Best Friends... Or Not. «Ashton Irwin» [TERMINADA]

Capítulo 30.

                             Ashton.

Ahora nos encontramos todos juntos desayunando en nuestro lugar habitual de la cafetería, hoy hicieron pastel de carne.

Simplemente delicioso.

Yo estaba muy concentrado saboreando mi comida, mientras escuchaba la conversación de los demás, hasta que algo me llamó la atención.

— Chicos, no van a creerlo — habló Anna con un tono emocionado.

— ¿Qué pasó? — preguntó Raquel.

— ¿Ya no eres virgen? — preguntó Mike. Yo fruncí el ceño, este chico tiene problemas.

— Por dios, Michael, deja de preguntar eso — exclamó Anna. Michael soltó una risa burlona y le dio un sorbo a su bebida, el nunca cambiará. Val rodó los ojos —. Bueno, lo que les quería decir es que, Evan me invitó a salir.

Maldición.

— ¡Eso es genial! — exclamó Petch —. Me agrada ese tipo.

Luke la miró mal, oops.

— ¿Verdad que si? — preguntó Anna emocionada.

— Es un buen chico, espero que funcione — dijo Calum, dando el visto bueno a la situación.

¿Khe?

Si, lo admito. Estoy ahogándome en mis propios celos, pero es que, me es inevitable no hacerlo. Me gusta mucho Anna, y no puedo hacer nada al respecto, porque, a ella le gusta el chico guapo con sonrisa perfecta. Ese chico es básicamente perfecto, es la verdad. Es muy caballeroso y respetuoso con todos y además, no es para nada feo. Y luego, estoy yo.

¿Cómo voy a competir yo con eso?

— Wow, relájate Calum — me fue inevitable no interrumpir y sacar lo que tengo dentro —. Solo es una salida, no esperes que funcione aún — dije, hubo un silencio —. ¿Qué?

— Bueno, ignorando la negatividad de está mesa — dijo Luke apuntando a mi persona —. Eso es muy bueno, Anna.

Levanté la mirada, ya que la tenía fija en mi plato, ya no tengo apetito. Anna se veía feliz, y estaba ignorandome. Genial, lo he hechado a perder.
Ellos siguieron hablando, su cita es hoy. Doble genial. No aguanté más, me paré de la mesa y tomé mis cosas.

No quiero seguir escuchando.

— Me tengo que ir — hablé un poco serio.

— Pero... — habló Anna, pero se vio interrumpida por mi.

— No vemos en clase — murmuré sin mirarlos y me alejé de la cafetería.

Estoy enojado, y me enojo más porque sé que no debo de estarlo. Anna es libre de salir con quién ella quiera, ya que yo no haré nada al respecto por decirle mis sentimientos. Pero, aunque suene egoísta de mi parte, la quiero solo para mí, no quiero que alguien más obtenga las risas y los abrazos que tanto me gustan y que solo yo obtengo. La quiero solo para mí. Pero sé que eso no puede ser posible, ella tiene una vida, ella puede estar con quién ella quiera. Y yo no tengo que interponerme, tal como decía al principio, yo solo tengo que estar para protegerla y consolarla.

Me dirigí a mi lugar habitual, atrás de las gradas. Ahí es donde voy cuando quiero estudiar o estar solo, como en este momento.

Dejé caer mi trasero en el pasto, flexione mis piernas para que mis rodillas peguen en mi pecho, abracé mis piernas y escondí mi cara en mis rodillas.

Solo tengo que calmarme y organizar mis pensamientos.

Pocos minutos después sentí unos pasos y que alguien se sentó a mi lado, no levanté mi cabeza, pero supe quien era, por su perfume.

— Ash — llamó mi atención. Más no levanté mi rostro —. Ashton, ¿podrías decirme que te sucede? — ella hizo que levantará mi cabeza —. Mirame.

Eso hice.

— Perdoname — fue lo que dije —. Soy un idiota por mi comportamiento.

— ¿Porqué estabas así de molesto? — preguntó ella.

Porque me gustas, maldición.

— No lo sé, supongo que no quiero perderte — dije lo que se me ocurrió, y no mentía. Ese es otro de mis miedos.

— ¿Porqué piensas que vas a perderme? — preguntó ella acercando su mano a mi cabeza y jugando con mi cabello.

— Pues, siento que, si tú y Evan se hacen algo formal, te vas a olvidar de mi — dije bajando la mirada. Ella me abrazó.

— Escuchame bien, Fletcher — dijo ella mientras tomaba mi mentón y me hacía mirarla —. Nunca, nunca me voy a olvidar de ti. Así tenga mil novios o una familia, nunca te olvidaría. Eres mi mejor amigo y siempre estás para mí.

Soy su mejor amigo, al menos eso no lo pierdo.

— Te quiero — murmuré. Ella sonrió.

— Yo también, bobo — se acercó a mi y plantó un sonoro beso en mi mejilla.

Después de eso nos fuimos a clases.

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