¿Debería de hacer lo mismo?

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Era un cuarto realmente espacioso, pero a la vez simple. Una cama de matrimonió en el medio del cuarto, en el lado derecho había un antiguo escritorio, un tanto desordenado, parecía como si alguien estuviera estudiando algo. Caminé un poco más y vi unas estanterías con libros, un armario viejo pero a la vez bonito. 

Las cortinas blancas se movían con el viento que entraba por la ventana. Me acerqué poco a poco a la cama, mientras que el viento comenzaba a darme en el cuerpo. Cuando me acerqué pude ver a Jimin tumbado en la cama, parecía tan sereno y a la vez su rostro lucía tan hermoso y despreocupado.

- Ya podía ser así siempre.- me acerqué a la cama y cuando estuve a punto de tocar su rostro, me volcó en la cama.

- ¡Ah!- grité ante la sorpresa. Me cubrió con el edredón y me arrimó a él con su brazo derecho. Estaba apenas unos centímetros de su torso completamente desnudo.

- ¿Ocurre algo? Escuchamos un ruido.- expresó alguien entrando en el cuarto.

- No escuché nada, seguramente será algo que anda por el bosque.- no pude evitar mirar sus abdominales definidos. 

Sabía que podía meterme en problemas pero tenía ganas de molestarlo y a la vez tocar su cuerpo. Alcé mi mano izquierda y acaricié sus abdominales, después dibujé una línea con mi dedo índice hasta llegar a su ombligo. Al instante dio un pequeño respingo.

- ¿Le ocurre algo?- preguntó aquella mujer ante dicho acto.

- No, solo que sentí un escalofrío. Si encuentran a la cosa que hizo ese horrible ruido, por favor dímelo.- paró mi mano con la suya y después me movió más cerca de él.

- Claro, le dejo descansar.- al instante cerró la puerta.

- ¿Se puede saber en qué piensas?- colocó sus manos entre mi cabeza y después me miró desde arriba.

- Vine a buscarte.- contesté tras mirarle a esos ojos celestes.

- ¿Y cuando se te ocurrió que esto era una buena idea?- acarició mi pelo ligeramente y después sonrió.- Veo que no pudiste resistirte a mi gran cuerpo.- sin pensarlo volví a mirar su torso y después miré  sus ojos.

- ¿Debería de hacer lo mismo que hiciste tú?- se apoyó en la cama y después levantó su mano derecha hacia a mí. Sin embargo, cuando iba a tocarme volvió a cubrirme con el edredón.

El linaje del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora