Un día del mes de mayo, siendo claramente la primavera, el ambiente está jugando a favor al presenciar algunas mariposas volar por el alrededor. Las nubes parecen algodones blancos de azúcar, tan envidiables que sientes el impulso de ir hacia arriba y tocarlas. El cielo, totalmente celeste, contrasta perfectamente con las aves volar hacia un lado, todas en una bandada admirable. Un lugar en el que se pueda sentir una total libertad es lo que se describe justo ahora.
Un inmenso pasto cortado cual alfombra, el viento de aquella estación corriendo a un ritmo perfecto y los innumerables girasoles al bajar de la colinita es todo lo bueno para el día de hoy, un día en el que podemos él y yo descansar con tanta tranquilidad. Ah, claro, y con la compañía de muchos conejitos pasear por ahí. Es el mismo lugar al que llevé a mi pareja cuando decidimos tener una relación, hace varios años.
"¿Trajiste su almuerzo?", es lo que sale de mis labios en pregunta hacia el otro, quien sonriente asiente y me muestra la pequeña mochilita donde tiene guardado lo que dije. De pronto, cuando notamos de repente cómo Doli, ante el sonido del paquete de comida de verduras, alza la cabecita mientras mueve con ahínco su nariz, soltamos unas risas por lo lindo que se ve e incluso por ese pequeño vestido de zanahorias que trae puesto.
—¿Le damos de una vez o...? —él cuestiona curioso, quizá un poco impulsado a darle ya la comida.
Presiono mis labios, pensativa, y termino por no hundirme más en la duda para simplemente asentir. Una risa nasal expreso cuando Doli salta al instante apenas el pelinegro saca un trozo de zanahoria. Ese conejito marrón es todo lo bueno que le ha podido suceder a nuestra vida.
—Hyunjin, cuidado que te caigas —advierto al verlo bajar por la colina.
—Pero si ni es peligroso —ríe ligeramente al voltearse para verme y aparta un mechón de su cabello que estaba queriendo interrumpirle la vista. Como se ha dejado crecer el cabello se lo tiene que amarrar a una media cola, que por cierto le queda bien.
Ruedo los ojos cuando veo que sigue haciendo lo suyo -y por ende al terminar de perderlo de vista- decido ponerme de pie. Agarro a Doli para cargarlo y juntos bajamos también la colina, lo que sucede después de la acción es observar con más claridad las flores amarillas y mariposas volar. Suelto un sonido asombrado y mis ojos sienten ver pura belleza.
Decido bajar a nuestro conejo para que pasee, además que puede relacionarse con los conejos que hay ahí. Me siento justo al pie de la colina y miro divertida cómo una mariposa se le ha parado en el brazo de Hwang, quien traga en seco y con delicadeza la espanta para no lastimarla. Al chico le teme un poco cuando las tiene cerca.
El trabajo nos había consumido a mí y a mi novio, por lo que estuvimos al borde del estrés. Pero menos mal las pequeñas vacaciones que hemos recibido ha sido gratificante, así que en el primer día decidimos venir aquí. Trajimos sin problema a Doli para que cambiara de aire por un rato; que esté dentro del apartamento y sobre todo en el balcón, con el jardín solamente para él, tal vez no le es suficiente.
—Eh, Doli, no te vayas muy lejos —advierto al ver que se quiere ir un poco más lejos de nosotros.
Hyunjin, luego de haberse despejado haciendo lo suyo, va a donde me encuentro y raudo se sienta a mi costado. Luego solo recuesta su cabeza contra mi hombro.
—¿Crees que te entienda? —cuestiona curioso mientras dirige la mirada hacia Doli.
Imito su acción por segunda vez y, apenas le presto atención cuando vuelvo a llamar al animalito, compruebo que este se voltea y se queda quieto. A saltitos regresa por donde estamos sentados, olisqueando de paso una florecilla pequeña que hay entre el césped. No puedo evitar sonreír al ver el resultado.
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Solo yo » Hyunjin; Stray Kids
Fanfic"Él y su bendita pelota de la discordia". Hwang HyunJin es el chico más revoltoso y descuidado. Kim Irem no es alguien como él, pero tampoco va a ser su antídoto. No, ¡nada que ver! Más bien va a empeorar todo en el otro.