esas palabras no pude contenerme por lo que llevé mi mano hacía su costado y le pellizque.

- Saaabes aún quiero descansar un poco así que déjame solo.- salió de la cama y lo próximo que escuche fue la puerta y el cerrojo. Me quité el edredón de encima y apoyé mis codos en la cama.

- He de decir que también pensaba que habría alguien en tu cama.

- Y la hay.- contestó tras mirarme.

- Sabes a lo que me refiero. Aunque, debo decir que no me sorprende la proposición de Kendra. Familia ¿No?- pregunté tras tumbarme en la cama de lado y mirarle.

- ¿No piensas levantarte?

- Pues la verdad tu cama es bastante confortable.- me quedé mirándolo durante unos segundos, después se subió a la cama.

- Voy a vengarme por esto.- Expresó tras señalar su costado un poco rojo.

- Eso es por meterme mano.-

- ¿Quién fue la primera?- fue hacia a mí, por lo que intenté escapar de la cama. Sin embargo me acabó atrapando y me rodeó con sus enormes brazos.

- Hay algo que quiero preguntarte.- me senté en la cama y lo miré.

- Primero dime que es lo que hacías aquí. ¿Acaso estás loca?

- ¿No saben que soy cazadora? 

- No, cubrí la señal de tus padres.- levantó su mano y me acarició el rostro.

- Gracias.- contesté tras levantar mi mano hacia la suya.

El linaje del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora