Pasadizos

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- ¿Tienes algo de comer?- preguntó nada más entrar.

- En la nevera.- respondí antes de ir hacia al despacho. Miré los libros que lo rodeaban y comencé a preguntar dónde podía estar los libros que nos podrían ayudar. Había un millón de posibilidades y se nos acababa el tiempo.

- ¿Alguna idea por la que podemos empezar?- preguntó tras apoyarse en el marco de la puerta. Sin duda había encontrado las sobras de la noche.

- Te estás comiendo las sobras de hace tres semanas.- contesté mientras que lo miraba.

- ¿Quieres matarme?- preguntó tras escupirlo en una parte del táper.

- Bueno… si te matas tú mismo me facilitas la existencia.- mostré una mueca.- Son sobras de anoche.- reí y después dirigí mi vista hacia la librería.
- Idiota.- contestó antes de entrar.

- ¿Cómo guardáis vosotros los documentos?- pregunté tras mirarle. Sin embargo estaba completamente concentrado en la comida.

- Supongo que dónde no sea evidente.- expresó tras mirarme.

- Gracias.- respondí irónicamente ante su gran ayuda.

- Yo solo intento ayudar.- se acercó a mí y después miró hacia mi dirección. Sabes… deberías saber los secretos de este lugar.- contestó tras apoyarse en el escritorio y seguir comiendo. Por un segundo cerré mis ojos y me dejé llevar, por lo que sin pensarlo comencé a caminar.

- ¿Si lo que querías era acercarte solo tenías que decírmelo?- cuando abrí mis ojos me encontré con Jimin mirándome fijamente, tenía el táper en la mano izquierda y el tenedor en la otra mano, mientras que mi cuerpo presionaba el suyo contra el escritorio.

- Ya te gustaría.- contesté mientras que miraba dónde estaba mi mano. Sin pensarlo había llevado mi mano hacia una figura del escritorio.

- Normalmente me gusta ser el que presiona, pero oye hay que probar cosas nuevas.- mostró una mueca y después mordió otro pedazo de comida, por lo qué presioné la figura del antiguo escritorio y al instante algo detrás de mí sonó. Una parte de la biblioteca se había abierto como si fuera una entrada secreta. Me separé de él y caminé hacia ese lugar.

- Tenemos trabajo.- dejó todo en la mesa y me siguió. Encendí la linterna de mi móvil y comencé a caminar por el túnel.

- ¿A dónde vamos exactamente?- preguntó tras apoyar su mano en mi hombro por lo que me sobresalte.- Que mona, te has asustado.

- Cállate.- respondí bordemente antes de seguir el camino.
Al final del pasillo había una puerta, por lo que toqué el pomo. Al instante Jimin puso la mano encima de la mía y abrimos la puerta.
-Debería haber una luz por alguna parte. Puedes dejar de hacer el idiota.- respondí tras sentir algo por mis piernas.

- No he sido yo.

- Entonces quién ha sido ¿Un fantasma? Encuentra la maldita luz. Te voy a matar si vuelves a tocarme.

- Oye… ahora quién toca a quién.- dirigí la luz hacia el final de la sala.

- ¡Joder!- al instante mi móvil se cayó al suelo y pude ver que lo que nos estaba tocando antes eran ratas.

- ¿Por qué gritas tanto?- al instante las luces se prendieron, todo el lugar estaba lleno de ratas… sin duda mi peor pesadilla, pero por un segundo mi vista se clavó al final de la sala, un cadáver en descomposición estaba atado con cadenas al final de la sala.

- No mires.- me tapó los ojos al ver aquel escenario.

- No te preocupes solo me sorprendió, pero… lo que realmente me molestan son las ratas.- contesté tras ver una cerca de mí, de un brinco me subí a la espalda de Jimin.

- ¿En serio?- preguntó tras mirarme por lo que nuestros rostros se juntaron más.- No tienes miedo a un cadáver en descomposición pero si a unas ratitas.

- Oye, no juzgues a las personas por sus miedos. De seguro que temes a algo.- respondí mientras que miraba el suelo con alguna que otra rata.

- Desde luego no a algo tan ridículo.- pesé a sus palabras aceptó de buena gana que estuviera abrazada a él, por lo qué suavemente me agarró las piernas y me agarré a su cuello. En ese momento su aroma llegó hasta a mí, sin duda la mezcla de su champú y su colonia, hacía que fuera imposible no sentirse atraída por él.

- ¿Cuánto tiempo crees que lleva aquí?- pregunté tras mirar cómo estaba en descomposición, pero sin duda aún podía ver su carne y su cuerpo.

- Posiblemente tres o cuatro semanas.

- ¿He vivido con un muerto todo este tiempo?- tragué saliva y después miré su cuerpo detalladamente. Olía horrible por lo que tapé mi nariz, después pude ver como su cuerpo estaba completamente pálido, la carne se estaba apegando a los huesos y aunque tal vez no estaban muy a la vista podía ver larvas y gusanos en su cuerpo.

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⏰ Última actualización: Oct 27, 2022 ⏰

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