Durante años creí que estaba muerta, mi niña interna la que se encargaba de hacerme amar y buscarle el lado bueno a las cosas, la había asesinado. Pensé que no quedaba ni el mínimo rastro de ella, pero cuando te conocí, entendí que sólo dormía.
Me e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener".
—Gabriel García Márquez.
RAILANE VICINI
Una semana después:
Me miré al espejo y pasé la mano por mi cabello para después ponerme mis sandalias. Volví a la cama y recogí todas las fotos de Rene y mamá, en conjunto con las cartas para guardarlas en un pequeño cofre que tenía. Hacía una semana no salía de casa, me había atacado la depresión y prefería no salir. La madrugada de hoy había sido difícil, solo dormí 25 minutos y no fue una buena siesta tampoco. Habían días donde la voz de mi cabeza, Rene y mamá se ponían de acuerdo para hacerse presente y no parar de martirizar mi mente. Mientras recogía todo, cayó un papel al suelo por el cual me agaché y lo tomé. Era una carta que les había escrito cuando cumplieron un año de fallecidas:
—Rene y mamá:
Permítanme decirles que este año en mi vida en el cual no están ha sido una locura, les confieso que he estado a punto de tirar la toalla, pero no lo he hecho ni lo haré por la promesa que les hice aquella vez. Aquí en casa hemos visto la vida con diferentes ojos desde que se fueron y me sigo preguntando cómo es que siendo tú, Rene, tan pequeña me hayas enseñado tanto y tu partida mamá, me haya enseñado a valorar cada diminuta cosa que me rodea. Nada me hacía más feliz que escucharte, Rene, hablar de tus sueños, de crecer e irte lejos de todo esto que por mala suerte nos tocó vivir ya que a ti no te agradaba para nada y la risa que me daban algunas de tus estúpidas preguntas. No podía creer que siendo tú tan pequeña asimilarás al mundo a tu manera y que cuando no lo entendías o te hacía daño, le seguías dando oportunidades. Siempre he deseado ver el amor como tú; admirarlo y atesorarlo tanto como lo hacías.
Las extraño, lo juro, no habrá nada ni nadie que pueda borrar sus sonrisas de mi memoria, a veces, les escribo como lo estoy haciendo ahora, pero no puedo evitar llorar, sabiendo que igual estas líneas que con amor infinito escribo tal vez no les llegarán, ojalá que sí, nunca se sabe.
Las amaré hasta morir, con tristeza, Rai.
Sentí un cosquilleo deslizarse por mis mejillas y no hice nada para evitarlo, sorbí mi nariz la cual estaba muy roja y doblé el papel para guardarlo junto con todos los demás dentro del cofre. Luego de eso me puse de pie, sequé mi cara y salí de mi habitación. Una semana ha pasado donde no he asistido a la universidad, mi tía y papá están en Chile haciendo negocios y vienen hoy, me he quedado sola aunque ellos saben la situación en la cual estoy porque me conocen a la perfección, también contrataron maestros de etiqueta y protocolo para Marcella la cual no había visto durante esta semana aun estando en la misma casa, Fior me ha dicho que ha preguntado insistentemente por mí, pero yo nunca quiero bajar a verla y tampoco permito que nadie más que mi tía, mi padre y Fior entren a mi recámara. Bajé las escaleras luego de atar mi cabello a una cola y entré a la cocina donde para mi sorpresa estaba Marcella.