CAPÍTULO 17

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Sarahí

Tiene que ser una maldita broma, ¿porqué Hadassah tenía que escuchar sobre mi embarazo?

—¿Mi tía tiene hijos? —es la pequeña Ada quien rompe el incómodo silencio y me doy cuenta de algo.

—No se supone que Ada se había quedado con mi mamá.

Hadassah asiente con la cabeza —ellas llegaron hoy por la mañana para darnos la sorpresa.

No puedo evitar buscarla con la mirada —por favor no digas nada sobre lo que escuchaste.

—De hecho yo no he escuchado nada, si tú hermano se entera de que yo ya sabía algo cuando la bomba les explote en la cara me mata.

—Gracias por tus buenos deseos.

—Para servirte, yo que ustedes desaparecía porque tus padres venían detrás de nosotras.

Tomo de la mano a Ezra y prácticamente corro hacia la salida y le hacemos la parada al primer taxi que pasa y le indico el nombre del hotel en dónde estamos hospedados.

—¿Ya tienes dónde quedarte?

—No, aún no.

Asiento con la cabeza y se que solo se está conteniendo para decirme lo imprudente que soy, después de unos minutos llegamos al hotel y el silencio entre nosotros es cada vez peor, llego a la recepción y aprovecho que mi habitación es para dos personas y pido que lo registren en mi habitación después de que nos den la llave extra de la habitación nos dirigimos hacia mi habitación, al llegar a esta él se sienta en la cama matrimonial y me pregunto ¿en qué demonios pensaba al registrarlo en mi habitación?

Ezra da un gran suspiro y me observa fijamente —entiendo que te apasione lo de las motos y no puedo pedirte lo dejes porque me di cuenta que es parte de ti —me sorprendo ante sus palabras ya que Darío nunca se interesó en lo más mínimo por mi pasión a las motocicletas— pero si te puedo pedir que mientras tu salud no esté bien seas prudente y equilibres que es lo mejor para ti y el bebé.

—Lo lamento, se que no debí viajar, pero te aseguro que me siento súper bien, si gustas podemos ir con un doctor y que me tomen la presión para que veas que lo que digo es cierto.

—Solo te pido que te tomes más en serio lo de tú embarazo, siento que aún no has captado que a un pequeño ser crece dentro de tu cuerpo y que depende totalmente de ti —las palabras de Ezra son duras pero ciertas— yo tampoco lo esperaba, pero era obvio que si tuvimos sexo sin condón el resultado sería un embarazo y no un perrito.

Me siento a su lado y observo mis manos —debimos empezar con un perrito —Ezra se ríe y asiente con la cabeza— la verdad no sé que hacer, mi familia va enloquecer cuando lo sepa mi hermano Nathan no se cansará de fastidiarme de que yo tampoco se usar un condón y lo peor de todo es que ni siquiera somos nada, simplemente compañeros de trabajo.

—¿Estás pensando en abortar? —inmediatamente lo volteo a ver y veo cierta molestia en su rostro, no puedo evitar recordar el infierno que vivió Dorek y niego con mi cabeza— no te detendría si esa es tu decisión.

—No me creo capaz de hacer eso, además ya no soy una adolescente como para pensar en esa opción.

Ezra toma una de mis manos y la entrelaza con la mía —en cuanto a lo que no somos más que compañeros de trabajo —me mira fijamente y había olvidado porque me mantenía alejada de él, este hombre me atrae como un imán al metal— podemos intentar empezar a ser algo más.

Con su otra mano libre acaricia mi mejilla y se acerca lentamente a mi como si me estuviera dando tiempo a retroceder pero anhelo tanto sentir sus labios sobre los míos que soy yo quien acorta la distancia, su beso es tierno y delicado pero aún así ocasiona un sin fin de emociones en mi, deja un beso corto y se separa de mi —intentemoslo, tal vez al final el bebé pueda tener a sus padres juntos.

Viveza adoración (Saga #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora