Viveza adoración (Saga #3)

CAPÍTULO 5

SARAHI

—¿El sexy maleante es tú hermano?

A veces me pregunto cómo es que ese pirujo aumenta tan rápido su club de fans —por desgracia si.

—Ahora estoy muy interesado en conocer a más miembros de tu familia —Víctor rodea mis hombros en un abrazo.

No puedo evitar reír —temo decirte que los tres son heterosexuales, uno ya es hombre casado, mientras que el otro es un pobre infeliz enamorado de su ex novia y por último está el pu... —aclaro mi garganta— el pirujo que conocieron hace unos momentos.

—Creo que a veces se te olvida que tienes novio Víctor —dice en tono molesto Jayro.

—No seas celoso, además ya escuchaste que no están disponibles.

—Yo nunca escuché que dos de ellos estuvieran comprometidos —dice Norma abrazándose al brazo de Víctor.

—Buena suerte con eso —me liberó del brazo de Víctor y lo dejo seguir fantaseando con Norma.

Me siento en mi escritorio y cierro mis ojos y comienzo a masajear mis sienes, de verdad no sé que habré hecho en mi vida pasada para haber sido con unos simios por hermanos.

—¿Cuándo es la audiencia?

Abro mis ojos de golpe y Ezra está sentado frente a mi leyendo el expediente de nuestro cliente, agradezco que él no quiera hablar de lo que sucedió allá abajo —este viernes.

Asiente con la cabeza —hay mucho que hacer entonces, ¿no crees?

—Tienes razón.

Ambos comenzamos a trabajar en el caso y el motivo por el cual la audiencia está tan próxima es debido a que nuestro cliente decidió contratarnos en último momento.
Ezra y yo comenzamos a estructurar nuestra defensa y a pesar de que apenas iniciamos ya estoy muy emocionada porque trabajar con él es muy fácil, ambos pensamos las mismas cosas por lo que no se nos dificulta ponernos de acuerdo.
El sonido de mi celular nos interrumpe y cuando veo la pantalla me doy cuenta que ya son más de las tres de la tarde, ni siquiera sentí que hubiera pasado tan rápido el tiempo.

—¿Qué ocurre Edric?

Lo escucho resoplar —ya tengo hambre, ¿quieres que pase por ti para ir a comer?

—¡No! —sin darme cuenta mi grito ha llamado la atención de los demás porque Víctor y Jayro se paran de su asiento como si les hubieran pelliscado las nalgas y Norma ha derramado algo de agua sobre su blusa—. Te veo en el restaurante del hotel en el que me estoy quedando, en un momento te envío la dirección.

—De acuerdo, pero no tardes que tengo hambre —Edric es un dolor en trasero siempre pero no lo hagas esperar para comer porque entonces se transforma en todo un gorila hambriento.

Finalizo la llamada e inmediatamente le envío la dirección.

—¿Puedo ir contigo? —dice Norma con una gran sonrisa.

—Te llevaría mi cielo pero te dan miedo las motocicletas.

—Podemos ir en mi auto —Víctor dice rápidamente.

Por lo visto esta comida va ser muy larga.

Salimos del edificio los cinco y por cortesía le vuelvo a preguntar a Ezra que si no quiere acompañarnos a lo que él responde que no, ya que tiene una cita y alega que no entiende porque los demás van.

—Yo solo quiero ver a ese bombón.

Víctor abraza a Norma de manera efusiva —yo también.

—¿Y tú? —cuestiona Ezra realmente intrigado.