Viveza adoración (Saga #3)

CAPÍTULO 11

SARAHI

A la mañana siguiente tengo un conflicto conmigo misma antes de entrar a la oficina, estoy pensando seriamente en fingir estar enferma e irme a casa para evitar ver el rostro de Ezra, pero se que soy muy infantil ya que aunque quiera no podré evitarlo siempre así que me armo de valor y entro a la oficina, gracias al grandísimo de arriba Ezra no está solo sino que está hablando con Víctor.

Me acerco a ellos y noto que Víctor se ve algo triste —¿Qué ocurre?

—Jayro y yo terminamos —no puedo creer lo que me está diciendo puesto que ellos llevaban tiempo juntos— necesito encontrar un lugar donde vivir, Jayro me dijo que me podía quedar pero la verdad es muy incómodo, ni siquiera vino a trabajar hoy.

Me acerco a él y lo abrazo —¿Qué fue lo que ocurrió? —noto que Ezra me mira fijamente y no puedo evitar sonrojarme.

Víctor se separa de mi y me observa con su cara triste —el sábado me dijo que teníamos que hablar y de pronto comenzó a decir que lo mejor era terminar porque él había notado que a mí me gustan más las mujeres y que tal vez lo nuestro solo había sido una etapa de confusión —él pasa sus manos por su rostro con desesperación y luego se recarga en la silla —no les voy a mentir, la verdad yo empezaba a sentirme asfixiado en esa relación pero aún así duele, fueron años de estar juntos.

—Bueno tú siempre fuiste sincero con tu sexualidad, recuerdo que cuando comencé a trabajar aquí fue Jayro quien me dijo que tú eras bisexual.

—Creo que Víctor se ha dado cuenta que lo que le dijo Jayro es verdad y lo que realmente le duele es haber lastimado a Jayro.

Volteo a ver a Ezra y después a Víctor y puedo notar la culpabilidad en su rostro —entonces, me están tratando de decir que a Víctor ya no le gustan los hombres.

—No lo sé, solo se que últimamente me atraen más las mujeres.

Recargo mi trasero en el escritorio y la verdad es que no se que decirle solo me quedó observándolo y él a mí y entonces capto sus palabras —¿Te sientes atraído por mi?

—No es solo atracción Sarahí, realmente me gustas pero creo que aquí mi amigo me ha ganado —dice palmeando la espalda de Ezra.

Aclaro mi garganta —entre Ezra y yo no hay nada —noto una chispa de alegría en su rostro y noto cierta molestia en Ezra— y entre tu y yo tampoco habrá algo más que una amistad.

Ezra se ríe sin gracia y me observa fijamente para después dirigir su mirada hacia Víctor —nos han bateado al mismo tiempo.

Alguien toca la puerta y agradezco que no esté Norma en su lugar y así poderme librar de tan incómoda situación, abro la puerta de la oficina y me encuentro con Darío del otro lado, lo que me faltaba.

—¿Podemos hablar?

—Creí que ya habíamos aclarado todo.

Él da un gran suspiro y parece molesto —me dijeron que te vieron muy cariñosa con uno de tus compañeros de trabajo.

Me voy a quedar bizca de lo duro que rodé mis ojos —no quiero ser una grosera, pero lo que yo hago no le incumbe a nadie más que a mí.

—¡A mí me incumbe!

—Mira cariño sabes muy bien que a mí nadie me grita así que ve hacerle dramas a la vulgar de tu secretaria a no perdón tu compañera.

—¿Fué con él?

Me giro un poco y me doy cuenta que Ezra está detrás de mi viendo de manera desafiante a Darío, me giro nuevamente hacia este último —Darío tu y yo ya terminamos así que no tengo porque darte explicaciones de con quién o quién no tengo sexo.