La cueva

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- Eres más fuerte, tu cuerpo resiste más, lo pudiste comprobar la noche que Jimin casi te mata, envejeces más lento entre otras cosas. No eres un lobo pero les di la posibilidad de poder ser un rival poderoso contra ellos. Además de tus habilidades en la lucha, que por lo que vi son fascinantes. Cuando pisaste el bosque por primera vez, sentí tu poder y desde ese momento he intentado llegar a ti, aunque cuando llegué eras demasiado pequeña, como para entender lo que iba a contarte, así que decidí esperar, pero parecía que la suerte no estaba de nuestro lado. Así que hasta ahora no he podido mostrártelo.

- Por qué crear un posible enemigo.- interrumpió Jimin.

- Porque estabais masacrando a humanos por placer.- respondió tras mirarle.

- Quien es el malo ahora, lobito.- contesté tras mirarle.

- Esto no va contigo, ovejita.

- ¿Qué dices? Creo que el gran jefe dijo que sí.

- Sois como críos.- contestó tras mirarnos.

- Algunos más que otros.- expresé antes de introducirme dentro de la cueva. Al no ver nada encendí mi linterna. 

Sin embargo, rápidamente todo se iluminó. Las paredes se llenaron de pinturas y a la vez de historia. Nuestra historia comienza aquí. Señaló una pintura en la cual había hombres pintados, una luna y unos lobos. Después de eso comenzó a narrar la historia.

- Tal vez era una maldición de los dioses, tal vez una bendición era lo que pensamos en ese momento. 

Sin embargo todos éramos iguales, con la luna llena cambiábamos a nuestra forma de lobo, era el momento en que aprovechábamos para correr, para ser libres, para librarnos de las vergüenzas de taparnos, de ser humanos.

- ¿Quieres que nos libremos de la vergüenza de taparnos?- preguntó Jimin tras acariciar mi brazo.

- Eso deberías proponérselo a Kendra y segundo sigue por ese camino y te mato.- arqueé mi ceja y después lo miré con desprecio.

- Espero que con tu novio seas más amable, sino me temo...

- Cállate, Kobu sigue.- contesté tras mirarle de nuevo.

- Todo era perfecto hasta que parte de la manada tenía la idea de que podían dominar el mundo, que esto no era suficiente para nosotros. Crearon una rebelión y la manada se dividió en dos, el odio se fue incrementando hasta que acabaron matándose los unos a los otros.

- Si es que mira que sois salvajes.- contesté tras mirar a Jimin.

- Habla la cazadora psicópata.- chasqueó su lengua y después miró a Kobu.

- Las barreras que nos protegían y nos mantenían ajenos al mundo exterior, se estaba rompiendo.- en ese momento vi el dibujo de unos lobos y una cúpula abriéndose.

- Y sin duda era algo que pagaríamos muy caro, los que realmente deseaban marcharse salieron de la protección de la cúpula y así es como nos esparcimos por todo el mundo. Ya no éramos lobos, ya no éramos humanos. Pasamos a ser híbridos con cada humana o humano que se juntaba con un lobo y a la vez se volvían más y más débiles hasta el punto en que a veces ese niño no tenía poderes, era un simple humano más. Muchos olvidaron su procedencia, otros la negaron, pero este lugar siempre ha sido para los hombres lobo su hogar.

- ¿Dónde entra ella?- preguntó tras mirarme.

- No seas impaciente.- contesté tras golpearlo.



El linaje del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora