Capítulo 06 - parte II

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Cargo con cuidado el balde de pintura hacia un lado cerca de la pared. Como las paredes ya están blancas no hay problema con pasarlas de frente la pintura crema, aunque sí es necesario darle unas pequeñas pasadas por ahí de blanco para asegurarnos de que va a quedar bien. Mi papá y mi mamá han estado quitando con una espátula las ampollas que se han creado en algunas partes. Menos mal son muy pocas.

Limpio el ligero sudor que tengo en la frente con una servilleta y lo boto en el tacho. Miro tranquila las cuatro paredes que vamos a pintar -pero no todas, porque hay partes en las que están impregnadas las cosas de la cocina, como el horno, la máquina que absorbe la grasa, y los estantes y mayólicas-. Vamos a tener que ser cuidadosos en esos lugares para no malograrlos.

Relamo mis labios y me agacho a coger el rodillo para así empezar a pintar la pared. Sin embargo, esta acción se me es imposible de hacer, ya que alguien en la puerta principal de la casa está tocando. En sí el timbre.

—Ve tú, Irem —me dice mi mamá.

Con un suave bufido dejo el rodillo en donde estaba y me incorporo para dirigirme a la puerta. Ni siquiera se me pasa por la cabeza asomarme a ver quién es, solo raudamente abro. Al instante me topo con un chico pelinegro y del cual no pensaba ver tan repentinamente.

—¿Qué diablos haces acá? —cuestiono con el ceño fruncido al tener a Hyunjin enfrente de mí. 

—Vine a pedirte disculpas

Meto mis labios dentro de mi boca para morderlos. No sé qué decir. Solo me digno a separar los labios. Aunque luego decido hablar.

—No es necesario. Tampoco es importante lo que estamos hablando ahora

—Oye, perdón, en serio —hace un ligero mohín.

Suspiro con esa tensión que tengo dentro mío y desvío la mirada hacia otro lado. No me gusta este encuentro forzoso que estoy teniendo con Hwang. Pero intento restarle atención a eso y vuelvo a dirigirle la palabra.

—Ya, no te preocupes, acepto tus disculpas. Pero ahora lo que más deseo es que te va-

—Hija, ¿quién es?

Y por la maldición del diablo mi mamá aparece en la sala al asomar su cabeza por la puerta de la cocina. El chico ladea su cuerpo para ver por mi hombro a la mujer que está curiosa por saber quién ha venido a la casa.

—Oh, tú eres el de la otra vez, el que no sabía química. ¿Qué tal?, un gusto

—Mamá... —medio regaño al oír la pequeña risa que se ha atrevido a soltar—. Déjalo, ya se va

—¿Quién se va? —otro chismoso hace la misma acción de mi madre y ve al intruso de cara bonita.

—Hyunjin, un compañero de mi clase. Y sí, ya se va —mi intención es empujarle suavemente para que realmente se fuera, mas la voz de mi papá hace eco en toda la sala con lo siguiente:

—Yo creo que debería quedarse —volteo rápidamente mi cabeza hacia él, como si fuese el exorcista, y lo veo incrédula—. Eh, necesito a una persona más para que nos ayude

—No, yo no creo que sea de su agrado-

—Yo pienso lo mismo que tu papá —ignora por completo lo que he dicho la mujer—. Jinnie, ¿no te gustaría ayudarnos con pintar la cocina? —ah, vaya, ya hasta le ha creado un apodo tierno en muy poco tiempo.

El aludido se queda quieto, sorprendiéndose por el buen trato de mis padres. Creo que yo también me he quedado así. ¿Por qué? Bueno, prefiero no saberlo, ya que me van a crecer más confusiones de las que ya tengo. Esas me bastan, ya no deseo incrementar.

Solo yo » Hyunjin; Stray KidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora