Sarahí
Le pido al chofer que avance y me doy cuenta de mi realidad, no tengo a dónde a ir, un nudo en mi garganta comienza a formarse pero me niego a derramar una sola lágrima.
Saco mi celular de mi bolso y le marco a Nathan pero después de dos intentos me doy por vencida así que le llamo a mi última opción.—Hola hermanita.
Adoro a cada uno de mis hermanos pero dejé de hablar con Edric cuando tomé la decisión de mudarme con Darío —antes que nada no quiero que me digas te lo dije.
—¿Qué ocurre? —dice con voz firme.
—Acabo de atrapar a Darío engañandome.
—¡Maldito imbécil! ¡Juro que le voy a cortar las bolas! —cierro mis ojos esperando el inminente regaño— ¿Cómo estás tú?
Mi labio inferior comienza a temblar —no tengo a dónde ir.
—Tranquila —lo escucho respirar agitadamente y se que está tratando de controlar la rabia así como yo lo estoy haciendo en estos momentos— ¿Tienes dinero para quedarte en un hotel?
—Si —sorbo mi nariz y limpio rápidamente la lágrima que ha escapado de mi ojo izquierdo.
—Tenemos auditoría en el hotel pero el martes a más tardar estaré allá y te ayudaré a mudarte, por lo pronto te voy a depositar para que te quedes estos días en un hotel, ¿De acuerdo?
—Gracias y siento haberme comportado como lo hice.
—No te preocupes.
—Edric, por favor no le cuentes a nadie nada y menos a Nathan por favor.
Edric comienza a reír —ese imbécil no se va salvar de la madriza aunque no le diga a Nathan.
Sonrío sabiendo que Edric muere por estrellar su puño en la cara de Darío —lo sé, te amo hermano.
—Yo también pequeña lagartija —dice entre risas— te dejo pero cualquier cosa háblame, ¿De acuerdo?
—Si y gracias hermano.
De pronto el taxi se detiene y me doy cuenta que estoy frente un hotel, el chófer me sonríe y me entrega un pañuelo desechable —no vale la pena llorar por un sujeto como ese.
Le devuelvo la sonrisa —jamás lloro por un hombre pero eso no es asunto tuyo.
Él asiente con la cabeza —tiene razón, una disculpa.
La verdad el sujeto es bastante atractivo lastima que sea un metiche, le pago y me bajo del taxi dándole las gracias, entro al hotel y me acerco a la recepción, pido una habitación sencilla y gracias al cielo todavía tengo dinero en la tarjeta.
Una vez dentro de la habitación lo primero que hago es tomar un baño, después de varios minutos en el agua finalmente salgo y me pongo mi pijama que consiste en una vieja playera de Nathan, la verdad es que tengo una de cada uno de mis hermanos y hasta tengo dos de papá, soy muy rara lo sé, pero es la única manera de sentirlos conmigo.
Me recuesto en la cama y la imagen de lo que sucedió hace unos minutos viene a mi mente, maldito imbécil, tiro años a la basura por una aventura pero soy más imbécil yo por no haberme dado cuenta de que algo no andaba bien, debí sospechar cuando él no quería estar conmigo.A la mañana siguiente me levanto sin ánimos de ir a trabajar ya que pase la noche en vela además no quiero ver a ese idiota pero no hay manera en que pueda faltar además hoy es sábado y solo tengo que ir unas pocas horas.
Llego al bufete jurídico en el que trabajo y después de repasar mi plan una y otra vez en el taxi entro con toda la confianza del mundo, solo tengo que aguantar 5 horas y después podré irme, hasta el lunes iré por el resto de mis pertenencias y sobre todo por mi motocicleta, por lo pronto hoy evitaré lo más que pueda pasar por su departamento y no saldré de mi área de trabajo.
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Viveza adoración (Saga #3)
RomantizmSarahi siempre se ha caracterizado por ser una mujer fuerte pero la vida intentará patearle el trasero, solo que ella es una luchadora y no se dejará vencer. Ezra Santiesteban conocerá la otra cara de Sarahi, la mujer frágil y educada que en realid...