ovejita

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- ¿Qué haces?- pregunté tras mirar a Jimin.

- No es tu primera vez aquí.- contestó tras acercarse por lo que acabé retrocediendo por instinto.

- Es mi primera vez.-

- Acabas de decir regresar.- parecía enfadado y realmente no sabía el por qué.

- Sí lo he dicho. Mis padres se criaron aquí, contento.- expresé de mala gana y casi gritando. Sin embargo pesé a mi actitud estaba completamente aterrorizada. Tal vez ese grito era como señal de auxilio.

- Nadie va a venir a ayudarte. Cuando yo hablo los demás solo callan y pasan de largo.- se acercó aún más sin embargo me tropecé y caí al suelo. Miré hacia él mientras que intentaba que no se notará mi miedo.- La dulce ovejita cayó ante las garras del lobo.- se agachó y se inclinó ante mí, levantó su mano y enredó su dedo índice en mi pelo.

- Ivonne.- grité en mi cabeza.

Solo quería volver en mí misma pero el miedo me paralizaba. Esos ojos  me miraban, me analizaban y provocaban que mi cuerpo se congelará. En ese momento recordé esos ojos fuego, esos abrasadores ojos que me llamaban, que quería que los siguiera, pero a la vez mi instinto me decía que corriera, que esa llama era en realidad sangre derramada. No obstante, fue suficiente como para que pudiera volver en mí. Lo empujé, parecía que se había dejado caer, me agarró del brazo y acabé cayendo detrás de él.

- Tal vez esta oveja muerde.- apoyé mis manos en el suelo e intenté levantarme cuando me empujó hacia él.

Mi cuerpo estaba prácticamente encima del suyo parecía una pelea de barro, pero sin barro. Me agarró del cuello y me recostó en el suelo de una forma un tanto brusca.

- Sin duda me intrigas, lástima que seas basura. Ten cuidado porque esta es mi última advertencia.- me dejó libre por lo que me levanté.

- Devuélveme mi móvil.- expresé al instante, ni siquiera me preocupe de cómo había quedado después de rebozarme en la tierra.

- ¿Lo quieres?- preguntó con una mueca.- Entonces pide perdón y haz que todos vean que nadie juega conmigo.- sin duda le temía, pero no iba a dejar que nadie me hiciera sentir como si fuera escoria.

- Antes muerta.- respondí tras patearle en sus partes nobles. Agarré el móvil de entre sus manos y después sonreí.- Parece que esa zona también es la debilidad de un lobo.- agarré mi mochila y caminé hacia el interior del instituto. En ese momento había profesores por lo que supe que no haría ningún movimiento.

El linaje del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora