Capítulo 11

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Tablero en blanco

Me miraba en el baño muy asustada. Había un pequeño pañuelo cerca de mi nariz con una gran mancha de sangre. Christopher estaba a mi lado, con una preocupación aún mayor que la mía. Me dolía un poco la cabeza y sentí mi cuerpo temblar. Esas sensaciones fueron horribles.

Christopher: Dulce, ¿Estás segura de que no te caiste de la cama?- preguntó el ángel en todo momento.

Dulce: No. Cuando desperté estaba acostada normal, ¿Cuántas veces lo tengo que decir? - Cansada de repetir esas palabras.

Christopher: ¿Tienes algún dolor?

Dulce: Solo me duele un poco la cabeza ...

Se llevó la mano a la cara pensando. Terminé de limpiarme la sangre de la cara y me di cuenta de que me había manchado un poco el vestido que me había regalado.

Dulce: Lo siento ... - dije.

Al principio no entendió, pero luego se dio cuenta de que me refería al vestido.

Christopher: No te preocupes. Pero no tengo más ropa de mujer ...

Dulce: No hay problema - rumbo a la cocina.

Christopher me acompañó y sacó un vaso de agua del refrigerador. Nos sentamos a la mesa y él me entregó el vaso. Me miró mientras bebía el agua. Confieso que me avergonzaba que él me mirara tan intensamente evaluando todo lo que hacia.

Dulce: Dime ... esto no es normal, ¿verdad? - Yo pregunté.

Respiró hondo antes de responder.

Christopher: No, y el clima es muy húmedo, por lo que no puede ser debido a la sequedad ... ¿Cuándo será su cita?

Dulce: Hoy, no sé a qué hora.

Christopher: Yo te acompañaré. Necesito saber qué dirán los exámenes.

Dulce: No necesitas estar tan preocupado ...

Christopher: No puedo dejarte pasar por esto sola y ya te dije que te ayudaré a recuperar tu memoria.

Con cada minuto que pasaba, estaba más encantada por ese ángel. No tenía palabras para describir lo agradecida que estaba. Me levanté de la mesa y miré el reloj en la pared. Ya eran las ocho en punto. Fui a mi habitación y tomé el papel que marcaba la hora. Tendría que estar en el hospital a las dos de la tarde. Mantuve el papel en el sobre con la llave y el pequeño trozo de papel. Tuve el coraje de abrirlo y mirar el contenido, pero nada de eso me ayudó mucho. Lo único que sabía era que me llamaban Dulce y que algo malo me había pasado antes del accidente.

Me acosté en la cama y seguí pensando en ese sueño. Tal vez debería decirle al ángel. Pero nada de eso tenía sentido para mí. Y lo que más me asustó cuando recordé fueron esas dos lapidas de piedra. Había algo escrito en ambos, pero no pude leerlo. Necesitaba recordar algo, necesitaba concentrarme e intentar recuperar algo, pero todo mi esfuerzo fue inútil. No sabía qué pensar y no tenía idea de cómo recuperar ningún recuerdo. Christopher apareció en la puerta.

Christopher: Necesito ir al hospital para resolver algunos problemas. Me voy a tomar unos días libres.

Dulce: No tienes que dejar de trabajar por mi culpa- le dije.

Christopher: No he tomado tiempo en años y si voy a ayudarte, necesito sacar otras preocupaciones de mi cabeza. Además, a Cinthia le encantará saber que me tomé un descanso- me sonríe y se va. - ¿Puedes quedarte aquí en casa hasta que regrese? Hay comida en la nevera y TV en la sala- me dijo a lo lejos- prometo que no tardaré.

Escuché la puerta de la habitación abrirse y luego cerrarse. Ahora estaba sola otra vez. De alguna manera supe que esa situación se repitió varias veces en mi vida. ¿Un posible recuerdo? Tal vez ... pero fue un comienzo, creo ... Siempre tuve estas impresiones, como cuando vi la ciudad por primera vez supe que la había visto antes, o tal vez una similar. Creo que se perdió más información que recuerdos ... Siempre me confundo cuando hablo de estos temas ...

Me levanté de la cama y decidí explorar la casa. No había patio, así que la casa terminó prácticamente en la cocina. Al final del pasillo ya sabía que una puerta conducía al baño. Había dos más, uno probablemente de la habitación de Christopher y el otro ... era esa puerta que había espiado al llegar a la casa.

Tenía mucha curiosidad por ver qué había dentro de esa puerta, pero tenía miedo de abrirla porque tal vez al ángel no le gustaba que la gente mirara su casa, ¿y quién lo hace? Tomé el pomo de la puerta y decidí echar un vistazo, ¿qué haría mal? Y la puerta también podría cerrarse. Moví la manija y se abrió.

Lo que resultó fue una habitación pequeña y poco iluminada. Había varias pinturas en las paredes, todas blancas. También había una mesa en el centro con varias pinturas y pinceles. Al lado de la mesa, en una mesa de caballete había otra pizarra en blanco. No sé si el ángel estaba pintando, porque todas las imágenes estaban en blanco y la habitación parecía muy polvorienta.

Fui a la mesa y miré los objetos de arriba. Vi un cepillo, y cuando era un niño curioso lo recogí. Cuando lo toqué, hubo un destello en mi mente. Me encontré en una habitación bien iluminada, con el viento golpeando una enorme cortina de color crema que cubría una gran ventana que daba a la calle. Hubo un pequeño sonido al tocar algún tipo de música que no podía conocer y frente a mí un cepillo que estaba en mi mano pasó felizmente sobre un lienzo...

XXX: ¿Qué haces aquí?- Preguntó alguien detrás de mí.

Regresé a la normalidad. Solté el cepillo sobresaltada y me di la vuelta. No era el ángel ...

Memoria PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora