Capítulo 13

899 66 8
                                    



Salgo de mi baño envuelta en una bata amarilla. Mi cabello está amarrado con una toalla del mismo color. No tengo idea de por qué me he bañado tan temprano; no soy de hacerlo, pues soy más de asearme al regresar del colegio. Pero esta vez me había provocado y decidí no desperdiciar la oportunidad.

Conmigo llevo al cuarto mi celular que reproduce I.F.L.Y de Bazzi ya en la parte final. Al acabar se reproduce otra canción de él y dejo el aparato sobre el escritorio. No demoro en sacar mi uniforme del armario, tampoco me demoro en cambiarme y peinarme. He pensado en si usar la secadora, mas lo descarté debido a que no tenía muchas ganas de escuchar su ruido, así que simplemente lo dejé húmedo.

Hoy mi mamá me va a llevar a la institución en carro, por lo que no tengo ningún apuro. Me gusta tomar más el bus que un taxi de ida allá. Soy extraña. Aunque claro, gana en querer ir en carro propio, pues disfrutas más de la música y a todo volumen (me refiero a transmitirlo por la radio mediante bluetooth).

Ahora la voz de Benee invade mi habitación, su hermosa voz. La canción es Glitter y sé que la estoy disfrutando mucho. No obstante, otra voz, que no es la de un cantante, interrumpe mi relajación. Es mi madre, por supuesto, me ha dicho que baje a desayunar dentro de unos diez minutos. Respondo con una simple palabra.

Suelto un suspiro y me voy al escritorio para coger de nuevo mi móvil. Ahora con él me siento sobre mi cama para revisar las redes sociales, también juego una partida virtual de billar. Después me voy a mi silla a revisar dentro de mi mochila para ver si todo está ahí, aunque claro que no estará todo, ya que el resto está dentro del casillero del colegio. Solo llego a meter mi cartuchera donde están mis lapiceros nuevos. Ni siquiera sé para qué los llevo si los voy a perder y no los voy a usar. Digo que voy a hacer apuntes lindos y termino haciendo lo contrario. Qué inteligente.

Bufo por la actitud obvia que tengo y voy a mi cajón a regresarlo. Al momento de cerrarlo no sé por qué tengo el impulso de abrir los demás, por lo que no me contengo y lo hago. Mi curiosidad es un poco más al toparme en el último con un fino estuche que tiene un pedazo bien cortado de papel y escrito ahí mi nombre. Todo lo cubre una cinta adhesiva. No niego sentirme algo nostálgica por lo que lleva dentro.

Lo saco de su lugar y lo veo detenidamente, hace tiempo que no lo usaba. En vacaciones solía tocarlo, pero de ahí regresaba a su mismo lugar. La flauta traversa tiene una melodía apreciable si se sabe tocarla bien. No es como si ahorita tuviera ganas de usarla, así que echándole una última mirada dejo el estuche donde estaba y cierro finalmente el cajón. Puede que en algún momento vuelva a tocarla. Quizá cuando acaben las clases.

En el momento que estoy por salir del cuarto junto a mi mochila, mi móvil vibra en el bolsillo y lo saco para ver la notificación. Sonrío porque veo que es un mensaje de un familiar, que más bien lo llamo así debido a que la amistad es demasiado inmensa y porque desde que tenemos memoria nos conocemos mucho. Lamentablemente está en Japón, pero quizá algún día pase por aquí y nos visite a mí y a mis padres.

Respondo rápido los mensajes y bajo las escaleras para tomar desayuno. Y no sé por qué vuelvo a ver el celular, pero esta vez no es para ver el chat de mi familiar. Me regaño mentalmente por haber visto el chat de HyunJin.

Ningún mensaje nuevo. Oh, sí, olvidé que le habían decomisado el aparato ayer porque rompió el jarrón de su casa.

🏀🏀🏀

—¡Somos amigos!

—Sí, HyunJin, somos amigos

—Es que no me lo puedo creer. Cada vez que me acercaba tú andabas con las orejas llenas de humo. Y ahora me doy cuenta de que somos amigos. ¡Eso es excelente!

Solo yo » Hyunjin; Stray KidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora