El linaje del alfa

Taehyung

- Hoy es luna llena. ¿Sabes lo que eso significa?- pregunté tras mirarla.

- ¿El qué?- me miró completamente atenta a mis movimientos.

- Un lobo podría estar rodando por la zona.- respondí tras mirarla e ir hacia ella.

- Para, para. No hagas bromas con eso.-

- Está bien, veo que estas historias te asustan.

- ¿Por qué dijiste que me envidiabas?

- Tener a alguien al que amar... me parece que es bonito y a la vez admirable. ¿Cómo se siente?- pregunté un poco interesada.

- Ni siquiera puedo hablarle con normalidad me pongo nerviosa

- Lo averiguaré.- añadí en voz baja, ese sería otro de mis cometidos... averiguar si a Taehyung le gustaba Gabi.

- Es tarde, deberíamos de regresar a casa.- contestó Gabi al pasar por el restaurante de su padre y estar cerrado.

- Si, estarán un poco preocupado.- me separé de ella y caminé hacia a casa. Sin duda ese lugar no me gustaba pero debía de admitir que allí había un silencio que no había en la ciudad.

Comenzaba a hacer frío por lo que me abroché la chaqueta y después metí la mano en los bolsillos. Caminé hasta que reconocí la casa, no obstante tenía un mal presentimiento de aquello. Llamé a la puerta al no tener aún llaves y esperé a que me abrieran.

- ¿Ya has venido?- preguntó mi padre tras abrirme la puerta.

- Oye, en este lugar están todos un poco locos.- respondí antes de cerrar la puerta.

- ¿Por qué dices eso?- preguntó entre risas.

- Bueno... Gabi me contó algo de unos lobos o algo así y después cuando paseábamos había una especie de sequito. Realmente daban mal rollo.- contesté tras caminar hacia las escaleras.

- ¿Dónde los vistes?- preguntó al instante, parecía que estaba en otro lugar y a la vez estaba preocupado, aunque no hice demasiado caso.

- Estaban junto al arroyo. ¿No me digas que tú también crees en eso?- pregunté antes de irme escaleras arriba.

- Son simples leyendas, ve a descansar.- me besó la cabeza y después se fue al cuarto. Me introduje en mi nuevo cuarto, me quité los zapatos y me tumbé en la cama. Estaba tan cansada que ni siquiera me importaba la luz que entraba por aquella ventana.

Estaba sumida en un sueño cuando de repente algo me despertó, parecían ruidos, sonidos de gritos ahogados, pero allí no había nada más que silencio. Me levanté para ir a beber agua cuando miré por la ventana.

Al instante vi a un gran lobo de ojos rojos, esos ojos ardían como el mismísimo fuego pero a la vez parecían sedientos de sangre. Eran tan aterradores, pero a la vez tan atrayentes, sin duda era un sueño.

Fui al baño a beber un poco de aguda y cuando regresé no había nada allí, sin duda había sido una alucinación por las historias que Gabi mencionaba. No obstante parecía tan real que mi mente no podía parar de pensar en esos ojos.