Capítulo 15

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Compras

Esa tarde pasó rápido. Hice varios tipos de exámenes y la mayoría ni siquiera sabía para qué era. Cuando entré en cada máquina extraña, vi la afición de Amanda por Christopher y extrañamente me atrapó con un poco de ira hacia ella. ¿El motivo? No tengo idea. Pero parecía que Christopher debería ser solo mi ángel de la guarda y de nadie más, un pensamiento que me asustó tanto egoísta y mal.

Pasó la tarde, terminaron los exámenes y mientras la Dra. Amanda estaba hablando con el ángel en su oficina, yo estaba con Anahí afuera. Extrañamente la Dra. solo quería que Christopher viera los exámenes y eso me preocupaba. ¿Tenía algo serio o era solo otra razón para que ella estuviera a solas con él? Confieso que preferí la primera opción ...

Apoyados en la enorme ventana panorámica que se extendía a través del corredor donde estábamos esperando, pudimos ver la ciudad y su hormiguero loco y ruidoso en funcionamiento. Anahí estaba escribiendo algo en su teléfono celular, como de costumbre, y parecía una cara muy satisfecha, como si otra pareja feliz se hubiera unido.

 Dulce: Ayer, antes de que llegaras, cuando estaba en la habitación de Christopher, recordé algo.

Anahí: ¿En serio? - Dijo un poco sorprendida. - ¿Alguna pista sobre tu familia?

Dulce: No estoy segura si puede ayudar, pero era pintora antes del accidente.

Anahí: Pintora? - ella me mira de arriba abajo - No pareces una Pintora.

Dulce: ¿Cómo que no parezco? ¿Crees que no fue un recuerdo, que pudo haber sido mi imaginación?

Anahí:  No, te creo, simplemente no puedo imaginarte frente a un lienzo blanco, estar con ropa sucia con pintura, pensando en lo que pintarías.

Dulce: Tampoco pareces un médico.- le dije en respuesta.

Anahí: ¿No? ¿Y que parezco querida? - Dijo sosteniendo sus manos en su cintura con una sonrisa en su rostro.

Dulce: Um ... tal vez modelo ...

Anahí se rió sin parar.

Anahí: Si fueras hombre hubiera sido una buena estrategia para coquetear - dijo entre una sonrisa y otra - Gracias por el cumplido, pero no me identifico con esta vida de vanidad y perfección que tiene que tener una modelo. Ser médico siempre ha sido mi sueño desde que era pequeña ...

Dulce: Me alegra que lo hayas hecho.

Intercambiamos sonrisas de afecto. Anahí era una mujer muy diferente e interesante y disfruté de su compañía. De repente, chasqueó los dedos como si tuviera una idea.

Anahí: No tienes ropa, ¿verdad?

Dulce: Bueno ... solo el vestido que Christopher me prestó.

Su rostro cayó por un momento como si estuviera sorprendida.

Anahí: ¿Un vestido rojo vino? - ella preguntó.

Dulce: ¿Si porque?

Se hizo un gesto para sí misma como si algo se hubiera hecho. Poco después, volvió a mirarme totalmente emocionada.

Anahí: Pero no tienes otra ropa, ¿verdad?

Asentí con la cabeza.

Anahí: Entonces, después de salir de aquí, te llevaré a comprarlos. Una mujer hermosa como tú no puede usar esos pantalones. - Habló mirando la ropa que Christopher había dado para la consulta. 

La puerta de la oficina del Dra. Amanda abrió y, desde el interior, ella y Christopher salieron que tenía un sobre en la mano. Me miró con cara de preocupación. Sentía que estaba viendo a alguien que podía morir en cualquier momento y eso me dio un escalofrío.

-¿Y ahí? - dijo Anahí un poco tensa, notando su mirada.

Christopher: Los exámenes no dijeron nada, bueno pero por si acaso, la próxima semana iremos a otro médico.

Dulce: Otro? ¿Pero por qué está todo bien? - Yo pregunté.

Christopher: Solo como precaución ... - dijo mirando a la esquina a Anahí. 

Ella pareció entender. Estaba flotando allí ... Anahí tomó la mano de Christopher y luego la mía, arrastrándonos por el pasillo.

Anahí: ¡Vamos, Christopher! ¡No puedo creer que no la hayas llevado de compras! ¡La pobre no tiene nada que ponerse!

Christopher: Pero ... yo ... pensé que tu podrías ser una mejor compañera para ella en estas cosas.

Ella continuó tirando de nosotros y pude ver que la Dra. Amanda quería decir algo más. ¿Que sería? ...

Anahí: Necesitamos un hombre para llevar las bolsas-, dijo, guiñándome un ojo con una pequeña sonrisa.

Christopher solo se ríe consternado. No pude evitar sonreírle a la cara y cuando vio que estaba sonriendo, él también se echó a reír. Dios! Esa sonrisa era contagiosa ...

Memoria PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora