Reencuentro

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- ¿No piensas saludar? No viniste al funeral tampoco.- expresé tras ir al bosque e ir hacia Tae

- Estoy trabajando.- preguntó tras agarrar un tronco como si no fuera más que una ramita.

- ¿Cuándo piensas contárselo?- pregunté tras seguirle.

- Cuando esté preparado.- me miró y después dejó el tronco en la camioneta.- ¿Qué haces aquí?- me miró y después volvió a caminar hacia el bosque.

- ¿Sabes dónde puedo encontrar Jimin?

- Sabes... cada vez que vienes todo acaba mal para todos. ¿No sería mejor que te marcharas para siempre? No regreses a molestar a Jimin.

- Ya veo, no me aprecias demasiado pese a ser amigos de la infancia.

- No somos amigos de la infancia. Ni siquiera nos recuerdas. Protegeré a Gabi aunque tenga que matarte para ello.

- ¿Sabes que soy?-

- Y sé que haces aquí. Así que deja tu estúpida venganza contra Jimin y regresa al extranjero.

- Lo siento pero no puedo marcharme. Necesito ver a Jimin, ¿Podrás decirme al menos dónde puedo encontrarle?-

- Su casa está al otro lado del pueblo.

- ¿Puedo llegar andando?- pregunté antes de marcharme.

- Sí, pero para ellos debes cruzar el bosque.

- Gracias. Gabi te aceptará, no le importa lo que eres.- le sonreí ligeramente y después me adentré en el bosque para poder llegar antes.

- No podía vivir en el pueblo.- añadí tras haber caminado por media hora. Al acercarme me percate de que estaba entrando en un lugar minado. Lleno de hombres lobo y por lo tanto un lugar peligroso. Ya que estaba entrando en sus terrenos. Me dirigí a la parte de atrás de la casa, al ver que un árbol enorme llegaba hasta una de las ventanas, comencé a escalarlo hasta que llegué al primer piso me introduje en una de las ventanas que estaba abierta.

- ¿Cuántos viven en esta casa?- me pregunté al ver que estaba completamente llena de ellos. Salí de aquel cuarto solitario y comencé a caminar por el pasillo. Me preguntaba cual de todos aquellos cuartos sería el de Jimin. Sin duda había hecho mal introduciéndome en aquella casa.

- ¿Qué hago?- me pregunté mientras que barajaba cual podía ser la mejor opción o más bien era como el juego de pinto, pinto. Al escuchar a alguien acercarse me introduje en el último cuarto del pasillo. Cerré la puerta y rápidamente miré el interior del mismo.

El linaje del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora