Capítulo 07

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"A veces sólo se necesita un abrazo, algo que te sostenga de pie un rato para disimular, aparentar que tienes fuerza para seguir en el campo de batalla"

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"A veces sólo se necesita un abrazo, algo que te sostenga de pie un rato para disimular, aparentar que tienes fuerza para seguir en el campo de batalla"

—Loreto Sesma.

RAILANE VICINI

Aterricé el helicóptero en el techo de la casa y con ayuda de los escoltas bajé de allí. Estaba muy cansada y por lo visto habría una fiesta hoy en casa con los colegas de papá, que horror. Saludé con una sonrisa a los escoltas que estaban en el pasillo de la escalera que daban con el techo y ellos a mí también con un "Buenas tardes, señorita Railane"

Masajeé mi cuello y al entrar a mi habitación me quité las botas y lancé la sudadera a la cama quedándome en sostén:

—Rai —escuché tras de mí y me tapé los senos automáticamente para darme la vuelta y ver que se trataba de mi tía.

—Hola tía —saludé mirándola confundida.

—Baja a la oficina de tu papá —dijo tomando el plomo de la puerta.

—Sí, desde que me duche.

—No tesoro, ahora —insistió.

—Estoy cansada y sucia tía, bajaré luego de ducharme.

—Te interesa —concluyó y cerró la puerta.

Suspiré y volví a ponerme la sudadera, ¿qué tan interesante debería ser lo que me tengan que decir que no puedo darme una ducha antes de? Salí de mi habitación y bajé las escaleras para doblar en el primer y gran pasillo a mano derecha encontrándome con Fior, una de las señoras de limpieza y que tanto quería:

—¡Fior! —exclamé sonriendo, abriendo mis brazos para abrazarla.

—Hola mi niña —contestó acercándose a mi para corresponderme.

—¿Cómo estás? —cuestioné luego de soltarla.

—Muy bien preciosa ¿Y tú?

—Bien también, se te ve cansada ¿Te preparo algo de tomar o comer? —habló preocupada mientras me miraba con ternura.

—No te preocupes Fior, estoy falta de una ducha —contesté sonriendo—. Bueno, te dejo porque mi padre y mi tía me esperan —dije para luego besar su frente y ella asintió.

Continué caminando y al dejar 4 puertas del lado izquierdo atrás, entré a la #5 donde estaba la oficina de papá. Cerré la puerta tras de mí, me acerqué a ellos despacio fijándome en un plano que yacía sobre el escritorio con el mapa de Colombia y un punto rojo marcado en Cali:

—¿Qué sucede? —pregunté sentándome al lado de mi tía.

—¿Cómo te fue con la entrega? —preguntó papá ignorando mi pregunta y rodé los ojos.

NarcotraficantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora