Capítulo 18

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El miedo que estaba escondido dentro de mí crece cada vez más y mi pecho se oprime. Entiendo lo que está pasando, pero a pesar de eso me cuesta despertar. Por más que lo sepa se siente, de todos modos, real. Atraparte en una pesadilla no es para nada agradable, y peor cuando es en cierta forma un recuerdo del pasado.

Después de algunos segundos de tortura, mis ojos se abren de golpe y suelto un fuerte jadeo. Mi corazón está latiendo un poquito más rápido y siento presión. Lo malo de las pesadillas es que te cuesta por unos minutos volver a la normalidad. En ese mismo momento en el que vives la tortura, sientes que puede ser todo el tiempo.

Y por aún más desgracia no me puedo mover, como si algo me lo impidiera. Muy pocas veces me da la parálisis de sueño, pero esas pocas veces, junto a una pesadilla, es  lo más desagradable. Como estoy en la misma posición y echada de lado sobre mi cama intento mantener la calma. Al menos el miedo cesa y mi cuerpo ya se puede mover. Lo hago con delicadeza y miro a mi alrededor, tan solo moviendo mi rostro. Todo está oscuro, más o menos. Es de madrugada y la pesadilla me ha despertado inesperadamente. Suele pasar.

Toco por inercia mi frente y noto que estoy ligeramente sudada. Demonios, ese bendito recuerdo me tiene harta, necesito desaparecerlo por completo. Quizá en algún momento lo supere al menos una gran parte. No pasa nada, solo es un mal rato, intento convencerme.

Presiono mis labios y desvío la mirada hacia mi mesita de noche, en donde se encuentra mi celular. Cuando recuerdo eso siempre se me vienen a la mente los nombres de JiSung y Kano: son los únicos que saben de aquella pesadilla. Eso es lo bueno. Puedo desahogarme con alguien, incluso con mis padres definitivamente. Pero no niego sentirme más segura con los dos chicos. Ellos son muy importantes en mi vida.

Estiro mi brazo para tratar de coger el móvil; sin embargo, no termino haciéndolo. Lo pienso mejor y creo que por ahora será una buena idea no molestarlos. Sé que ellos me han dicho que puedo hablarles en cualquier momento, pero esta vez no lo haré. Creo que no me siento tan mal, después de todo. Mejor para mí; quizá en el fondo aún tengo la esperanza de evadirlo sin problemas. 

Respiro profundamente y cierro fuerte mis ojos. Regreso mi brazo para ya no agarrar el aparato y me acomodo de nuevo sobre el colchón. Tengo que relajarme. Además, hoy tengo clases y no puedo desperdiciar más mis horas de sueño.

🏀🏀🏀

Me miro al espejo y observo si me he manchado por alguna parte de mi rostro. Al darme cuenta de que no hay nada malo en ella me lavo las manos sin ningún problema. La razón por la que me he estado revisando si me he ensuciado es por la harina que May trajo al colegio para su trabajo de laboratorio de su salón. En el segundo recreo la chica se ha atrevido a usar un poco de aquel polvo fino para lanzárnoslo a mí, a JiSung y a SupGi. Incluso a ella misma le ha caído.

Cuando he chequeado incluso en el cabello por segunda vez (porque en la primera me tuve que lavar debido a que sí lo estaba) me arreglo lo necesario y salgo del baño rumbo a la cafetería, donde están todos los chicos almorzando menos TaeSun, pues ella ha faltado al colegio por fiebre. Mi comida también está ahí servida, por lo que quiero llegar a terminarla. Tengo demasiada hambre.

Entro al lugar y los diviso a la distancia. Como claramente nadie se da cuenta de mi presencia, decido acercarme disimuladamente para golpear fuerte sobre la mesa grande, con el objetivo de asustarlos. Lo mejor es que lo he conseguido, pero tan solo a HyunJin, May, JeongIn y Felix.

—¿De qué hablaron en mi ausencia? —cuestiono animada sentándome entre de JiSung y SupGi: mi silla vacía y donde está mi almuerzo.

—De ti a tus espaldas —bromea May con una sonrisilla.

Solo yo » Hyunjin; Stray KidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora