XIV

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Jungkook entró de nuevo a la casa, YoonGi le miro.

- ¿Le has visto?

- No, ni siquiera un rastro de él, estos días esta lloviendo demasiado para seguirle pista.- YoonGi suspiró, quiso tocar al alfa pero se detuvo, si algo había aprendido esas dos semanas era no intervenir con un alfa enfadado.

- ¿Cómo te sientes?- el menor le miró y vio la mano del gato detenida en el aire.

- Puedes acercarte, tranquilo.- el contrario suspiró y le abrazó, Jungkook correspondió al instante, se separaron y el menor le miró.

- Deberías dormir algo.

- ¿Y si él viene por la noche a por algo? ¿O viene herido? No, no puedo, no cuando esta ahí fuera por mi culpa.

- YoonGi, se lo que dije, ¿Si? Estaba enfadado y no me controlé, estoy perdiendo a Kihyun y me negaba a perderle a él, me asusté.

- Pero sigue siendo mi culpa, tienes razón, yo sabía lo mucho que él temía todo eso y se lo dije sin pensar cuando pude haberle dicho que no tenía ganas de hablar.- el menor suspiró, quería decirle al omega que no, que no era su culpa, pero no podía hacerlo, no cuando ambos sabían la verdad.

El alfa bufó, todo era demasiado para él y cuando notó de nuevo que su instinto animal se enfadaba se alejó del gato.

- Vete a la habitación y encierrate.

- Pero dijiste que estab...- el alfa le interrumpió, enfadado.

- ¡¡Dije que fueras joder!!- el gato asintió y se fue a la habitación, cerrando con aquel pestillo que Jungkook había instalado días atrás, se dejó caer en la cama, había sido así por dos semanas, el animal de Jungkook estaba descontrolado debido a las emociones y al alfa le costaba controlarlo, por eso había instalado ese pestillo, para que el gato pudiese esconderse de él y no poder hacerle daño.

Cuando Jungkook logró volver a la normalidad tras haberle gritado al gato sintió pánico de poder llegar a hacerle daño en algún momento; al principio a YoonGi le costó entenderlo, pero poco a poco fue entendiendo más el carácter de Jungkook.

No era ningún secreto, su parte animal fue criada para matar, tenía ese instinto, y aunque el alfa no era así, a veces su instinto sobresalía sin ningún tipo de control, había visto a Jungkook enfadado más veces, pero cuando sus ojos se ponían completamente negros sabía que no debía acercarse, un breve momento en el que el alfa pierda el mínimo control y YoonGi no podría hacer nada al respecto.

Pasó horas mirando el gran ventanal hasta que escuchó a Jungkook picar a la puerta.

- Te he hecho algo de comer, voy a dejarlo en la puerta y me alejaré, coge la comida y enciérrate de nuevo, por favor.- escuchó un plato en el suelo y unos pasos, abrió la puerta y cogió la comida, se encerró de nuevo, mientras comía de poca gana escuchó de nuevo la puerta de salida, Jungkook se había ido de nuevo.

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El alfa menor entró de nuevo por la puerta sin éxito, miro alrededor y vio al gato en el sofá, abrazando sus piernas con una taza de café en sus manos, suspiró, el gato nunca había bebido café, lo odiaba.

- ¿Nada?- el alfa negó.

- Lo siento.

- No es tu culpa.- el gato le miró y pudo ver que aunque sus ojos estaban oscuros no estaban completamente negros, tenía una pequeña herida en la mejilla, dejó la taza en la mesita y trató de acercarse, Jungkook se alejó.

- Ahora no Yoongs.- pero el gato no le hizo caso, solo quería curarle y se olvidó por unos momentos al peligro al que se estaba exponiendo.- YoonGi, para, ¿Qué haces?

Bosque de los Secretos - TaeGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora