12 de Junio de 2022
Los exámenes de la universidad por fin habían acabado. Anne estaba terminando de guardar todos sus apuntes en un baúl que tenía para eso. Estudiar periodismo era su sueño pero la universidad era más dura de lo que creía cuando acabó el instituto.
El segundo año había sido aún más complicado que el primero. Las prácticas de algunas asignaturas le hacían tener que pasar días enteros en la universidad. Se alegraba de estar rodeada de gente amable que siempre hacía aquello más llevadero.Había tenido suerte formando un bien grupo de trabajo. Sus compañeros eran responsables y simpáticos. No eran grandes amigos pero si que de vez en cuando quedaban para tomar algo o salir de fiesta. Se había aficionado a aquello esos últimos meses. Le servía para descargar todo el estrés que le provocada querer llevarlo todo al día. Sus notas eran ejemplares y eso hacía que sus padres estuviesen orgullosos.
Miró el calendario cuando se dió cuenta del día en el que estaba. No sé lo podía creer. Se le había pasado por completo. Era un día especial. Dos años hacía ya que Gèrard había llegado a su vida con aquella melodía. Aquellos acordes que tenía grabados hace mucho en su teléfono móvil. Era un vídeo precioso. Gèrard tocando en aquel banco, con su guitarra y su pelo más largo de lo habitual. Su respiración se podía apreciar. Se alegraba de tener grabado aquél momento y poder viajar a él cuando quisiera.
Su relación con Gèrard había cambiado mucho desde entonces. Él seguía estudiando guitarra, viviendo con Flavio y creando su música. Incluso había podido ir a un estudio a grabar algunas canciones. Habían escuchado juntos por primera vez la maqueta, los tres. La música les unía desde el día que crearon esa conexión. Era evidente que eso no se había roto.
19 de diciembre de 2020
Después de acabar las clases y despedirse de sus compañeros, cruzó al bar que había en frente de la universidad. Allí estaba el rubio esperándola con dos cervezas. Le saludó con un beso. El chico la miró con dulzura, como siempre hacía. Ella le devolvió esa mirada. Habían quedado para hablar. No tenían demasiado tiempo últimamente. Los sábados después de los conciertos, a los que ya Anne no iba a todos, iban juntos a casa y aprovechaban esa noche. Durante la semana los momentos para coincidir no eran muchos. Se echaban de menos.
- Oye, Anne, ¿tú estás cómoda con todo?
- ¿A qué viene esa pregunta? - replicó la chica más seria de lo habitual.
- Viene a que quiero que estés segura de todo. No quiero que seamos una rutina - contestó con tristeza.
- Gèrard, te quiero. Con eso es suficiente.
- El amor no lo es todo, Anne. A veces no basta solo con quererse. Solo quiero que pienses bien las cosas.
- No estoy entendiendo a que viene todo esto ahora. Estamos bien ¿no? Nos vemos poco por las circunstancias pero podemos intentar coincidir más.
- No hablo de vernos, Anne. Ni dudo que me quieras, nunca lo haría mientras me mires como siempre. Hablo de que si necesitas espacio, tiempo, ser libre, lo que sea, puedes decírmelo.
- ¿Es lo que necesitas tú? ¿Ser libre? - la voz le tembló al decir aquella última pregunta.
- No, ahora mismo estoy bien. Si en algún momento es lo que quiero, te lo diré. Solo quería asegurarme de que tu también hablaras conmigo si sientes eso - le acarició la mejilla y los restos de la tensión se esfumaron. - Quiero cuidar esto, Anne.
Me cuidas.
Acaricias mi mejilla,
como siempre.
Revoloteas mis rizos
sin despeinarme.
Agitas mi corazón
con delicadeza.
Todo lo que necesito.
Lo que todo el mundo necesita.
Amor bien.19 de Julio de 2021
Gèrard daba vueltas por su salón planteándose hasta su mera existencia. Estaba nervioso, agitado. Flavio se había encerrado en su habitación, no soportaba que su amigo no estuviese quieto. Quedaban cinco días para el cumpleaños de Anne pero ese día le daría su regalo. El timbre sonó y la recibió con un beso largo. Ella se sorprendió por aquella recepción tan intensa.
- ¿Flavio no está? - preguntó teniendo en cuenta que eran las una del medio día y no era el momento si el compañero seguía allí.
- Eh, sí, perdona, estoy nervioso.
- ¿Todavía te pongo nervioso, Gèrard?
- Cállate.
Fueron al salón y sacaron a Flavio de su habitación. Comieron los tres juntos, compartieron una sobremesa hablando de música, como siempre, y sobre periodismo. Tocaron al piano sus canciones más míticas, Anne también estaba aprendiendo a usar aquel instrumento aunque no tenía demasiado tiempo ni un teclado para ensayar.
Más tarde, Flavio se fue con Anaju, Rafa y Eva al cine. Los otros dos se habían prometido aquel día para ellos. Gèrard estaba ocupado en el estudio, trabajaba como guitarrista recurrente de aquel sitio y al final de verano grabaría algunas canciones propias. Se veían un poco más que cuando tenían clase pero no tanto como el verano anterior.
Gèrard aprovechó aquel momento para darle el sobre de su regalo. Ella se sorprendió al ver que se lo daba tan pronto. Era un sobre marrón oscuro, su nombre estaba escrito con una caligrafía cuidada. Le miró, tenía una idea de que podía ser aquello. Al abrirlo supo que tenía razón. Un viaje a Ceuta. A su sitio. Una lágrima resbaló por su mejilla.
- Voy a cumplir todas mis promesas.
Hemos pensado mucho en ese momento. Nunca pensé que este verano pudiese ver tu mar. Tengo ganas de ver tus ojos mirando a tu familia, de disfrutar tu plata contigo, de oírte cantarle. Salir corriendo por alguna calle para descubrir tus rincones favoritos. Dormir contigo en la cama donde soñabas con tu futuro. Yo no me imaginé viviendo algo como esto nunca. Quiero que me cuentes que pensabas cuando mirabas ese techo cuando estemos allí. Quiero conocerte.
12 de Junio de 2022
Miró al móvil y encontró un mensaje suyo. Él no se había olvidado de ese día. Le pidió que bajase al parque. Ella lo hizo sin nisiquiera mirar al espejo en que condiciones estaba. Pudo reconocer los acordes cuando se acercaba. Se sentó cerca de él, poniendo su mano en su mejilla y dejando un beso corto en sus labios.
Habían sido unos meses complicados, los dos lo sabían. Los dos necesitaban espacio y se lo habían dado. Se querían, eso era algo indiscutible. Su relación ahora era menos constante, se veían menos pero se deseaban igual. Solo habían dejado de tener la necesidad de cuadrar cada momento libre. No querían convertirse en un peso, lo sabían desde siempre. Estaban cuando era necesario.
No sabría explicar con palabras lo que es tan nuestro. Le digo a la gente que eres mi novio para resumir de una forma socialmente aceptada nuestra relación. No nos veo como ellos ven a sus parejas. Sé que si te necesito, cruzarias el mundo entero por venir a mirarme con esos ojos tan verdes. Yo también lo haría por ti. Eso no implica que tenga que escribirte cada día, salir corriendo de la universidad sin pasar por casa para verte quince minutos, buscar tus buenos días cada mañana o esperar que me sorprendas cada día especial del año. Y, que no sea una necesidad, no significa que de vez en cuando no sacrifique una noche de sueño por pasarla en tu cama, que vaya a verte tocar por sorpresa o que aparezcas en mi banco porque hace dos años que nos cruzamos por primera vez. Tenemos lo que nos merecemos, lo que queremos tener. Yo sé que será difícil de entender para cualquiera que no sepa cómo nos queremos. No eres mío. No soy tuya. Somos juntos.
Sus miradas seguían siendo las mismas.
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Mírame
RomantikHay miradas de muchos tipos. Miradas de odio, miradas de reproche, miradas de compasión, miradas de ilusión, miradas de admiración, miradas de placer... Todavía no había encontrado la manera de definir aquella mirada y eso que a ella nunca le falta...